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Después de dejar a George en su hotel se asegura de que esté lejos de su vista y se mete por un callejón. Mira hacia todos lados asegurándose que nadie transite la zona y abre su mochila para vestirse de forense. Es la forma más fácil de adentrarse a una escena del crimen. La mascarilla y las gafas hacen que sea muy difícil reconocer a alguien, lo que le daba una gran ventaja.

Lo ha hecho en cada uno de sus asesinatos y hasta el momento no había sido descubierto.

Pasa debajo de la cinta amarilla e ingresa a la casa junto al resto de los forenses.

—Es el mismo —dice uno de los forenses después de cortar una llamada—. Ha usado el mismo procedimiento de tortura con los dos adultos. El niño solo ha recibido un sedante, dicen que ya ha despertado, no tiene ningún tipo de lesión, pero tampoco sabe nada del asesino.

Dream solo escucha y observa. Todo aquello era cierto. Ni siquiera había tratado de ocultarlo. Nunca mataba a sus víctimas instantáneamente, le gustaba irse mientras los dejaba agonizando y suplicando por sus vidas.

La razón por la que le gustaba regresar a su escena del crimen era porque quería saber qué tan cerca estaban de encontrarlo, y ocultar la posible evidencia.

...

A la mañana Quackity va al hotel de George para investigar todo lo posible. La noticia no ha tardado en llegar a los medios, siempre ocultando valiosa información.

—Al parecer se trata del mismo asesino —le dice Quackity cuando se encuentra con George.

—No puedo creer que estuve cerca de atraparlo. Si hubiera salido tan solo una hora antes me hubiera cruzado con el asesino. Ocurrió demasiado cerca, no sé cómo no lo noté.

—¿Dónde estabas?

—Estaba en el bar que está casi al frente. Ese de allá —le señaló—. Nadie parecía haber notado nada, ni gritos, ni disparos. La persona detrás de esto es muy sigilosa y extremadamente cuidadosa con su trabajo, para que no tengan ni una mínima idea de quién podría ser.

Quackity estaciona el camión frente al bar. Ambos se quedan observando por la ventana la casa del incidente.

—Ni siquiera tienen sentido las personas a las que mata. Elige a personas cualquiera como si lo hiciera por diversión.

—No, solo mata a adultos.

George voltea a ver a Quackity.

—Todas sus víctimas han sido personas adultas, en su mayoría hombres entre los veinte y cuarenta años. Supongo que la persona detrás de todo esto debe rondar esa edad. Hasta ahora las únicas similitudes entre sus víctimas que he encontrado.

George queda boquiabierto. Ni siquiera él que llevaba mucho tiempo analizando a criminales había llegado esa conclusión.

—¿Cómo lo sabes?

—No es tan difícil. Solo hice una lista de nombres y los busqué en internet. Hoy en día todos publican su vida en sus redes sociales, así que tan difícil lo es.

—Ahora me siento un poco estúpido.

G

eorge sigue mirando por la ventana como si fuera a descubrir algo nuevo, pero nada pasa.

—¿Nos vamos?

—Vámonos.

Justo en ese momento reconoce a Dream trotando justo al lado del camión. Lleva audífonos puestos y se nota que lleva ya un buen rato.

—Espera —le dice a Quackity—. ¡Dream!

George baja del camión, asustando a Dream por detrás. Este último se da la vuelta y se quita los audífonos.

—Hola. ¿Qué haces por aquí?

—Le estaba contando un amigo lo que pasó anoche. ¿Y tú?

—Pues vivo por aquí y siempre salgo a correr por las mañanas. ¿No quieres salir a correr un día de estos?

—Sería divertido. Veré cuando estoy libre —de repente se escucha el claxon del camión de Quackity—. Disculpa, pero tengo que irme. Mi amigo es un poco impaciente.

—No te preocupes. Nos vemos.

Cuando George volvió al camión, Quackity estaba con su rostro completamente serio viendo cómo Dream se iba.

—¿Y a él de dónde lo conoces?

—Nos conocimos en el bar ayer. Es buen tipo y vive cerca de aquí.

—No me da buenas vibras.

—Tienes que conocerlo. Va a caerte bien.

—¿Cuál es su nombre?

—Clay.

—Nombre de malandro.

—Deja de juzgar sin conocer.

—Deja de ser tan ingenuo. Ningún hombre en Florida es tan perfecto.

—Awww. Crees que es perfecto.

—Creo que aparenta serlo.

...

Dream llega nuevamente a su casa. Tira los audífonos a la mesa y se acerca al calendario donde tiene planificada a cada una de sus víctimas con pequeñas palabras en clave como supuestos cumpleaños, supuestas actividades por realizar que nadie sospecharía nada.

No hace mucho por el día. Suele dormir o a veces se da el lujo de salir, pero sus energías estaban agotándose y las necesitaba para más tarde.

Busca en su celular algo sobre George, alguna red social que le muestre algo sobre él. Encuentra su perfil de instagram y no hay mucho para ver. Alguna que otra foto suya en distintas partes del mundo y nada más que eso. Es programador tal y como dijo. Solo una persona corriente como cualquier otra. Nadie que valiera la pena acabar con su vida.

—¿Qué haces? —pregunta una segunda voz.

El teléfono de Dream se resbala por sus manos y cae al piso.

—¿Qué te he dicho de tocar la puerta, papá?

—¿Estabas haciendo algo malo?

—No.

—¿Entonces?

—¿Qué quieres?

—Tu madre dice que metas la ropa sucia a la lavadora.

—Bien. Voy en un rato.

En cuanto su padre se retira, levanta su teléfono y lo deja en la mesa.

Una semana antes de que empezara con los asesinatos le había dicho a su madre que se encargaría de lavar la ropa. Era mucho más fácil que explicarle las manchas de sangre diarias.

Matar o Morir [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora