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pov/omnisciente

Spreen sabía que era inevitable, estaba atrapado en su propia mente, y sus pensamientos eran perturbadores en situaciones como estas.

Sus manos se deslizaron sobre su rostro con frustración mientras la sensación de asco parecía crecer con cada imágen que le proporcionaba su celo.

Entrecerró los ojos con fuerza, obligándose a permanecer quieto, mientras trataba de olvidarse de las escenas carnales que habían estado invadiendo su mente, aunque eso en esta situación era casi imposible.

Respiro profundo para controlar su ansiedad, recordándose a sí mismo que una vez que su calor pasara, todo esto desaparecería.

Se sofocaba con sus pensamientos y se burlaba de sí mismo por la manera en que estaba deseando al hechicero del pueblo verde, y por lo mucho que le repugnaba su deseo.

-Odio esta mierda...-

Pasaron unos largos minutos de silencio, en los que el híbrido parecia irritado por una gran variedad de cosas.

Después de todo, no ha comido, no ha tomado sus supresores y no ha dormido bien.

Durante los celos del osezno el suele descuidarse totalmente gracias a que se veía sofocado por sus calores, deseos sexuales y sus hormonas, en general, por lo que las cosas cotidianas o los supresores se le olvidaba.

Un par de pasos en las escaleras se hicieron presentes, alertando al híbrido, quien aún se encontraba algo débil con toda la situación.

Unos golpes azotaron la puerta de la oficina, la respiración del oso se irregularido con la preocupación de no saber quien sería.

Alguien más descubriría su segundo genero si se sabía que ocurria tras la puerta.

-¿Sr Spreen?-

El híbrido respiro aliviado, era el amante de los animales, un beta, por lo que no sentía los aromas como llega a hacer un Alpha o Omega, aunque si le viera el sabría que ocurría con el híbrido.

-¡Hola, Mariana! ¿Que haces aquí?- Tartamudeo vagamente

-Ayer no me presente a trabajar, así que he venido hoy a hacerlo, una disculpa-

-¡No pasa nada! Vete, tienes 7 dias libres-

"Le daría menos días, los que me falten para acabar esta mierda, pero sería sospechoso"

-¿Se encuentra bien? Se escucha raro-

-Si, todo bien-

-Entiendo, entonces me iré ¡gracias por los días libres!-

Sin más, Mariana se retiro no muy convencido por esa semana libre que se le había otorgado gratuitamente, auqnue no reprocharia.

Por otra parte, el híbrido relaja sus músculos al saber que se fue y que sus pensamientos, por un pequeño instante, dejaron de crear imágenes tan repulsivas.

𝙋𝙖𝙥𝙚𝙡𝙚𝙨/𝙎𝙥𝙧𝙪𝙖𝙣/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora