#PovAEN
> Apariencias de Karmaland
> Rulexby
> Farytale AU
> Este OS Rulexby cuenta con dos POV's, el de Rubén lo pueden encontrar en la cuenta de @sROn103 (en twitter). Se llama "Magic Heart"Fairytale
Solía aborrecer su trabajo como guardián de los bosques mágicos, pues nunca sucedía nada, pero no había nada que adorara más que esos bosques. Criaturas corriendo de acá para allá, picoteando con ternura la mano cuando les extendía la palma en forma de saludo.
Siempre se sentía un ambiente ameno y tranquilo, con la luz colándose entre las hojas de los árboles durante el día, y jugando a encontrar estrellas entre las mismas hojas por la noche. Se sentía dueño del bosque y eso le encantaba.
Casi terminaba de atardecer cuando oyó el repiqueteo de un animal que corría. Un relinchido erizó los cabellos de su nuca y en busca del sonido se trepó a un árbol lo suficientemente rápido como para no enfrentarse a la amenaza sin un plan. A los segundos un caballo agitado y asustado llegó al claro del bosque donde estaba pasando el rato.
Un humano se encontraba sobre el lomo del caballo. Uno con los cabellos despeinados y una mueca de cansancio e incomodidad.
—¿Qué haces aquí?—Preguntó, atento a tomar su arco y flecha para eliminar la amenaza humana cuándo lo necesitara. El humano se tensó y buscó su voz, fallando en su misión. La oscuridad que había embargado el bosque luego de que el sol se terminó de esconder, no le permitía apreciar bien su rostro.
—Soy el príncipe Rubén Gundersen, y ordeno que te muestres.
Un humano con complejo de grandeza que aclamaba un título de príncipe que poco valía en su bosque mágico. Sintió la furia nacer en su estómago y quemar la sangre de sus venas, escapándosele una risa. El caballo retrocedió con temor, pero no era su vida la que quería.
—La insolencia de los suyos es lo que los lleva a su perdición. Estás muy lejos de casa, humano.—Goteando de sus palabras rabia, rió más fuerte. Risa tétrica y macabra cuyo único objetivo era burlarse de la arrogancia humana.
El humano una vez más lo buscó enloquecido, lo podía ver luchar consigo mismo, buscando decidir si empuñar o no su espada. Hoja de plata bañada en sangre.
—Creí que las bestias se quedaban en sus cuevas.—El comentario lo enfureció, cólera consumiendo su cuerpo en fuego imaginario. Gruñidos cortaron su propia risa, gruñó con ganas de saltarle encima. Los animales del bosque, atraídos por su propia furia, acechaban al humano con hambre. Apretó con fuerza su arco, pensando en terminar la situación robándose su vida.
Pero el pensamiento de que no quería ser igual que ellos le pasó por la cabeza.
Bajó del árbol con parsimonia, escondiéndose en la oscuridad, la sombra que la luna no llegaba a acariciar. Y se dejó ver. Blanco baño de luna que iluminó su tez, pudo observar mejor al humano haciéndose presente.
Grandes orbes esmeraldas observándolo desde la altura. Era, sin duda alguna, el ser humano más alto con el que se había cruzado. A pesar de hacerse el duro, orbes turbias y repletas de miedo, no dejaban de observarlo.
Al hacerse presente las criaturas mágicas retrocedieron, deshaciéndose en las sombras y permitiendo que el claro sea iluminado con pureza.
—No deberías estar aquí, humano.
Importándole poco la situación incómoda y amenazante, importándole poco lo que había sucedido, el arrogante hombre bajó del caballo de un salto. Su altura le intimidó, aún así no dio un paso hacia atrás, lo miró con firmeza.