Entre cajas y ratas

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Los días están muy soleados últimamente, incluso mis ojos duelen cuando me asomo por entre las cajas húmedas. Es agradable sentir como el calor entrar en el cuerpo, el hambre se quita un poco y puedo sonreír. Así pasan los días, a veces el hambre no se detiene pero si tengo suerte, encuentro algo de qué alimentarme, a veces las demás personas son generosas y me dan de su comida cuando me ven.

¿Saben?, siento envidia cuando veo a chicos similares a mi con ropa linda, zapatos caros y peinados que les hacen ver realmente frescos, llenos de energía... En cambio yo soy un chico delgado, pálido. Mi madre siempre me decía que debía mantener la frente en alto, cada día de mi vida como si fuese el primero y es ahí cuando sonrío y sigo mi camino... Un camino solitario con amistades pasajeras, alguna bola de papel para patear en el transcurso.

Algunas veces lloro por las noches cuando recuerdo que estoy solo y me quedo dormido entre papeles viejos y ropa usada que nadie ya ocupa entre los estantes de basura en los callejones, huele mal, ¿Saben? como a viejo... Un olor fuerte a abandono y a miseria pero también a impulsos para seguir, por eso desde muy pequeño he soñado que alguien de buen corazón me adopta, me da cariño, me educa y me enseña cosas buenas, me alimenta y yo... Yo doy la vida por aquella persona, sin dudarlo ni un poco.

!Y ese día finalmente llega! yo, Ángel, como me llamaba mamá, he sido llevado a un lindo hogar, parece un departamento, el dueño es bastante limpio y sofisticado, todo esta tan limpio y minuciosamente ordenado que me dan ganas de brincar por aquí y por allá, pero no lo hago, eso debe molestarle mucho, ¿Verdad?, los cojines llaman mi atención, se ven tan... Apretables, tan blandos que quiero posar mis dedos en ellos y estrujar con cariño y cuando me da el permiso, me lanzó feliz a atacar uno de ellos, ¡Dios, es la gloria!, el hombre me sonríe y advierte que comprara unos nuevos sólo para mi... ¡Sólo para mi! ¿Sabes lo feliz que eso me hace?, es el mejor amigo que he tenido... Es tan lindo, es guapo, es amistoso, muy, pero muy alto y extremadamente varonil, ¿Lo ven?, tiene el cabello bien peinado y viste una camisa blanca y unos jeans negros, la voz sale grave y eso causa un temblor en mi corazón... No presto demasiada atención, es que recién lo conozco y ya me he encariñado.

A mi me gusta dormir desnudo, lo descubro cuando siento la suavidad de las sábanas, pero a él le miento... Siento vergüenza de contarle la verdad... Mucha vergüenza, entonces le digo que acostumbro dormir sin ropa alguna, a él no parece molestarle y me sonríe... ¡Ah!, terminó por utilizar una de sus camisas blancas, parecen caras... Me siento tan mimado ahora mismo que podría estallar en felicidad.. ¡Es en serio!.. Me acurruco entre sus brazos, él parece estar cansado y pronto se duerme. Yo cierro los ojos y disfruto de la primera noche siendo querido y añorado por alguien... Así me siento, puedo jurarlo. Las horas pasan y el sol golpea los ventanales, parece que he despertado antes que él, entonces una idea asalta mi cabeza... Días anteriores cuando caminaba en busca de alimento, dos chicos jóvenes hablaban de temas que no comprendí hasta que sus gestos manuales hicieron sentido... ¡Qué chicos!, pero ahora que tenía al hombre a mi lado, dormido e indefenso, quise ponerlo en práctica... Debajo de las mantas comencé con algo que nunca había hecho.

Sin duda quería volver a hacerlo... ¡Él parecía tan feliz y a gusto!, me sentí útil... Útil por primera vez en la vida había hecho feliz a alguien, de seguro jamás lo iba a olvidar porque él sonreía siempre y eso era adorable. Los días pasaron, él iba al trabajo y yo... Yo me busqué un trabajo y algo en que ocupar mi tiempo, incluso encontré clases de baile, Los chicos ahí se movían bastante bien, yo miraba desde la ventana... Deseaba estar ahí dentro con ellos, moverme como ellos, sudar como ellos, reír como ellos... Pero el miedo de ser diferente ganaba a la curiosidad de un gato. Cuando volvía a casa, por las tardes, a veces él ya estaba ahí y nos saludábamos... Descubrí en esos días que ese hombre me gustaba y ahora con justa razón podría dar todo por él, hasta mi propia vida si era necesario y si no... También.

Así eran las semanas... Pocas semanas antes de que... Ya no le viera más, una o dos veces quizás en siete días... Demasiado trabajo quizás, debía de estar tan cansado que dormía allá y así ahorraba tiempo en viajes y desayunar... También extrañaba cocinar para él, practicaba todas las tardes con la ilusión de esperarle con algo rico por la noche... Pero la comida y pasteles se enfriaban y a la mañana siguiente seguían ahí... ¿Dónde estás?... ¿Por qué demoras tanto?, ¿Tienes frío o hambre?, ¿Estás bien?... Yo estoy bien aquí en casa, te extraño mientras cocino y limpio, mientras voy a clases a observar... ¿Por qué no vuelves?

¡Al fin viniste! y ¿Sabes?... ¡Fui el más feliz de la galaxia entera!, te vi y me viste, viste lo feliz que me puse al tenerte frente a mi y tu sonrisa... Tu sonrisa es tan bella, así que por favor nunca dejes de sonreír, eso fue lo que te dije... Luego volviste a marcharte, al trabajo, eres un hombre ocupado, pensé mientras iba a la habitación y cogía una de tus camisas y me dormía abrazándola con fuerzas, deseando que tuvieses una buena jornada laboral.

Las semanas pasaron... ¿Otra vez muy ocupado?... ¿Cuándo vendrás? ¡He aprendido un montón de cosas nuevas que quiero que pruebes!. Las noches sin ti en casa son frías... Debo cubrir mi cuerpo con más mantas antes de dormir, pero de todas formas despierto a media noche y lloro en silencio, el olor a húmedo de las cajas a veces me espanta y debo correr al baño por una ducha, deseo quitar ese olor, esos recuerdos, ahora... Ahora te tengo a ti y estoy bien... ¿Verdad?...

Domingo veintiocho de mayo, son las una con once minutos de la mañana y el sonido de la puerta me alarma... Reconozco el olor a tu exquisito perfume y voy rápido hacia ti, pero algo no anda bien... ¿Por qué tienes esa cara?... ¿Estás triste o cansado?, quiero saberlo y así poder ayudar... Te ofrezco un beso, quiero subir tu ánimo... Me acerco más y rozo tus labios, tus manos me tocan las caderas y yo me siento feliz, muy feliz, estás aquí, conmigo... Después de muchos días... Pero no parece servir, sigues con esa expresión casi de dolor...

"No importa si puedo verte de vez en cuando" es lo que respondo cuando mi pecho duele... Duele como si alguien me hubiese golpeado, el mundo parece caerse bajo mis pies y el llanto ya no lo soporto... ¿En verdad me estás dejando ir?... ¿No es una broma?... Duele... Duele... Duele...

Lloro y el pecho se estruja en mi interior, mis ojos arden y no aguanto, no quiero que me veas así, por favor... Aléjate... No quiero que veas lo débil que soy... No quiero... Pero tampoco quiero ir a otro lugar... ¿Por qué?... Yo podría esperar por ti cuanto como quisieras... Tus manos me dejan "Ahora mismo... Estoy dejando de ser tu amo."

Me quiebro, mis manos van como imanes a mi rostro y cubren el charco de lágrimas que abandonan mis ojos un silencioso "Lo siento" me susurras y yo sólo me alejo... No quiero que sepas que soy débil y que no puedo pedirte que no me dejes... No quiero que lo sepas porque... Toda mi vida he estado en la calle, esperando por ti... Me duele... Mis pasos van hacia atrás y me alejo de ti aunque en mi interior grito porque vengas y me abraces, porque no me dejes ir otra vez a donde nací, por favor detenme...

Los días pasan, pasan lentos, fríos, fríos como la nieve misma y yo ya no recuerdo lo feliz que fui a su lado, ¿Lo saben?... No lo recuerdo porque no hay nada que se le iguale... Esa emoción...

Me heriste.

Hurt me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora