Día 5

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Universo moderno.

Apostador/Juego/ Cafe

TORMENTA EN EL CAFÉ CARAMEL

La castaña observaba inmóvil desde el otro lado de la barra al rubio, había entrado como sin nada a la cafetería, estaba tan tranquilo mientras que a ella se le había olvidado hasta como se respiraba. No podía apartar los ojos de él, el rubio lucía tan bien a sus ojos y tan feliz, que hizo que la castaña se preguntará si estaba tratando de vengarse de ella, en el fondo sabía que Sanji no era ese tipo de persona aun así aparecer en la cafetería de tu exnovia con una chica del brazo era tan cruel.

Colocó su mejor sonrisa y se acercó a la mesa donde se sentaron, no iban solos al menos, reconocía los rostros de los amigos del rubio y eran tan ruidosos cómo los recordaba.

- Buenas Tardes bienvenidos al café Caramel ¿Puedo tomar su orden?

La mujer mantuvo una sonrisa en el rostro mientras observaba como el rubio se tensaba ¿Acaso pensó que ella no se atrevería a acercarse? ¿Se suponía que ella se ocultara en su propio café? Si eso era lo que él quería, ella no le daría ese gusto.

Tomó la orden de los de la mesa y se fue, trataba de controlar cualquier pizca de celos que llegara a sentir ¿Por qué decidió ir a su café? ¿Era una clase de juego cruel?

No lo había visto desde que se separaron y ahora aparecía con una exuberante mujer extranjera, incluso si trataba de concentrarse en preparar los pedidos, miraba hacia la mesa, tenía que dejar de hacerlo, pero no podía evitar compararse con esa mujer extraña que abrazaba al rubio de forma tan íntima.

¿Qué cosa tan fabulosa tenía ella para que su ex prometido la eligiera? ¿Era ese cabello negro largo? ¿A Sanji le gustaba el pelo largo? No debió cortar el suyo, si lo hubiera mantenido ahora mismo le llegaría por debajo de la cadera y no poco después de los hombros, tal vez eran sus ojos, aunque ambas tenían los ojos castaños ... ¿Su cuerpo? ¿Su forma de vestir? ¿Tenía una personalidad interesante?

Su cabeza simplemente trataba de darle alguna razón por la cual esa mujer era mejor que ella, era tormentoso y quizás debería dejar de atender esa mesa porque por más discreta que estuviera siendo no podría mantener su "indiferencia"

Al final, eso hizo, le encargó la mesa a uno de sus trabajadores y se quedó en la cocina, se negó a salir por el resto de la jornada. Cuando finalmente lo hizo fue a la hora de cerrar, ya no había nadie en el restaurante.

Tras cerrar la puerta soltó un suspiro cansado, ese día había sido demasiado agotador para la joven de tres ojos, demasiado estrés innecesario

- Pudding-chan, buen trabajo el día de hoy

Escuchar la voz hizo que la mujer diera un respingo por la sorpresa ¿Que rayos hacia afuera de su negocio? Si se había ido hace horas, le tomo un momento reaccionar y girándose a ver

- ¿¡QUÉ RAYOS HACES AQUÍ COMO UN MALDITO ACOSADOR!?

Gritó la mujer para poco después cubrirse la boca con una de sus manos, no podía evitar tener reacciones malas ante situaciones inesperadas y gritarle a la gente, pero no obtuvo una mala respuesta en realidad el rubio soltó una risa divertida

- Es encantador volver a escuchar tu voz Pudding-chan

- Cállate idiota ¿Qué quieres?

- Bueno quería hablar contigo, no me gustaría irme y dejar las cosas así

- Cuánto descaro, si te refieres a tu nueva novia, me da igual a quien te folles

Besos de chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora