Besos de chocolate

Día 7

Amor y Monstruos

La sensación agridulce aún se mantenía en su pecho tan fuerte como en aquel momento en que apareció, ella jamás pensó que pasaría, en su vida no se suponía hubiera espacio para una emoción tan irregular, desde niña el amor era un concepto ambiguo y confuso.

Así que le tomo un tiempo caer en cuenta que estaba atrapada en esta emoción, estaba profunda y absurdamente enamorada, de un hombre, un príncipe, un cocinero, un pirata, un enemigo, aquel al que debía matar...

Después de tantos años odiando todo y a todos este hombre se deslizo tan fácilmente en su corazón que no supo cómo tratar con esto, sabía que lo quería, pero no podía tenerlo, era un enemigo, era un pirata...pero también era su prometido.

No debería causarle tantos estragos este término, "Prometido" solo era un papel en el plan inicial, "Prometido" el hombre con quien fingiría casarse para luego eliminar, pero cuando su corazón fue tomado el termino paso de ser una molestia a un anhelo ¿podía el ser su prometido real? ¿Estaba bien que deseara casarse con él un día?

Su hermana mayor Lola le hablo del amor una vez antes de irse "Pudding un día encontraras a la persona con la que quieras pasar el resto de tu vida, encontraras al hombre con el que quieras casarte" si bien tenía esas palabras en la mente nunca creyó realmente en ellas porque ¿Qué hombre querría casarse con un monstruo como ella?

Ese ser parecia una ilusión en un lugar tan enloquecido como Tottoland, pero ahora... ahora todo lo que podía pensar era que su hermana tuvo razón "Lola, encontré al hombre con el que me quiero casar" fue algo que pensó mientras preparaban el pastel para su madre.

A pesar de eso, tal como se supo desde el principio ese hombre no era suyo, podrían haberse comprometido, haber dicho todos los votos y estar a un beso de volverse esposos, pero este hombre, Sanji... él no era suyo, era del mar, de los sombreros de paja, de All Blue y debía volver con ellos.

A veces mientras mira el hermoso azul del cielo se pregunta ¿Por qué razón no trato de ir con él? Y la respuesta viene rápido, es porque por mucho que ella lo amara ella tampoco era de él, ella le pertenecía a su madre, a Chocola Town, a los piratas de Big Mom, a su familia ... ella no podía dejarlos, ellos no la dejarían ir, su habilidad, su posible don para leer aquel antiguo lenguaje cincelado en los Poneglyph era también la más fuerte cadena que tenía.

Así que lo dejo ir, esa noche en el callejón mientras lloraba y el más extraño sentimiento afloraba en su pecho, ella lo dejo ir, tomo egoístamente sus recuerdos y aquella acción que se suponía debía unir a las personas los separo, el beso que no le dio en el altar fue su último contacto con su amado, a quien le debía más que solo un poco de ayuda en la cocina.

El sabor agridulce del adiós se instaló en su pecho desde entonces, los labios de su amado tenían un curioso sabor a tabaco, pero eran tan dulces, le pareció el mejor sabor del mundo, poder abrazarlo fue un regalo para ella, uno que desgraciadamente no estaba segura de volver a tener.

Mirando al mar desde el puerto de su querida Cacao island aun siente el cosquilleo en sus labios aun percibe el aroma a tabaco y mar, por tonto que parezca en esos instantes siente que si cierra los ojos y estira la mano lo suficiente podrá alcanzar a su amado cocinero aun si está a cientos de kilómetros lejos de ella.

El dolor se presenta cuando al abrir los ojos solo esta ella con los dedos apuntando hacia el horizonte, sola y sintiendo su corazón desplomarse, pero no llora, no derrama lágrimas, ella es Pudding Charlotte, hija de una Yonko, ella es Pudding, la segunda hija favorita de Tottoland, ella es... Ella es Pudding el monstruo de tres ojos y los monstruos no lloran por un corazón roto ¿Verdad?

Quizás lo hacen, quizás los monstruos de tres ojos lloran, pero lo hacen en la soledad de la noche, lloran cubiertos por la cobija abrazándose a si mismos, pueden llorar por un amor perdido incluso si son conscientes de que nadie va a consolarlos, lo sabe porque ella es un monstruo y descubrió de la peor forma que los monstruos también se enamoran.