Harley está huyendo desde los dieciocho años de Londres cuando se dio cuenta que no era buena idea posponer sus sueños por el chico que imaginó ser la pareja perfecta desde los diez años.
La madre de Harley siempre fue la mejor amiga de los Kinnaman...
Dejé a un lado mi computadora para suspirar mirando mi móvil, no podía creer lo que mamá me acaba de decir hace solo dos meses habíamos hablado con Suri y me había asegurado que todo estaba bien.
—Traje vino blanco y chocolate amargo, se supone que esta noche iba a ser de helado pero supuse que el chocolate estaría bien—informó Leónidas entrando a mi habitación.
—Lo lamento, pero lo mejor será dejarlo para otro día. No tengo el animo ahora y tampoco quiero.
—¿Por qué?
—La mejor amiga de mamá ha muerto, volveré a Londres mañana temprano—informé para apagar la computadora e ir por la maleta a mi armario, una vez la encontré intenté retener lo que estaba sintiendo para llevarla hasta mi cama.
Leónidas estaba de pie frente a mi recargado sobre la puerta mientras me miraba con los brazos cruzados.
—¿Quieres que te acompañe? Esa mujer parecía ser importante parta ti.
—No, será una ceremonia familiar. Suri lo hubiera querido así.
—Soy tu novio, se supone que soy tu familia—pasé por su lado para ir a la lavandería en busca de ropa limpia, él venía detrás de mí siguiéndome.
—Dejaste de ser mi familia cuando decidiste que era buena idea acostarse con mi editora. Estoy tratando de tener una buena convivencia contigo Leónidas, no colmes mi paciencia.
Suspiró rodando los ojos para cruzar sus brazos—. Dijiste que me habías perdonado, pensé que todo estaba bien entre nosotros Harley.
—Se lo que dije y también te dije que si seguías viviendo aquí era porque el contrato del apartamento está a nombre de ambos. De todas formas creí que por decisión propia tomarías tus cosas y te irías a vivir tu romance muy lejos de mí.
—¿Y lo de la otra noche? Eso debió significar algo.
Suspiré para voltear a verlo.
—¿Quieres algo que no sea hablar de la relación fallida?
—No...
—Entonces vete a tu habitación y déjame tranquila.
Salió dando un portazo de la habitación. Miré a un lado mío donde estaba mi escritorio encima de una pila de libros había una fotografía.
Tomamos esta fotografía hace siete años antes de venir a la universidad. Suri y mamá estaban abrazando a los hijos de Suri mientras que yo, siendo la menor, estaba en medio de ellos sonriendo mientras el mayor de los hijos de Suri hacia un extraño símbolo que hacía alusión a un conejo con sus dedos.
—Fuiste egoísta Suri... no debiste dejarnos solos. No debiste dejarme a mi.
Aquella noche finalmente viendo la fotografía pude llorar.
Necesitaba desahogarme de alguna manera y llorar nunca había sido una de mis cualidades pero hoy, hoy puedo apostar que mi llanto sería parte de toda la noche.
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