❤️‍🔥❤️‍🩹. 2. La chica Que Se Percata Del Pasar de La Vida. ❤️‍🔥❤️‍🩹

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Lo primero que me llega al móvil nada más levantarme al día siguiente es un mensaje de mi tía-abuela Made para desayunar con ella y sus hijas, que son también mis tías segundas, Nadia y Sabrina. Me escribió ayer por la noche para vernos ya que sabía de mi reciente llegada.

Recuerdo un montón de cosas que he vivido con ellas en mi infancia. Estábamos muy unidas. Cada vez que venía de vacaciones a Quebec, Sabrina le pedía a mi madre, incluso de rodillas algunas veces si hubiese hecho falta, que me dejara dormir en su casa.

Pero a medida que pasó el tiempo, no las volví a ver. Es más, mi primo-hermano Leo tiene cuatro años, y no veo a Nadia ni a Sabrina desde antes de enterarme que tía Abigail estaba embarazada.

Ha sido mucho tiempo sin vernos, pero por alguna razón, algo me dice que tampoco es que se vayan a emocionar mucho cuando me vean. Ya lo hicieron la última vez cuando las vi a los doce años, esa mirada fría y que gritaba "¿me puedo ir ya?", y no como las de antes que se ilusionaban al verme.

Por una parte me duele, pero comprendo que el tiempo y la distancia puede ser un gran problema para quebrar buenas relaciones, y no todas de amor precisamente.

De inmediato, mi móvil empieza a sonar y contesto a la llamada de tía Made con la cara un poco somnolienta. Esta mañana es preciosa, por lo que, me levanto con buen humor.

—Hola, tía —contesto nada más me pego el móvil a la oreja.

—Hooola, Emma —me saluda una voz que, por lo que escucho, no ha cambiado demasiado desde hace cinco años.

Abro los ojos por la impresión.

—¿Sabrina? —espeto con una gran sonrisa.

—Sííí, soy yo. Qué alegría escucharte.

—Yo... Es... Hostias. No... puedo creer que esté hablando contigo. Pero..., ¿este número no es el de tu madre?

—Sí. Se está terminando de arreglar, y me dijo que te llamara para preguntarte si estás ya lista.

—Espera, espera, ¿cómo que lista?

—Claro. Hemos quedado en recogerte en quince minutos —Me quedo en silencio. Miro la hora rápidamente en el móvil y sí, vienen en quince minutos. Y yo que pensaba dormir más —. ¿Te has olvidado de que íbamos? —me pregunta Sabrina cuando se da cuenta de que tardo en hablar.

—Algo así. Lo siento, de verdad. Es que ayer me quedé despierta con mi abuela hasta tarde y...

—Bfff, entonces no hace falta que digas más, Emma. Mi tía Yvette puede quedarse incluso hasta las seis despierta cuando al día siguiente no tiene trabajo por la mañana. Ya he ido a su casa a dormir un par de veces.

Suspiro de alivio tras soltar una pequeña risa por lo que me acaba de decir.

—Pues yo me quedé solo hasta las tres, y ella se quedó leyendo un libro. A saber cuando se durmió.

—Me lo puedo imaginar —Se ríe por unos segundos —. Bueno, si quieres, podemos pasar por ti en un poco más de tiempo —me ofrece con amabilidad.

—Solo con pasar dentro de media hora es suficiente. Yo no tardo nada en vestirme ni en arreglarme.

—Está bien. De eso sí que me acuerdo. No estás incluida en el tiempo de acicalamiento de la chica promedio.

—Ya ves —digo orgullosa de mí misma.

—Te veo entonces dentro de media hora. Hasta luego.

Y cortada la llamada, me dirijo al baño y me cepillo los dientes para después lavarme la cara. Tras ello, vuelvo a mi cuarto y busco qué ponerme. En mi armario voy pasando prenda por prenda para ver con cuál puedo ir hoy a desayunar con mis tías.

En El Cuarto de Al Lado ✔️[COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora