Capítulo 11: Embarazo

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¡Hola! Me disculpó por la demora, no tengo excusas :cEste capítulo está muy largo, pero lo dejé tal cual porque bueno... hay mucho que contar jiji¡Disfruten la lectura!


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Te maldigo, Malfoy, a ti y a tu estirpe. Engendrarán solo un hijo, siempre y para siempre. El día en que uno de ellos se enamore de la misma forma en la que tú crees que nosotras nos enamoramos... Ese día dejará de ser un hombre y se volverá en lo que tú más desprecias: una mujer. Tu apellido morirá con ella, tus tierras te serán quitadas, los secretos compartidos con otros. Esa criatura seguirá siendo ella hasta que deje de ser un Malfoy y le dé la espalda a tus ideas. Te maldigo, Malfoy, a ti y a toda tu estirpe...

~anteriormente~

Draco Malfoy es maldecido y transformado en mujer. Los Malfoy, aprovechando que nunca tuvo una hija que participara en la guerra y para evitar múltiples multas, obligaron a Draco a adoptar esta nueva identidad. Ante la necesidad de un heredero varón, y con la ayuda de Astoria, Draco comenzó la búsqueda de un marido. Fue entonces cuando Harry Potter, quien padecía un tumor cerebral, apareció como solución. Ambos necesitaban algo del otro: Draco buscaba un matrimonio ventajoso que le asegurara un heredero, mientras que Harry necesitaba una esposa que le permitiera adoptar a Teddy y cuidar del niño tras su muerte. La vida matrimonial no fue color de rosa; sus personalidades chocaron repetidamente y las peleas se volvieron habituales. Entre discusiones y encuentros íntimos, lograron encontrar la armonía. Sin embargo, la inminente muerte de Harry provocó que Draco sintiera miedo ante la idea de enfrentarse a la maternidad. Con la salud del "Niño Que Vivió" deteriorándose, Draco decidió priorizar a Teddy, lo que causó nuevos conflictos entre los esposos, sin saber que una nueva vida ya estaba creciendo dentro de él.

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La casa de los Greengrass no era tan majestuosa como la mansión Malfoy, pero seguía siendo lujosa y bella. Al observar el lugar, Draco no pudo evitar recordar las visitas que había hecho en calidad de prometido de Astoria. Podía haber pasado casi dos años, pero seguía siendo extraño tener que ser Lyra cuando por más de 20 años fue Draco.

—Señora Potter.

Un elfo hizo una reverencia exagerada a modo de saludo y luego le indicó que le siguiera, llevándolo al salón donde una mujer de mediana edad estaba sentada en uno de los sofás, leyendo una revista y comiendo unos bocadillos. La bruja sonrió radiante al ver a su visita y dejó su copia de Corazón de bruja a un lado.

—Lyra, querida, es un placer tenerte aquí —saludó en un tono excesivamente dulce.

—Señora Greengrass, por un momento pensé que era Daphne —saludó el rubio, usando un cumplido cliché para mantener el buen ambiente—. Lamento haber venido tan apresuradamente, espero no estar molestando.

—Tonterías, querida, siempre serás bienvenida en esta casa —canturreó la bruja—. Tú y tu marido pueden venir siempre que quieran.

Los Greengrass eran una familia que se había mantenido neutral durante la guerra, esperando a ver dónde se inclinaba la balanza antes de decidirse por un bando. No creían en las buenas intenciones ni en la pureza de la sangre, ellos ponían su fe en los contactos y las conexiones que lograban hacer.

Por ello Draco tenía permitido ser grosero, después de todo su esposo era Harry Potter.

—¿Dónde está Astoria? Supe que seguía enferma —continuó el rubio con el tono amable.

Contrato matrimonialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora