3. Búsqueda

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La motocicleta de Alfre se detuvo frente a él, y Hunter sintió alivio de que el mayor estuviera sólo en ese instante porque no sabría cómo reaccionaría si también iba a buscarlo con Tom.

El alfa frente se quitó el casco, su cabello desordenado cayendo sobre sus ojos, y Hunter sintió deseos de pasar sus dedos por entremedio de su pelo.

Por supuesto, se contuvo.

-¿Necesitas un aventón para tu casa? -preguntó Alfre sonriendo, ofreciéndole el casco.

Hunter lo tomó, poniéndoselo, y subió detrás de Alfre, abrazándolo por la cintura, el masculino olor alfa envolviéndolo.

Hunter no sabía a qué olía él, no podía adivinar su aroma, pero esperaba que no fuera algo tan fuerte como el olor de Alfre porque él inmediatamente quedó un poco aturdido cuando el aroma de cuero y pino lo llenaron.

-¿Puedo pasar la noche en tu casa, por favor? -preguntó en voz baja.

Alfre pareció tensarse unos segundos, sin embargo, luego relajó sus hombros y encendió la moto.

-Tus deseos son órdenes, Pajarito.

Cerró sus ojos cuando el apodo envió una ola de calor por su espina dorsal, y se aferró al cuerpo de Alfre apenas partió, apretando contra su cuerpo la cajita con las cartas.

Minutos después Alfre se estacionó fuera de un conjunto departamental por lo que Hunter se bajó, esperando al alfa para que lo guiara a su hogar.

-Vivo solo-comentó Alfre en el ascensor-, bueno, con Tom -se removió, nervioso-. Sobre lo del otro día, me disculpo por él...

Hunter le miró, asintiendo.

-No importa-contestó restándole importancia.

Alfre rascó su mejilla, sin decir otra cosa, y cuando las puertas del ascensor se abrieron salió hacia la derecha, deteniéndose delante de una puerta. Hunter le siguió avergonzado pero sin saber exactamente el porqué.

El más alto abrió, quedándose quieto.

Hunter sintió que se ahogaba cuando un olor suave, como loción de bebé, llegó a su nariz.

-¿Alfre? - -se oyó una voz viniendo del interior-. Estoy aburrido, Al, ¿por qué no vienes y me follas?

Sentía de pronto sus mejillas coloradas, en especial cuando los ojos de Alfre se dilataron.

-Mierda, Tom, ve a ponerte algo de ropa -ordenó Alfre entrando.

-¿Por qué? ¿Sigues enojado conmigo? Anda, prometo... -Tom se enderezó cuando Hunter apareció también, sin mirarlo a los ojos. Oh-el omega bajó un poco la camisa blanca y larga que llevaba, ocultando su ropa interior-, bueno, si quieres un trío...

-¡Tom!

El omega soltó un resoplido, poniéndose de pie, y marchándose al cuarto mientras murmuraba por lo bajo.

Alfre dejó las llaves de la moto sobre la mesita junto a su casco, frustrado y molesto, y Hunter cerró la puerta detrás de él, sin saber qué hacer exactamente.

-¿Quieres un café?-ofreció Alfre yendo a la cocina americana.

Hunter sacudió su cabeza, nervioso, y Alfre le miró unos segundos. Luego, abrió el refrigerador sacando dos cervezas, ofreciéndola una en silencio.

El más pequeño miró la lata, parpadeando.

-Soy menor de edad -dijo, pero agarró la cerveza.

Alfre se encogió de hombros.

Destino [Lumity Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora