Capítulo 6:

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Ella me sonrió y de un salto se puso de pie antes de caminar animadamente, la seguí con mi vista hasta el estante con libros y discos de música de diferentes tipos de ritmos, artistas y demás. ¿Qué puedo decir? Soy un coleccionista. Un hombre siempre tiene un pequeño pasatiempo ni importa si es un inadapto o el hombre más rico del planeta, todo hombre tiene uno.

Me puse de pie al igual que ella, también me acerque a la sala donde prácticamente ella se encontraba. Deslizaba sus dedos por cada uno de los discos analizándolos y echándolos un vistazo con cierto interés. Sonreía al leer los títulos de algunos discos, tomándolos y poniéndolos en su lugar nuevamente. Asenté mi taza sobre la mesa pequeña cerca del mueble.

- Tienes una gran colección – dijo.

- Gracias – murmure tomando asiento en uno de los muebles. Ella seguía frente a mí aun inspeccionando entre los discos.

- Wow, me encantan todos...yo apenas lograba obtener un disco de One Republic, ni siquiera lograba llegar a coleccionarlos – dijo con cierta tristeza. - ¡esta banda es muy buena! – su voz era clara señal de emoción. Aun sonriente se acercó al equipo de sonido subiendo el volumen.

La música empezó a sonar y debo admitir adoro a esa banda. Su música es original y contagioso, única. Maps de Maroon 5 sonaba por todo el departamento. Y para mi sorpresa, agradable debo decir, ella empezó a bailar siguiendo en el ritmo dando pequeños brincos mientras movía sus monas y su cabello de igual forma.

Me fue imposible no sonreír ante aquella hermosa imagen, simplemente ella era encantadora. Una chica realmente bella en todas sus facetas. Creo que ahora no puedo negar el hecho de que me enamoré. Como un completo estúpido, aun así no me importa. Puedo vivir siendo un estúpido enamorado. No me siento mal por eso, me siento feliz.

Ella empezó a cantar con un micrófono imaginario mientras me sonreía. Me sonreía. Empecé a reír al momento en que ella hizo un movimiento gracioso con su cintura. Se acercó a mí extendiendo su mano para que la acompáñese a su pequeño show privado, aunque su sonrisa era convencedora, me negó. Ella no se dio por vencido, tomo mi mano poniéndome de pie contra mi voluntad (no me queje) que más da, baile junto a ella mientras ambos reíamos. No es algo que borrare fácilmente de mi cabeza, incluso se los contare a mis nietos, a nuestros nietos. Corrijo.

No tengo ni idea de cómo llegamos aquí, pero aquí estamos. Después de haber cenado algo verdaderamente nutritivo (por así decirlo) decidí tomar una ducha y alistarme para dormir mientras ella se acomodaba en mi cómoda cama. Restregué mi rostro por última vez, al día siguiente cambiaria de muebles...unos más cómodos. Nunca he dormido en uno de estos muebles a pesar de ser el dueño de estos, eso no implica que lo haya hecho, sin embargo puedo asegurar que son incomodos y fríos.

Ella estaba en él piso superior durmiendo cómodamente en mi cama y eso no me molestaba, me sentía satisfecho al menos ahora no la tenía tan lejos como antes. Soy patético, ¿verdad? Lo soy, no hace falta que me lo confirmes. Intento cerrar mis parpados de quinta vez en esta noche y si mi sentidos no me fallan son más de las dos de la mañana. Intento volver a dormir pero unos sollozos me lo impiden.
Fruncí el ceño y me incorporo provocando en desliz entre las sabanas que me cubren. Sin importarme el frio piso de madera, me pongo de pie dispuesto a averiguar que sucede. Subo las escaleras de madera en forma de caracol sujetándome de la baranda de metal. Cuando llego a la planta superior doy con la sorpresa que ella está llorando. Esta llorando, sola y triste.
Me acerco a ella de forma sigilosa. De cerca puedo oír más claro su llanto y puedo ver que intenta ocultarlos para no despertarme, demasiado tarde. Sonrió por eso. Tiene su mirada en el suelo y abraza sus piernas contra su pecho tal cuando la encontré en el callejón.
Dudo antes de tocarla, pero inconscientemente lo hago tocando su hombro con la palma de mi mano. Ella da un pequeño respingo, y levanta la mirada en segundos. Noto sus ojos rojos e hinchados ante la escasa luz. Ella vuelve a bajar su mirada.

- Lo ciento...no quería despertarte, lo ciento – su voz es apenas un susurro. Se siente avergonzada, aunque no lo dijo, lo sé. Sus actos hablan por sí sola.

- No lo hiciste – vuelve a levantar su mirada observándome con confusión y alivio reflejo en sus ojos – no podía dormir, básicamente no es tu culpa.

- Ese sillón debe ser incomodo, ¿cierto? – asintió. Ella vuelve a bajar su mirada. – he sido mucho problema, siempre causo problemas.-se reprocha. Me siento a su lado sobre el colchón.

- No me eres un problema, no aun – ella suelta una pequeña risita que me reconforma.

- No me conoces-me aseguró ella con esos lindos ojos verdes que destellaban lágrimas.

- Pero podemos conocernos, ¿no?-ella soltó una pequeña sonrisa. Ese era un buen comienzo. Seco sus lágrimas con la manga de su suéter antes de observar su nariz.

- Las personas lloramos por muchos motivos...-empecé a decir – sin embargo, la mayoría lo hacemos por amor, ¿será algún tipo maldición? – ella ríe y niega a la vez.

- lloramos por un amor que creímos merecer. – suspira – por un amor que al final no fue más que un intento por encontrar eso a lo que llamamos amor.

- Entonces, ¿llorabas por un amor no correspondido? – pregunte. Ambos nos mirabas de frente, ella parpadeo antes de responder.

- No – en mi mente era un sí. – lloro, porque no entiendo como personas a las que entregamos nuestra confianza, personas de las que jamás dudaríamos...son las que más nos fallan. No entiendo por qué confiamos cuando al final, sabemos que nos lastimaran.

- Simplemente confiamos en las personas equivocadas – murmure. – nos cejamos por necesidad de desahogarnos sin tener en cuenta con quien lo hacemos.

- La amiga que me traiciono...era mi prima – joder. Ella volvió a suspirar antes de dejarse caer contra el colchón, copie su acto. – menuda mierda, ¿no?

- Menuda mierda – concorde. – si te hace sentir mejor, mi novia me engaño con mi mejor amigo en navidad...él le regalo condones y bueno ella quiso utilizarlos con el.- termine de decir.

- Al parecer ambos estamos en la joda en esto del amor – murmuro. Bueno, no tan en la joda, la tengo a ella ¿no es así? Bueno no realmente, pero la tengo junto a mí y eso vale más que nada.

- Así parece desconocida. – ella revira su rostro y copio de nuevo su acción volviendo a vernos a los ojos. Sus ojos me inspeccionan por un largo tiempo.

- Aun no se tu nombre y yo no sé el tuyo...eso lo vuelve extraño – concuerdo con ella. Aun así me he acostumbrado al anonimato y se volvería extraño saber su nombre, pero no puedo negarme.

- George...Shelley – me presento. Ella sonríe.

- Bianca  Hensley – sonrió.

Bianca. Me gusta ese nombre, se ha convertido en uno de mis favoritos. Su nombre era uno que no me lo esperaba, aun así me agrada y concuerda con ella. Sencillo y hermoso a la vez, al igual que ella. Al momento en que se tranquiliza decido levantarme para dejarla dormir pero ella se niega a que me valla, me ofrece un espacioso en la cama y... ¿tú te negarías? No claro que no. Al principio lo intente, pero al final ella salió ganando aunque debo admitir que yo también lo ice. Me acosté al otro lado de la cama y ella sonrió antes de darse la vuelta dándome la espalda.

Bueno, esta sería una larga noche.

Enamorando a una Desconocida.«Unión J» TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora