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Pasado.

Aidan Gallagher.

Miraba atentamente a ___, quien se encontraba sentada sobre mi cama, escribiendo y leyendo atentamente la actividad que nos dejó la profesora de literatura en equipos.

Su cabello se encontraba perfectamente ordenado y al igual que sus mejillas sus labios tenían un ligero tono rojizo.

Verla era una de las cosas que más amaba, porque podía observar cada mínimo detalle de su lindo rostro, podía admirarla y apreciarla así como a la luna.

Ella me tenía cautivado en todo el sentido de la palabra, me tenía perdido en esa forma tan suya de ser. Esa forma en la que verdaderamente era ella misma, donde reía, se sonrojaba, platicaba cosas de su vida y tenía la suficiente confianza como para decirme sobre sus problemas personales, porque ella sabía que contaba conmigo y que sin importar nada, siempre estaría para ella.

- Deja de mirarme. - Murmuro y alzó la mirada del libro, para así poder verme a los ojos, haciendo que mis mejillas se calentaran y desviara la mirada rápidamente.

- Lo siento... - Me disculpe, tragando saliva.

Sentí como se acercó a mí y soltó una pequeña risita, la cual me hizo erizar la piel.

- Era broma. - Dijo entre risitas.

Se subió a horcajadas sobre mi regazo y pude sentir su intimidad rozar con mi miembro al instante. Deslizó sus manos por el costado de mis brazos y las llevó hasta llegar a mis mejillas, cuales a acarició lentamente con la yema de sus dedos.

Coloque mis manos en su cintura y juntó nuestros labios, empezando a mover su boca sobre la mía lenta y delicadamente, haciéndome cerrar los ojos y suspirar al mismo tiempo. Su lengua dió paso a mi cavidad bucal y comenzó a rozarla junto a la mía, haciendo un beso más apasionado, pero sin quitarle ese sentimiento que transmitía.

Mientras el beso seguía su caderas empezaron a moverse en círculos sobre mi regazo, pero con esa sensualidad que solo ella sabía hacer, y sin evitarlo una erección comenzó crecer bajo mis pantalones.

Se separó de mi rostro y sonrió levemente. Le regresé aquella sonrisa y sin decir nada fue bajando sus labios detenidamente por mi mandíbula, hasta llegar a mi cuello, el cual chupo y succiono a su antojo. Luego de eso, toda la ropa de un momento a otro se despojó de nuestros cuerpos y quedó regada sobre el piso de la habitación.

Rodee con mis brazos su cintura y sin importarme lo que dijera nos di la vuelta, colocándome sobre ella. Sabía que no le agradaría mucho la idea, pero quería hacerlo yo, quería hacerlo a mi manera, porque necesitaba demostrarle cuanto la amaba...

Acerqué mi boca a la suya y le planté un corto beso en sus dulces labios. Tomé sus piernas entres mis manos e hice que las enrollara en mi cadera, juntando su pecho junto al mío. La miré a los ojos y le regalé una pequeña sonrisa de labios cerrados, pues quería que se sintiera cómoda a mi lado.

- Mmm... - Jadeo en voz baja al sentirme entrar de poco en poco en su interior.

Coloqué mis manos a los costados de sus cabeza y empecé a moverme dentro de ella, sintiendo al instante sus paredes apretar mi miembro a la perfección.

- Te amo... - Susurre sobre su oído.

La miré de reojo y pude ver cómo un muy leve sonrojo aparecía en ella. No esperaba a que me respondiera, simplemente quería que lo supiera, y me conformaba con el hecho de que no me alejara de su vida...

Cerró los ojos y sus gemidos empezaron a salir incesantes de sus labios, de aquellos labios que añoraba que fueran solo para mí, y que solo sintieran el contacto de los míos y de nadie más.

Segundos más tarde pude sentir sus uñas enterrarse en mi espalda, haciendo que una oleada de calor recorriera cada extremidad de mi cuerpo.

Acerque mi boca a su cuello y rodee con mis brazos su espalda para dar embestidas más rápidas y seguidas, gruñendo sobre su cuello y sintiendo sus paredes contraerse cada vez más.

- Aidan... - Gimió mi nombre, cerrando los ojos y tirando de su cabeza.

- ¿Qué pasa linda? - Pregunté, sin dejar de moverme.

- Más rápido. - Pidió en un hilo de voz.

Haciendo caso omiso lo hice como pidió, y sus gemidos salieron aún más fuertes de su boca. Los movimientos seguían y yo solo se podía apreciar el sonido del anochecer, sus gemidos y mis gruñidos por la habitación, sintiendo su cuerpo junto al mío.

Aquella noche no la sentí como una noche más de solo sexo, la sentí como algo más, como si ella también me hubiese querido demostrar que me amaba.

Pero no fue así.

A los cinco de haber terminado, se levantó, se vistió rápidamente y sin más que decir o hacer salió de la habitación, dejándome solo, como si no importara lo que acabamos de hacer, porque para ella era fácil dejarme ahí como si nada.

Esa misma noche varias preguntas invadieron mi mente, como; ¿Por qué se fue? ¿A caso hice algo mal? ¿No le importo de verdad?

Luego de pensar mucho aquella noche y llorar como un niño, entendí que solo era uno más en su lista y que por más que hiciera y deshiciera por ella, nunca cambiaría por mí.

Porque....

Ella no me amaba.






















Posiblemente solo sean 20 caps para esta historia 😺

Mariposa Traicionera | Aidan Gallagher『+16』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora