¿Ese es mi diario, digo, libreta? [TaeGi]

5. Amor Bonito

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–Traje pizza para la cena...

La puerta de entrada se abrió lentamente mientras una pizza hacia acto de presencia en el lugar, el olor del queso y la salsa de tómate abrió el apetito del menor quién escuchando el rugido de su estómago corrió a ayudar a su hermano con las compras.

Ayudó obedientemente con la organización de los víveres y luego se sentaron a comer juntos, en la pantalla de su celular se reproducia la serie que miraban cada noche mientras compartían un vaso de limonada.

El silencio que los acompañaba a la hora de la cena era ideal para ambos, muy diferente al ambiente ruidoso y lleno que tenían en casa de sus padres y tíos. Dos familia viviendo bajo el mismo techo en una casa pequeña y de pueblo era cómodo solo hasta cumplir los 15 años.

Namjoon fue el primero en insistir con la mudanza y la universidad, no soportaba mas tener que compartir el baño con otros tres adolencentes y cuatro adultos. Al cumplir los 18 tomó sus maletas y viajó a la ciudad. La señora Jung, amiga de la infancia de la abuela, que tan amable como era le cedio el piso de arriba y cobro la renta como un regalo.

La familia Jung era de esas familias de buen historial económico, acomodados en la sociedad alta y de piel suave como la porcelana. La abuela Jung, al saber que Namjoon tenia un hermano menor en el pueblo esperando por salir al mundo, lo insto a traerlo consigo, ayudándole a entrar al colegio a mitad de año y continuar con su ultimo año en conjunto.

Namjoon de 20 años y Taehyung de 18 años, vivian juntos hace seis meses en casa de la abuela Jung siendo criados como sus queridos hijos mimados. Sus padres les mandaban dinero cada mes y aparte el mayor trabajaba medio tiempo en una librería. La vida en la ciudad se tornaba tranquila y pacífica pata ambos hermanos Kim.

Su mejor momento acompañados por las ilusiones del amor pronto empezaron a decaer, ¿acaso ambos tenían que, a toda costa, suspirar por un amor lejano para estar completos?

– ¿Qué te parece esa clase de amor?– Suspiró Nam mientras cambiaba al siguiente capitulo de la novela que miraban. – Esta engañando a la mujer que supuestamente ama con la mujer que realmente ama, pero igual le miente, a las dos. Miente y miente. No soporto a la gente mentirosa.

Una carcajada divertida salió del menor mientras tomaba un sorbo de limonada.

–Todo vale en el amor.

–No todo TaeTae, porque el amor es bonito.

–¿Bonito?

– ¿Tú no lo ves así?– Exclamó armando una mueca de descontento en los labios antes de explicar. – El amor es bonito porque su fin es la felicidad. No busca nada más a cambio, solo felicidad para tí y para la persona a quien amas. Es bonito y complicado.

–Eso si lo apoyo, el amor es complicado. Enamorarse, amar, sentir.– Taehyung dejó de lado el vaso que sostenia para contar con sus dedos lo que afirmaba. – Todo eso hace que duela mi corazón.

–Aún te duele lo de ese chico pálido, ¿eh?

Taehyung sonrió entristecido y mejor volvió a mirar la novela. En la historia, el protagonista masculino tomaba el rostro de la mujer que ama y pronuncia aquello; "Yo la amo", con ojos brillantes y un susurro desde el corazón. El ambiente era oscuro, la situación pesada, pero el amor que salia de sus ojos y penetraba en el alma de la mujer hacian calida y peligrosa aquella escena. Aun más cuando el espectador sabía que aquella mujer sabia perfectamente que todo era una mentira, un montaje, una vil forma de destruir su vida y asesinar el amor bonito que sentía. Si el amor es tan bonito... ¿Por qué lleva detrás tanto malos escenarios?

La mañana siguiente transcurrió con cierta normalidad, lo cotidiano se abría paso de nuevo en la vida de los estudiante. Taehyung, con un anillado de plástico bajo el brazo, caminaba de aquí para allá como gallina en gallinero. Las manos le sudaban y el estómago armaba una sinfonía de movimiento exquisitos mientras el chico palido y de ojos de gato se acercaba.

–Hola.

–Hola.

Y siguió pasando.

Listo.

Eso fue todo.

– Muy bien Tae, hoy devolviste el saludo.– El mencionado rodó los ojos y finalmente suspiró con cansancio recordando los instantes pasados como si esa "conversación" fuera más larga.

– Ya casi termina el año, necesito hablar con él y disfrutar nuestro noviazgo de cinco meses antes de empezar la universidad.– Hoseok sonrió quedito mientras tomaba la mano de su amigo.

–Solo debe acercarte y comentar sobre algun tema de interés. Ya sabes, ¿la tarea de mañana?, ¿El partido del viernes?, ese tipo de cosas.

Tae se quedó callado pensando en las preguntas y temas en común que podrían tenes ambos, pero no se le ocurria grandes cosas. ¿Qué tienen en común un chico de campo y uno de ciudad?

El timbre de entrada retumbó entre los pasillos indicandole a los estudiantes el comienzo de las clases. En seguida una marea de cabezas pelearon por entrar a sus respectivas aulas, el desorden era insólito mientras Tae perdía de vista a su mejor amigo. Siguió empujando a la gente mientras se abría paso hacia su salón.

La molestia en su rostro era cada vez más evidente, no podía hacer más que empujar a su alrededor para llegar a la puerta, cuando finalmente estaba cerca sintió un fuerte golpe en el costado que jura haberle roto un par de costillas.

Levantó la vista lentamente encontrandose de frente con el ayudante de la clase, Park Jimin.

– Perdón, perdón. Me empujaron desde atrás.– Dijo enseguida con un rostro en pena al que Tae sonrió tranquilo. – Pasa, tengo que buscar al maestro aún.

Taehyung asintió sobandose el costado mientras hacia otro esfuerzo por entrar a clases, Hoseok se encontraba en sus asientos habituales saludándolo con una sonrisa. El castaño arrugó la nariz en señal de descontento mientras se acercaba, apenas habia dado un paso cuando sintió un fuerte impacto desde la espalda, como si del peso de un auto se tratara, cayó al suelo.

El sonido del impacto silenció a todos en el salón quienes voltearon a verlo, mas bien, a verlos. Pues encima suyo, en la espalda y quejandose de dolor, se encontraba Min Yoongi.

Ese Min Yoongi.

Su marido.

Min Yoongi.

– La puta madre, Han.– Susurró el pelinegro aún recostado. – Perdón, me empujaron.

El corazón de Tae latía con fuerza y su rostro rojo de la vergüenza lo delataban. Solo cerró los ojos unos segundos y fingió que el susurro de Yoongi cerca de su oreja no habia causado un revolución en su estómago. ¿Qué era esto, un castigo o un premio?

– ¡Se desmayó!

Un castigo, definitivamente.

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