CAPÍTULO 23

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TINE

Tomar el autobús había sido más sencillo de lo que había planeado mentalmente, digo planear porque últimamente la vida hace que cosas sencillas y cotidianas se vuelvan agotadoramente difíciles de alcanzar. Pero volviendo al tema, está vez había sido diferente. Después de unos cincuenta minutos logramos llegar a la carretera y diez minutos después el autobús BU45 había parado apenas Sarawat levanto la mano. Probablemente era el último de la hora porque pronto iban a ser más de las nueve y un cuarto.

Nos sentamos en el último puesto. El bus está poco lleno, solo está una mujer anciana sentada unos tres puesto por delante y otros cuatro ocupando los asientos laterales con niños dormidos.

—Por primera vez estamos teniendo suerte ¿no lo crees? —Me hablo Sarawat arrastrando las maletas para ir al puesto.

—Estas siendo muy optimista.

—Es que esto es como si acabáramos de escapar de la cárcel.

Responde con evidente sarcasmo y me río poniendo mi mejilla en su hombro. Probablemente el conductor nos miró raro a través del espejo porque mis ojos se encontraron con el; así que me alarmó y no me atrevo a moverme más allá del hombro de Sarawat.

Si lo hacía así y no iba más allá pensaría que somos hermano o amigos muy cercanos, porque los hombros no deben rozarse. De cualquiera manera debía calcular bien mis movimientos o cualquiera de estas personas podrían deducir que lo último que somos es amigos sino dos amantes imposibles cometiendo una inmoralidad, y teniendo en cuenta, que había una pareja con dos niños terminaríamos echados en mitad del espeso campo y los cañaduzales o incluso linchados y golpeados.

Decidí removerme al cruzar este pensamiento y poner mi cabeza contra la ventana. Sarawat me sonrió, intente tomarle la mano pero el impidió que le tocara la palma.

Supongo que por su cabeza zurco mi mismo pensamiento.

Cinco horas después el autobús se detuvo, fue un trayecto largo, no recordaba lo lejos que estaba el campo de conversión de Bangkok. Eran alrededor de las dos y algo más de la madrugada; Sarawat acordó ir a un hostal y pasar la madrugada allí, de todas maneras la estación de metro a esta hora estaba cerrada.

Acepte un poco avergonzado porque era su dinero pero el me insistió, llegamos a uno barato, unos 221 bat, una mujer anciana nos atendió y nos guió dándonos las llaves; la pintura era papel tapiz amarilla y al fondo tenía una pequeña pecera con dos peces del mismo color de la habitación.

Sarawat se acercó al vidrio e hizo una línea invisible a través de él viendo el agua. Cuando me acerque tras su espalda de reojo pude notar alarmado la sangre escurrir por su muñeca.

—¡¡¿Qué te pasó?!!

Le di la media vuelta, alargando su mano.

La piel de su palma derecha estaba rasgada y cuando nos sentamos en la cama me di cuenta que de la izquierda también.

—Nani quería llevarme nuevamente dentro del centro, cuando íbamos a subir las escaleras lo golpee, el callo de espaldas y eso me dio tiempo para correr de nuevo a la reja y subirla, quiso ir tras de mi y por la desesperación no medí muy bien donde estaban las púas, me rasgue con unas cuantas pero estoy bien —Ladeo la cabeza.

Abrí mi maleta, mamá afortunadamente cuando entré a la clínica quiso darme algo parecido a un kit de protección, en ese momento fue ridículo pero ahora cuando vi el alcohol, el algodón y el pedazo de tela de hidrogel lo agradezco.

Sarawat alejo la mano —¡no vas a hecharme alcohol! El dolor.

—Tienes varias heridas abiertas —Volví a estirar sus manos y el suspiro como un niño —Además es alcohol con calendula.

1980 |Sarawat x Tine|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora