Capítulo 2: Lyra Malfoy

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Draco estaba incómodo en medio de la fiesta.

Le había tomado tiempo acostumbrarse a estar en ese cuerpo nuevo, pero lo peor había sido la ropa. No era su estilo vestir cosas tan ceñidas y, para colmo, de colores tan claros. Astoria había dicho que le quedaban bien y se había esmerado en elegir un vestido de gala que no fuera demasiado incómodo para él. Debía agradecerle a su mantra de "menos es más".

Claro que lo simple solo duró con el vestido. Astoria había insistido en peinarlo y se había dedicado casi una hora en recogerle el cabello, trenzando pequeños diamantes e hilos de plata con los rubios mechones. Draco odiaba el cabello largo, era la única tradición que no había seguido, si podía hacerse una coleta significaba que era hora de cortar. Su padre le había permitido aquello cuando era hombre, pero ahora lo había obligado a mantener el horrible largo.

Así que allí estaba, en su primera muestra en sociedad como una Malfoy. Tal como Lucius había exigido fue en la gala benéfica del Ministerio. Desde un punto de vista objetivo, era el mejor momento para presentarla. Una joven de la que recién se enteraba la sociedad mágica apareciendo allí, junto a los altos cargos del Ministerio y las familias de la alta sociedad. Si no salía en las portadas del día siguiente sería un milagro.

Draco tomó una de las tantas copas de vino y bebió un pequeño sorbo.

Su padre había cedido en algunos puntos para ser visto como un verdadero hijo de puta, le había dado a Draco flexibilidad para adornar la historia ya preparada: era preferible educar a un varón que a una niña, y esa niña había sido enviada al extranjero para no interferir. Era realmente estúpido, pero Lucius se había ganado una fama de tirano y déspota, era verosímil que le hiciera algo así a su propia sangre.

Draco bebió de nuevo..

Otro maldito problema. Su dieta había tenido que cambiar completamente. Al parecer no solo había disminuido el tamaño de su cuerpo, sino que sus órganos también, Narcissa estaba aterrada de que fuera a engordar y lo mantenía controlado para que no subiese ni siquiera un gramo. Draco no se lo había tomado tan mal, de por sí su estómago se saciaba pronto y con muy poco, el real conflicto había surgido cuando descubrió que ahora tenía una tolerancia bajísima al alcohol.

Draco dejó la copa vacía en una de las mesas y tomó otra.

Desde que había comenzado el evento varios ojos se habían posado en él. Sus rasgos lo delataban como un Malfoy, pero su vestido claramente femenino y su cuerpo más menudo hacía que nadie pudiese decirle que era Draco Malfoy vestido de mujer.

—Lyra, no deberías beber tanto —escuchó a Astoria.

Lyra. Ese era el nombre que se había puesto ahora que tenía que ser una mujer.

Dramático como era había estado buscando alguna constelación que sonara más o menos femenina y que tuviera una historia trágica detrás.

Le quedaba como anillo en el dedo.

Orfeo no cumplió con la única condición de no mirar hacia atrás al salir del Inframundo y su esposa desapareció para siempre. Él, como Malfoy, sabía que no debía enamorarse "como lo hace una mujer" y de todas formas lo había hecho. O eso suponía por la maldición que tenía encima, realmente no entendía por qué carajos le había pasado tal desgracia.

Ahora solo quedaba una lira como muestra de lo que había sido.

Ahora solo quedaba un cuerpo femenino que su padre despreciaba y al cual su madre buscaba con desesperación un buen prospecto.

—Me jode bastante que me miren como si fuera ganado —masculló por lo bajo.

—Lenguaje —corrigió divertida la otra chica.

Contrato matrimonialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora