Isabella acaba de ganar por completo.
—Ahora que tenemos esta victoria asegurada, id a por Dallas Barkley. No descanséis hasta dar finalmente con él, ¿me entendéis? —ordena mi tía a sus hombres.
—Si te trajimos incluso a los padres, podremos con ese individuo —dicen los dos al unísono y corren hacia la puerta.
—¡Noooo! —gritan mis padres a la vez repetidas veces.
—Ay, por favor, no armen tanto alboroto, chicos, deberíais estar orgullosos de vuestra hija, que es tan valiente que va a entregar su vida por sus papis —dice Isabella estallando en risas una vez más.
—¡Eres una hija de puta! —empieza a decir mi madre.
—¡Ni se te ocurra hacerle nada, Isabella! ¡Cuando salgamos de aquí, se lo diremos a la policía para que te vayas de cabeza a la cárcel! —le acusa mi padre, perdiendo los nervios.
—Bueno... —A Isabella parece no importarle mucho —Yo voy a la cárcel, pero vosotros no tendréis hija. Todos salimos perdiendo. Hay justicia por fin.
Mis padres tratan de luchar, pero no tienen nada qué hacer al respecto. Mi madre trata de desatarse las manos con la misma fuerza que tuvo para romper la cuerda y quebrarle la nariz a Isabella, pero no hubo manera.
La única condenada que hay aquí soy yo y solamente yo. No puedo dejar que mis padres pierdan todo lo que tienen, y tampoco voy a hacer que arriesguen sus vidas solo porque quiero irme al lado del chico que más he amado en toda mi vida. Y lo voy a seguir haciendo hasta que la conciencia se vaya de mi cuerpo para siempre.
Aunque, ahora que rebobino, Isabella ha mandado a buscar a Dallas. Sus hombres lo van a traer hasta aquí, seguro para que vean cómo acaban conmigo de la forma cruel que seguro que están pensando. No creo que sea al estilo Terrifier, pero sí una que puede crear un trauma de por vida.
Lamentablemente, eso ya no lo puedo cambiar. No me importa nada. Nada tiene por qué hacerlo ahora que sé cuál es mi destino.
—Uy, esto sí que es bueno, joder. Halle y Dereck van a pagar, Halle y Dereck van a pagar... —empieza a canturrear Isabella, dirigiéndose a la puerta que lleva al interior de la casa, y desaparece.
Y otra vez, vuelve el momento de soledad con mis padres, y también el último.
—¡Pero estás loca! —me reprende mi madre en unos gritos que parecen alaridos de no ser porque está hablando —¡Deja de hacer gilipolleces, Emma! ¡No voy a dejar que mueras! ¡No hagas esto!
—¡Escucha a tu madre, por favor, Emma, no podemos vivir sin ti! ¡Escúchanos! ¡Nosotros ya hemos tenido una vida, ahora te queda a ti aprender mucho de ella y vivir experiencias nuevas! ¡No te vayas, hija, joder, por favor! —me suplica mi padre en un tono que hace que las lágrimas broten de mis ojos sin quererlo.
Pero ahora no es el momento para que me ponga sensible, es en el que tengo que hacerles entender por qué estoy haciendo lo que estoy haciendo con seriedad y precisión.
—¡Vosotros también tenéis que experimentar muchas cosas! Mamá, tú tienes que ver a Michelle crecer, tienes que verla feliz, tienes que ver cómo avanza en cada etapa de su vida en el futuro; y tú papá, vas a volver a rehacer tu vida por fin con una mujer que se nota que te ama por todo lo que me has dicho de ella en este tiempo que habéis salido juntos, y ella no se merecería que la abandonaras justo antes de vuestra boda, tienes que ser feliz a su lado.
—De todas las mujeres que han pasado por mi vida, tú eres la primera por la que yo daría mi vida, hija, y mi novia lo entendería porque sabe que te quiero a pesar de la poca comunicación que hemos tenido. Déjame hacerlo a mí, Emma. No me hagas sentir culpable por el resto de mi vida si te vas.
ESTÁS LEYENDO
En El Cuarto de Al Lado ✔️[COMPLETADA]
RomansVolver a Quebec a la casa de mi abuela desde Manitoba fue la mejor decisión que he tomado en la vida. Después de tantos años de soporte de miradas criticonas y burlescas en el instituto y de por fin marcharme de casa, siento que soy libre. Y así e...