26: 𝚎𝚜𝚌𝚊𝚙𝚎

35 3 0
                                    

Y así transcurrían los días, que ya no parecían eternos. Nos turnábamos de a dos personas por día para visitar y llevar alimentos a Eddie, aunque yo en algunos casos

Casi siempre

Iba en la noche a visitarlo, lo extrañaba y siempre tenía presente mi miedo a que alguien lo encontrara o pasara algo mientras se encontraba solo.

O bueno, no sólo era en la noche, de hecho siempre buscaba ratos libres y eso me hacía sentir tranquila.

— Estoy cansado de esto. — Dijo, dejándose caer en el colchón del suelo.

Sin decir nada, lo miré fijamente.

— Es decir, esta es la vida común de un fracasado, pero... simplemente, no lo sé, no creo merecer todo esto— él miraba un punto fijo mientras sus ojos lucían húmedos. — soltó un suspiro mientras agarraba su cabeza.

Auch.

— No digas eso, aghh. Créeme que jamás había creído enfrentar una situación así y... en otra circunstancia, hubiera salido a correr. No puedo, porque eres tú; todo lo que hago, incluso esto, es con amor y tienes toda mi disposición. Esto ya comenzó, la investigación está casi concreta, sólo falta tener pruebas contundentes para sacarte de todo esto, y lo haremos, ¿Si? — Agarré su rostro con mis manos. — ¡Y tú! No vuelvas a decirle "fracasado" a Eddie. — Chisté con la intención de sacar su linda sonrisa y lo logré.

Él agarró mi cintura haciendo que quedara recostada a su lado.

— No prometo mucho. — rió.

— Eso no da gracia, Munson.

— Me gusta miss amargada — Frotó nuestras narices para sacarme una sonrisa.

Cosa que con sólo mirarme, lograba.

Luego volvieron los pensamientos intrusos, como los odio.

—Eddie

— Dime, princesa.

— No puedo verte así.

— ¿Cómo? — Arqueó una de sus cejas.

— Tan hostigado, cansado y... mal, duele, ¿sabes?

— Pero pronto se soluc-

— Pero no quiero que siga pasando. — Él me miraba extrañado — Tú... ¿te arriesgarías... a salir? No lo sé, es complicado, pero empezar a normalizar un poco más las cosas hasta que todo vuelva a estar bien.

— ¿Ahh? — Él seguía mirándome, extrañado, pero esta vez sonriendo.

— Mira, ahmm, descartaron la investigación en mi casa ya que consideraban inútil seguir buscando pistas allí y por eso podrías quedarte algunos días, si quieres o si te sientes bien arriesgándote a salir — Me quedé en silencio esperando su respuesta.

— No puedo mentirte, es arriesgado— Se quedó en silencio unos segundos para luego dar una amplia sonrisa— como yo. — De inmediato empezó recogiendo algunas cosas del suelo y su máscara que le dio Max, en caso de que tuviera que salir de emergencia.

—¿Qué haces, Eddie? — Dije, confusa.

— Huir de esta... cosa.

Iba a decir una palabrota, estoy segura, pero se cohíbe de hacerlo a veces.

— ¿Ahora? ¿Seguro? — Parándome.

— No, me falta algo antes de la máscara.

Sin más, se acercó a mí y besó mis labios con suavidad.

— Listo.

Con mucho cuidado y miedo, ejecutamos el plan y... sorprendentemente, lo logramos, me causó un gran alivio. Afortunadamente, mamá y papá no se encontraban en casa, como siempre; se encontraba Nancy, pero ella sabía desde un principio sobre esto, no estuvo muy de acuerdo ya que pensaba que era muy arriesgado.

No hubo mucha charla abajo, así que subimos rápido.

— Bien, señor sucio. Todo salió bien, entonces, puedes ir a tomar un baño. Mira — Agarré unas sachets de jabones y shampoo — Los compré para ti.

— ¿Insinúas que soy un sucio, puerco? — Puso una mano en su pecho fingiendo estar indignado.

— ¿Cómo podría? — Seguí su juego. — No puedo. Y toma rápido esto, ya mi manito está cansada.

Él se acercó y besó mi mano y la mitad de mi antebrazo.

Al salir de su espumoso baño, preparado por mí, se tiró en mi cama aún secando su cabello.

Que mal momento para que se viera así de sexy.

— Y... ¿dormiré contigo? — Dijo, con cara maliciosa.

Piqué sus costillas, mientras él se quejaba.

— ¡Auch! Era broma, era broma, jamás lo haría sin consentimiento. – Se quejó mientras sonreía.

— Bien. Yo dormiré en el sillón y tú en mi cama.

— ¡¿Qué?! Por supuesto que no — Por supuesto que sí, Eddie — tú dormirás mucho más incómoda.

— Te equivocas, amo el sillón. Y si no lo amara, me interesa más que duermas bien.

— Pero...

— Sin discusión, Míster Munson.

Organicé la cama y puse sábanas más cómodas.

Como sabía que tenía hambre, antes de dormir, hicimos pancakes juntos y los comimos arriba de la cama, por suerte no hicimos un desastre.

— Te voy a contar una historia para que logres dormir y luego, me iré a mi sillón.

Él giró su cuerpo por completo hacía mí mientras me miraba con ojos somnolientos.

Comencé a contarle una historia improvisada sobre un ratón y una mariquita; cada que mencionaba algo gracioso, él reía y no parecía importarnos mucho el ruido.

— Y después...

— Y después... — Apoyó su codo en la almohada mirándome directo a los ojos — El ratón besó la mariquita así — Me dio un corto beso en los labios. — Y vivieron felices por siempre, así es como termina, estoy seguro.

— Atinaste.

Luego de hablar poco gracias al sueño, él acariciaba mi cabello hasta que sentí que dejó de hacerlo, estaba dormido.

Fui a mi sillón y no tardé mucho en hacer lo mismo.













No puede ser, una mariquita y un ratón enamorados.

Trataré de que en el próximo cap, tengan protagonismo el pov de Eddie y el narrador omnisciente.

Gracias!<3

𝒰𝓃 𝒷𝑒𝓈𝑜 𝒹𝑒 𝟣𝟩 𝒶ñ𝑜𝓈: Fanfic (Eddie Munson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora