El Demonio de la Máscara (Hazbin Hotel/Helluva Boss)

Versículo 1

Algunos libros y leyendas relatan las apariciones de un supuesto demonio, que era casi imposible de avistar. Aquél ente casi invisible que cometió una de las peores atrocidades hechas en el infierno.

El declive empezó cuando el 29 de Febrero de 1957, los mozos -policías del infierno, que solo existen en las ciudades más ricas- recibieron varias llamadas sobre un olor inaguantable que provenía de algún sitio. Estas llamadas fueron realizadas cerca de Supplie, una tienda muy famosa que, debido al pútrido olor, estaba perdiendo toda su clientela.

Nadie hizo caso a las llamadas y decidieron ignorar las adversidades y continuar con su vida.

Desde ese entonces el índice de asesinatos en el infierno aumentó en un doscientos porciento. Cuerpos por las calles, órganos, sangre por todos los rincones. Pero de todo ello había una cosa que no encajaba: Los cadáveres no tenían signos de apuñaladas o cortes.

Esto era más raro que una verruga en un diente, pues es bien sabido que la única forma de matar a un demonio es con una lanza angelical, las cuáles se roban cada año tras la purga y se venden en el mercado. Era todo un misterio el como había conseguido matar sin esas lanzas. Esa organización, fenómeno o ser empezaba a sembrar el caos por las calles de Magisk, lugar donde se avistó la primera víctima.

Los ricos temblaban de miedo y los pobres saltaban de alegría. "Os lo merecéis" gritaban algunos imps cerca de esas calles.

Los rumores empezaron a brotar con fuerza, y aunque al principio no se le dio tanta importancia, ya que a nadie allí abajo le importaba una mierda, la tasa de muertos no disminuía y empezaba a ser alarmante.

Un mes después un demonio de pelo azul y vestido como si fuese un señor, se encendía un cigarro en un balcón de ese mismo barrio. Azazel era su nombre.

Con habilidad empezó a fumar a través de la máscara que llevaba, con algún tipo de magia oscura. Tan sumergida estaba esa magia en su cuerpo que la usaba hasta para comer.

Esa máscara tapaba su cara, que sostenía una expresión de indiferencia increíble. Estaba aburrido, muy aburrido, y solo.

*Brrrrr* *brrrrr*

Alguien lo estaba llamando, el hombre dejó el cigarro levitando y tomó el móvil con la misma mano, seguido dejó el aparato de la misma manera, parecía algún tipo de kinesis.

-¿Dihga? -dijo con el cigarro en la "boca".

-¿Donde coño estás? -gritó una voz fuerte y varonil.

-La proxima vez que me hables así te tendré que partir los dientes con un sacacorchos, Darnell -respondió igual de tranquilo.

El tipo detrás del móvil se quedó unos segundos paralizado.

-¡Señor!, ¡perdone, pensaba-!

-Sí, sí, ya vheo que pienshas mucho -Expiró el humo con gracia- creo que no hace falta que te explique por que tengo el teléfono de Dimitri.

-¿Quien ha sido?

-Lo descubriré, tú dedicate a lo tuyo.

*Click*

Así cerró su conversación.

"Joder, vaya estropicio." Pensó. Dió un salto y bajó a donde estaba el cadáver de Dimitri, o lo que quedaba de él. Se agachó y empezó a tocar, analizando todo a detalle.

Un tipo con un bigote extraño y alta actitud llegó al sitio.

-Buenos días. -dijo en Alemán.

Azazel siguió analizando la escena.

*¡Cough!*

Ese tipo estaba intentando llamar la intención de Azazel. Indignado por no devolverle la atención lo tomó con fuerza del hombro.

Seguido el hombre se pudrió desde su mano hasta el resto de su cuerpo, no le dió tiempo a gritar y cayó al suelo.

"Parece que la torturaron, tiene marcas de quemaduras en todas partes", analizó su parte inferior. "Del torso para abajo esta casi de una pieza, supongo que la violaron, bueno, si es que se puede llamar así a esto"

Se levantó y llamó a alguien.

-En mi oficina hoy a las tres de la tarde, ya sabes lo que pasa si fallas.

-Sí, señor -respondió.

Azazel chasqueó un dedo y un portal gigante se abrió, el viento que emanaba mandó a volar varios coches y los restos de ese enano cabezón con bigote.

Su traje ondeaba con el viento.

-Altum Allevare -recitó con las manos en los bolsillos de su pantalón formal. A pesar del viento sus guantes negros se mantenían pegados a sus manos.

Instantáneamente todos los restos de vida fueron absorbidos por el portal, incluido algún imp que pasaba por ahí.

-Ars Anima -exclamó mientras un par de brillos rojos emanaban por detrás de la máscara.

Un carruaje arrastrado por cabras negras sin cabeza salió del círculo demoníaco, el cuál se cerró con su llegada.