Omnisciente: Y allí se encontraban los dos, en la Van, escuchando música no habitual en ellos, disfrutando del aire que pegaba en sus rostros y la tranquilidad que los invadía.
— Llegamos, bella princesa.
Al bajarme me rodeaba un agraciado panorama verde y una autocaravana, al entrar acogedor; con cierto olor familiar.
— ¿Crees que aquí haya señal? — Pregunté, inocente.
— No te preocupes, en la orilla de allá puedes comunicarte con "tu aparato" — Contestó, rodeando una mano por mi cintura y con la otra señalando por la pequeña ventana.
— Adoro estar acá por fin contigo — solté.
— Después de todo, aquí estamos.
— ¿Vas a practicar guitarra delante de mí? — Al recordar que su guitarra nos acompañaba.
— Sorpresa.
En el transcurso del día estuvimos nadando, bailando, saltando, jugando como dos niños y contando anécdotas abiertamente.
Ocupé a Eddie a buscar provisiones de la misma naturaleza, él no debe estar para poder preparar comida, mascarillas y sacar unas cintas viejas de terror que mamá tenía entre sus cosas.
Justo al terminar, entró afanado y sonriente.
— Uhhhhhhhh
— ¡Sorpresaaa! — Me levanté rápidamente.
Él observó todo y antes de dar un pequeño beso, agarró una de las fresas que había.
— Es perfecto. Todo es perfecto. Jamás me había sentido así de perfecto.
Reí.
— Bueno, siéntate mientras lavo lo que trajiste.
— Sólo... traje... Unas moras! — Dijo riendo con miedo.
— No voy a morderte.
— Qué lástima.
Los dos terminamos empapados gracias a los juegos en la cocina. En un momento, Eddie sacó su guitarra y fue a la parte trasera, separando una silla para mí. Me senté allí escuchando una melodía tranquila. Él comenzó a cantar una hermosa canción romántica, la letra tenía un parecido a nuestra historia y hablaba sobre sentimientos profundos.
— La escribí para ti.
Sonreía y la alegría era inexplicable, pero seguía en silencio.
— Anhelo ser tuyo.
De nuevo mi corazón estaba a punto de salir y me daba la impresión de que el tiempo no corría. Éramos él y yo.
— ¿Puedo ser tu novio? — Dijo, acercando su rostro con una tierna sonrisa.
Sin responder, agarré su rostro dulcemente y besé cada parte de su cara.
— Fue un lindo sí, gracias.
SON NOVIOS.
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𝒰𝓃 𝒷𝑒𝓈𝑜 𝒹𝑒 𝟣𝟩 𝒶ñ𝑜𝓈: Fanfic (Eddie Munson)
Fiksi PenggemarReencuentros, acoplarse de nuevo a lo que conocía y vivir lo desconocido. Nada fuera de lo habitual, a excepción del chico con cabello rizado; abundante y largo. Estilo peculiar... Indudablemente, su alma gemela... "Comencé a vivir a los 16 años"