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Yeosang sintió la tension alrededor, ver a sus padres dejando entrever sus seres reales le abrumó y asustó.

—¿Oye, qué tienes?— San no veía nada de lo usual, pero Yeosang y Wooyoung miraban hacia la mesa del fondo, con ojos bien abiertos. —Yeosang— Posó su mano en su hombro para agitarlo, pero se llevó una sorpresa.

De pronto pudo ver lo que los demas. El alado y el demonio, parecía que se atacarian en cualquier momento.

Yeosang quiso ir a detenerlos, pero Wooyoung le devolvió a su asiento.

—No vayas. Lo empeoraras todo— Estaba seguro de aquello. Cualquier movimiento en falso y todo el lugar quedaria en pedazos.

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Habia humanos alrededor, Hongjoong no seria capaz de ponerlos en peligro, por naturaleza no heriría en una trifulca a inocentes que no tienen nada que ver. Decidió tomar aire para tranquilizarse, sus alas volvieron a su normalidad y su rostro volvió al impacible que estaba hasta hace unos minutos.

—Yeosang es la única luz que tengo, asi que te lo confiaré a tu cuidado... Solo hasta que le consiga un buen lugar para que pueda vivir y que él pueda recibirme a mi o a ti, cuando él lo prefiera— Hongjoong se puso de pie tras ello. —Quiero verlo mañana a medio día, en este mismo sitio. Y espero que no se lo evites.

—No tengo inconveniente y descuida, cuidaré de él— Seonghwa volvió a su postura tranquila, solo en el exterior.

El alado no dijo mas y avanzó hacia Yeosang.

—Yo... esperaré allá— Wooyoung se levantó de su lugar cuando vió a los alados sin ápice de gracia en sus rostros.

San tambien creyó que sería bueno darles privacidad, por lo que tambien se levantó de la mesa.

El alado de cabellos platinados se sentó al lado del menor y sujetó sus manos, sus ojos claramente estaban preocupados.

—Díme. Ese demonio te lastimó o dijo algo ofensivo ¿Lo hizo?

—No. Desde la primera vez que lo ví, me trató muy bien y no se negó a cuidar de mi. Donde vive él, me hizo un lugar, tengo una habitacion y permitió que tuviera todo lo que yo quisiera, incluso tengo un teléfono para comunicarme con San y me permite salir a visitarlo.

—Pero vigilado por uno de sus lacayos— Hongjoong fue testigo de ello.

Yeosang no sabe por qué omitió los arranques fúricos de Seonghwa cuando no obtenía razones de Hongjoong, pero aparte de eso no le hirió de otro modo.

—Hijo. Deberiamos marcharnos ahora, te conseguiré un buen lugar para vivir y podras recibir las visitas que quieras, mías e incluso de él. Al menos asi estaría tranquilo y un alado siempre velaría tu seguridad— Pidió el alado casi con desespero hacia el menor.

—La idea no suena mal, pero sé bien que no puedo regresar a tu mundo, asi que imagino que quieres que viva aqui. Conseguir una casa no es sencillo y demora unos dias, eso le pasó a San. Asi que mejor me quedaré con mi padre, ademas allá ya tengo todo.

—Pero qué dices. Un alado no tiene nada que hacer en ese mundo de oscuridad, allá solo las almas condenadas pertenecen y tú no lo eres. Por mas que te hayan ofrecido el mundo, no puedes confiar en seres que son engañosos por naturaleza... yo no, no quiero perderte.

Yeosang abrazó a Hongjoong.

—Estaré bien... Ya sé, consigue la casa y cuando lo tengas, iré a vivir allá, pero mientras me quedaré con mi padre, ya que quiero conocerlo mas y si realmente compruebo que no es un ser bueno, no volveré a ese lugar. Lo prometo.

Alas Rojas | SanSangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora