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Temblando de una manera exagerada, Atsushi abrió la puerta de su casa.

Apenas iban entrando, Chuuya gritó con una sonrisa:

—¡Hola Osamu! ¿Qué te trae a esta nada humilde vivienda?

Al pelirrojo parecía no importarle que su amigo y su hermano estuvieran empapados.

—Me trae aquí un asunto bastante grave —contestó Dazai—. Estoy aquí en busca de apoyo, mis actuales circunstancias son de vida o muerte. ¡Espero que su alma pura tenga misericordia con este pobre hombre que está en la miseria!

Sin borrar la sonrisa de su rostro, Chuuya miró a Dazai y luego a Atsushi. Poco a poco, la expresión de alegría fue pasando a una de confusión. Entrecerró un poco los ojos y cuestionó:

—¿Cuál es la explicación de esto?

—¡Ese malvado muchacho me aventó a la fuente! —exclamó Dazai, señalando a Atsushi de manera acusadora—. Y yo, invadido por el rencor y sediento de venganza, le di una cucharada de su propia medicina. Pero ahora, aquella pelea ha terminado con la posible muerte de ambos por congelamiento.

El pelirrojo sonrió al ver que Dazai seguía hablando y expresándose como lo hacía cuando ambos eran estudiantes.

—Ahorita te presto ropa, puedes cambiarte en mi cuarto.

Chuuya se fue, seguido de Dazai.

Atsushi se sentía aliviado de que su hermano hubiera sido tan accesible. El menor también fue a cambiar su vestimenta.

Unos minutos después, los tres se encontraban en la sala.

Osamu tenía una chamarra y unos pantalones gigantescos. Se notaba que eran muchísimas tallas más grandes que la del castaño. Si así se veía Dazai, entonces su hermano nadaría en aquel atuendo. ¿Por qué tenía esa ropa que nunca había usado? Y tampoco lo haría debido a lo grande que era.

—¿Y por qué no me dijeron que iban a salir? —soltó de repente Chuuya, para luego dirigirse al peliblanco—: Además, yo conocí a Dazai antes que tú.

—No tengo que informarte de todo —contestó Nakajima volteando los ojos.

—No es eso. Más bien que a mí me habría encantado ir.

—Pero no fuiste. Ya deja de lamentarte y acepta que no te invitamos.

—¿Y por qué saliste con Dazai?

Atsushi no supo que responder, pero el castaño intervino sonriendo:

—Estamos comenzando a ser amigos.

—Muy bien —contestó Chuuya, que en apariencia no ocultaba nada—. Imagino que Atsushi debe estar viviendo sus mejores sueños, después de años, fue a comer con su escritor favorito.

—¿¡Soy su escritor favorito!? —fingió sorpresa de una manera exagerada.

—Se sabe tu vida entera.

—Soy fanático de sus novelas —aclaró el menor.

De nuevo, volvió a decir algo para arrepentirse de inmediato. Osamu iba a pensar que solo le gustaban sus novelas, pero que él como escritor no le importaba en lo más mínimo. Lo peor de la situación era que Dazai habló de eso en una de sus entrevistas. Atsushi recordó sus palabras, quizás no literales, pero iguales en naturaleza:

"Es complicado en ocasiones. Muchas veces los lectores se enfocan solo en cuando sacarás nuevos libros. Se olvidan de que eres una persona con vida, trabajo, preocupaciones, en resumen, humano. Y después solo ven tu nombre como una máquina de historias. No es que me moleste, para nada; pero el proceso de escribir una novela es muy largo".

BANCA, PAJARRACO Y BOMBONES [DAZATSU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora