¡Buenas!
Lamento la tardanza, esta vez fue porque me deprimí feo y no por los estudios. Tuve que dejar muchas cosas pausadas y esta historia fue una de ellas, especialmente porque los capítulos en los que estamos ahora no tienen un tono deprimente... Y la mierda que estaba escribiendo sí. Tuve que esperar a sentirme un poco mejor y no pensar en destruir emocionalmente a todos y cada uno de los personajes. Me costó, pero lo logré :)Espero les guste, lo hice con todo cariño para ustedes. ¡Disfruten la lectura!
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Draco hizo una mueca cuando escuchó algo que caía al agua del retrete. Intentó no prestar atención a las arcadas de Harry y, en su lugar, trató de concentrarse en otra cosa. Por lo mismo llevó la zurda hacia la espalda del auror, para darle pequeñas caricias mientras el joven seguía expulsando todo lo que tenía en el estómago.
—¿Sabes lo asqueroso que es esto? —se quejó el Slytherin.
—No es como si yo me lo buscara —murmuró Harry antes de que una nueva arcada lo obligara a callarse.
Draco había decidido que quería evitar la mayor cantidad de eventos públicos, así que había convencido al niño de oro de tomarse un mes de vacaciones para así tener su luna de miel junto a Teddy. El Slytherin había organizado todo para estar fuera del país tanto en el cumpleaños del crío como para el aniversario de la Batalla de Hogwarts. No tenía deseos de convivir con los Weasley y mucho menos de enfrentarse a un montón de fanáticos víctimas del Señor Tenebroso.
—Odio esto —masculló el auror para luego escupir.
El joven se había agarrado a la porcelana del baño para vomitar, pero ahora que su estómago se había calmado, había apoyado su frente sobre sus manos.
—Al menos te esperaste a llegar al baño —intentó consolarlo Draco.
Harry giró un poco el cuello y lo miró con odio, aunque pronto volvió a meter la cabeza en el retrete. Habían cantado victoria antes de tiempo, el estómago del Gryffindor aún no estaba listo para funcionar como correspondía.
—Parece que ya estás vomitando solo bilis —murmuró el rubio luego de asomarse a ver el interior del retrete, arrugando la nariz al distinguir pedazos de comida flotando—. Lávate y trata de tomar algo de agua.
Draco había conseguido el contacto de una famosa pocionista que había revolucionado el mundo mágico al integrar el mundo fungi en prácticamente todas sus preparaciones. La mujer, que estaba casada con un botánico mágico, se había dedicado junto a su marido a estudiar las diferentes propiedades de los hongos y sus diversos usos. Bastó solo una carta para que el matrimonio aceptara recibirlos. En un principio sólo iba a ser una pequeña visita para contentar a Teddy, pero la pareja había insistido en que permanecieran más tiempo con la promesa de que los llevarían a explorar el bosque en busca de hongos. El Gryffindor se había emocionado ante la idea de acampar y había aceptado sin permitirle a Draco proponer otro plan.
Así que habían tomado un traslador a Madrid y desde allí otro para llegar a la casa de sus anfitriones. Harry había tenido náuseas desde el primer viaje, las cuales sólo empeoraron con el segundo.
—Creo que ya no voy a vomitar —mencionó con voz rasposa el auror.
El Slytherin salió de sus pensamientos y se apresuró a buscar el bolso donde Kreacher había guardado la medicina muggle. Apenas lo encontró, comenzó a sacar las píldoras según las indicaciones que algún sanador muggle había escrito en un papel.
—Tienes que tomar esto para las náuseas, esto para proteger tu estómago y ya te toca la dosis de estas para el dolor de cabeza —recitó el rubio mientras le entregaba las pastillas a Harry.
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Contrato matrimonial
FanficUn día Draco rompe una regla y le cae una maldición que hace que su vida cambie, obligándolo a tomar una nueva identidad. ¿Lo peor de todo? Solo San Potter parece reconocerlo.