rosita [hyunin]

011

-No crea que desde el comienzo fue así, suelo decir que sí porque dar motivos me parece aburrido. Pero, usted necesita saber todo así no sea de su interés. - Hyunjin  parecía no querer darle más vuelta que ir al punto, y el hombre delante suyo parecía entenderlo mientras permanecía sentado sin decir nada. - Mis padres jamás se quisieron, o al menos no me permitieron ver eso, día y noche discutian  y se hablan horrible, pero no era como que me prestarán la atención suficiente; era un simple muñeco en esa casa apestosa. Y siguió así, hasta que entre a la primaria y comencé a conocer a otros niños, diferentes personas, ajá.

-No parecía gustarles que yo conociera a otro tipo de gente, pues ellos siempre llevaban a la misma mierda a mi casa, y cuando digo mierda me refiero a esas estúpidas personas asquerosas que son iguales a ellos. Hacían reuniones todos los días donde el alcohol no faltaba, ni la droga, mucho menos los amantes estúpidos que los terminaban dejando cuando veían que sus promesas jamas serían cumplidas. Pero no era como que yo les importara de un momento a otro; si comía, me bañaba o existía no era asunto de ellos.

-El primer golpe llegó semanas después cuando a esos viejos estúpidos se les ocurrió que yo sería el encargado de hacer sus mandados. -Sonrió incómodo mientras se dejaba caer en el sofá con molestia. - Esa mujer estrelló su mano en mi cara las veces que quiso, y odié como se rió de mi cara llorosa después de eso. Y todo ese ciclo se repitió por años volviéndose más dañino y enfermizo, donde sus golpes se aferraban a mi cuerpo, donde sus estúpidas palabras sin valor se grababan en mi cabeza como eco. Lo soporté porque crei que estaba bien, pero vamos, ¿CÓMO MADRE PUDE SER TAN PENDEJO Y NO VERLO?

-Y no sólo eso, yo por estúpido me causaba daño sabiendo que no tenía que hacerlo, pero eso no me detenía. - Golpeó su pierna con enojo. --Miré, todo el tiempo las personas que me rodean me dijeron que tenía que salir de un ambiente como ese, pero créame que no quería verlo, hasta que una persona, con estudios, honrada y actitud relajada me dijo que su infancia había sido similar a la mía. Ahí supe que yo podía sobresalir y tener una vida que desde pequeño me fue negada.

-Y si, lo hago por mi. Porque yo debería ser el único motivo por el cual quiera ser diferente, más, el día de mañana quiero que esas dos personas que son importantes para mi vida sigan ahí. No quiero ser egoista o una carga innecesaria, pero tampoco quiero estar solo.

[.....]

-Mesa tres, Hyunjin.-El pelinegro asintió caminando a la mesa con una pequeña sonrisa en el rostro. Se sentia afortunado de haber conseguido trabajo como mesero en un pequeño local que quedaba a ocho cuadras de donde vivía, pero al menos, ahora podría hacerse cargo de lo suyo y poco a poco saldría de ese agujero asqueroso.

Ese era su principal motivo, el salir y jamás volver.

Nunca serás nadie en la vida, porque todos prefieren a personas exitosas, y tú eres un ser despreciable que se rinde ante cualquier cosa.

Al menos ahora tenía otra idea en mente, algo que jamás pensó que tendría porque sus pensamientos estaban sumidos en tantas cosas que cubrían la salida.

Hasta que esta fue la que más se dejo ver dejándolo llegar a ella.

Miró de reojo la barra, donde el castaño de rizos lo estaba esperando mientras avanzaba con su tarea, más esa malteada de fresa que se encontraba entre sus manos mientras leía. Sonrió más grande cuando vio su nariz manchada del glaseado de la misma.

Y probablemente él fuera un ser inseguro, poco amoroso, tonto, poco atractivo y no pensaba mucho antes de decir las cosas, pero se sentía cómodo con lo que era, porque dentro de cada defecto había algo a destacar.

No podia vivir de los comentarios ajenos.

No podía tirarse y tomar de la primera bebida que encontrará en su casa.

No podía salir y fumar para relajar su cuerpo.

No podía solucionar todo con algo que le hará daño con el paso de los años

Entregó la hoja a la señora de la cocina, y camino hasta tener su cabeza sobre la del menor.- Deberías ir a tu casa,

- Te prometi acompañarte en tu primer día de empleo, desde la semana pasada que se te veían las ganas por comenzar algo nuevo.- Se dio media vuelta con el banquito, Hyunjin tomó una cervilleta de su bolsillo y retiró la mancha con cariño.

-Yo sé que lo prometiste, pero el local cierra tarde y lo último que quiero es que te suceda algo .

-¡No me pasara nada!-Tomó la palma del mayor y la llevó a sus labios donde dejó un besito. -Hable con papá y él se encargará de decirle a mamá, y para que estés más cómodo con esto, el pasará por nosotros.

-Eso no me hace sentir más cómodo.

-Tranquilo, a papá le caes bien. - Sonrió. - Libero la mano del mayor y la llevó hasta su camisa, donde se quitó un pequeño ganchito con forma de luna. Tomó el mandil de Hyunjin y lo colocó cerca de su pecho. - ¡Escucha, escucha! tú eres la luna y yo el sol - Mostró el otro ganchito pegado a su camisa con orgullo - No sé si recuerdes aquella leyenda donde cada tantos años la luna y el sol tienen la oportunidad de rozarse, creando así al eclipse más hermoso de todos.-  Hyunjin  sonrió de lado sabiendo por donde iba todo eso, pero ver la carita de felicidad del menor brillar le hizo quedarse-Pues supongamos que yo soy tu sol, y que esta vida es nuestra oportunidad de querernos, para así, volver a perdernos por otros miles de años, hasta encontramos y volver amarnos.

Jeongin rizó sus ojitos mientras se apegaba al pecho del mayor, sonriendo de esa forma tan bonita mientras se restregaba su olor a mora en el de cigarrillo a causa de Hyunjin. El mayor seguía sin dejar ese hábito, pero él no podía obligarlo a nada, porque era algo que él debía proponerse.

-Te quiero, Jeongin. Y cada día que pasa haces que te quiera un poco más. -El menor chillo y alzó su carita para que lo besara, cosa que no tardó en suceder siendo besado por todo el rostro.