[ A Day Being "Me" ]

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14 años.

Me despierto con el canturreo alegre de Mirabel y sus toquidos musicales que crepitan en mi puerta, me levanto y trueno mis dedos, ¿cuánto fue que dormí? No puedo recordar si fueron dos minutos o dos horas, pero sea como fuese, no tengo otra opción que levantarme y empezar mi día.

Me dirijo al baño de mi habitación y lavo mi cara que parece de un zombie, me concentro y con mi don quito mis oscuras y enormes ojeras, por más que sea exhaustivo tener una cara diferente a la natural todo el día, prefiero evitar los comentarios ajenos sobre mi aspecto.

Como siempre, dedico unos cuantos minutos a repasar mi aspecto, no estoy muy conforme con la mayor parte de mi cuerpo, mis piernas son muy delgadas, mi nariz es muy grande y mis cejas muy pobladas. Podría continuar todo el tiempo que quisiera.

Suspiro, y antes de que pueda seguir examinando mis defectos, oigo los gritos de mi mamá, si no bajo rápido me caerá un rayo de seguro. Así que me apresuro en vestirme y doy los buenos días a mi familia para empezar un nuevo día. Uno igual de aburrido como todos.

Nos sentamos al aire libre y desayunamos una de las especialidades de mi tía Juli, me apresuro en, claramente, guardarme la más razonable y grande porción, la mejor parte del día son sin duda las comidas, mi tía Julieta es la mejor cocinera del mundo, si no es que más allá.

Nunca comemos lo mismo, siempre agrega un sabor distinto pero igual de delicioso para el paladar. Es la Diosa de las especias, hierbas y condimentos, sabe perfectamente que le falta a una comida para que sea completamente apetitosa, nadie en el universo podría comparar su habilidad en la cocina.

Escucho la silenciosa y camuflada conversación de mi hermana mayor con mi prima, no puedo evitar escuchar un poco, a pesar de que sé bien que hablan en ese tono para no ser oídas.

Y luego caminamos hasta su casa tomados de la mano, siento que finalmente tengo la oportunidad, quizá sea cierto que sienta algo por mí.. —murmura con una amplia y boba sonrisa Dolores, Isabela ríe.

—Mariano y tú son la pareja ideal, Dol, que nadie te impida estar junto a él. —responde la señorita perfecta, mi hermana parece estar conmovida y emocionada, sus mejillas son del mismo color que su moño y sus ojos revolotean por los alrededores.

—¿Isabela? —llama mi intimidante abuela, con su postura perfecta y su rostro neutro.

—Abuela. —corresponde de inmediato la nombrada.

—Sabes bien, mi perfecta nieta, que ya estás en la suficiente edad para contraer matrimonio, ¿no es así, querida?

Y ya van de nuevo..

Abuela no para de insistir en que Isabela debe comprometerse con alguien, ya ha hablado con la mayoría de galanes del pueblo, pero ninguno le parece lo suficientemente apropiado para Isa. Puedo distinguir en la mirada de mi prima que le incomoda el tema, ¿por qué lo haría? Ella puede casarse con cualquier tipo atractivo con dinero en Encanto, es un gran privilegio.

Sigo comiendo, ya perdí el interés en la conversación familiar, si no hay chismesito interesante no vale la pena.

Una vez terminado el delicioso desayuno, es hora de la parte esencial de mi día a día, caminar como el pueblo como un idiota esperando a que alguien requiera de mi ayuda.

Silbo mientras camino con calma por el pueblo que ya conozco de memoria, no hay secreto que Encanto guarde que yo no conozca, no sé si considerarlo algo interesante o extremadamente aburrido.

—¡Camilo! —me llama un hombre desaliñado, el señor Manuel. Sostenía a su hija de unos meses de edad torpemente en brazos.

—Señor, no es por nada pero debe aprender a cargarla bien antes de que se le caiga. —tomo a la bebé en brazos con cautela, enseñándole como hacerlo.

𝐌𝐈𝐑𝐑𝐎𝐑 - Camilo Madrigal's POVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora