Parte 8

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Nota del autor:

Hola chicos, primero que nada, les agradezco que les este gustando esta historia la cual comenzó como un pequeño hobby, jamás creí que lo leyeran y sobre todo que les fuera de su agrado, he tenido varios comentarios positivos y lo agradezco bastante n.n Ahora sí, una disculpa por tardar en actualizar la historia, pero también tengo otras obligaciones, aún así trataré de que los fines de semana sea de subir contenido. 



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El caso de Percy, como era de imaginarse, pasó juicio, y los representantes del chico querían que Jenna atestiguara a favor de él, ustedes creerían que se negó por completo, pero no, ella lo estuvo pensando diciendo que no siempre fue una mala persona engreída, que todos teníamos una segunda oportunidad.

-Jenna, en serio piensa lo que harás y en todas las posibles consecuencias.

-¿Pero qué consecuencias?

-¿No recuerdas los Golden Globes? ¿O quieres que te refresque la memoria de lo que ese estúpido hizo?

-Ana, creo que el merece dar su verdad ¿No crees en las segundas oportunidades?

-Si, solo que él tuvo muchas oportunidades para demostrar lo contrario y no lo hizo. Perdón, pero creo que en esas situaciones no se merecen las oportunidades.

-Solamente fue esa vez, jamás me había tratado así o había pasado una situación similar.

-¿Y esperas que lo vuelva hacer? Contigo, con Emma u otra chica mas ¿Es en serio Jenna? Por personas como él hay miedo de hablar. Eso mismo le ocurrió a Paola—mis ojos se comenzaban a nublar por las lágrimas—Y bueno, ya te sabes el final.

-Es diferente Ana—una lágrima salía hacía su mejilla y rápidamente la limpio con el dorso de su mano—.

-Todo es igual, solo que diferente escenario. Me preocupas Jenna, más de lo que debería—sus grandes tristes me miraban a punto de llorar—.

-¡Siento toda esta maldita presión de las personas! ¡De que esperan que haga algo heroico y salve el día! Me abruma dar lo mejor de mí cada día, de tratar de demostrar de lo que soy capaz.

-Jenna—me acercaba a ella—No tienes porque demostrarle a los demás de lo que eres capaz, eres increíble en todos los aspectos, no te presiones.

-¡No lo entiendes Ana! No estás en mi lugar, no estás en la posición en la que me encuentro—rompía el llanto—Estoy cansada, estoy harta de todo.

-Jenna, dime qué puedo...

-¡Nada! tú solo eres mi maldita seguridad y ya.

Mi respiración se detuvo por completo, no podía creer lo que acababa de decir, jamás me había dolido así el pecho, pero sobre todo, jamás creí que ese sentimiento sería por culpa de ella, pero creo que ese fue mi error, por eso dicen que nunca interpongas tu trabajo con lo personal. Di un gran suspiro y cuando la volví a mirar, su expresión facial era de una gran tristeza y la mía de decepción.

-Ana, yo lo lamento, no quise decir eso, en serio discúlpame por favor.

Comenzó a acercarse y yo me alejaba de ella.

-No te preocupes Jenna, tienes toda la razón, no debí meterme en tus asuntos, es tu decisión y yo tengo que respetar eso, mi trabajo es solo cuidar de ti y es todo. Yo me disculpo por todo lo que ha paso.

Me di la media vuelta para salir con aquel nudo en la garganta y unas tremendas ganas de llorar por lo idiota que fui.

A punto de salir, sentí aquel tacto suave, en estos momentos odiaba mi cuerpo por seguir reaccionando de esa manera.

DEBE SER UNA BROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora