Capitulo 1

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A veces las cosas son muy confusas, siempre había pensado que los años en la tierra me habían convertido en un ángel muy sabio, pero creo que estaba equivocado.

Intento acomodarme el pelo por encima vez en el día, inhalo fuerte y acomodo la decoración de la mesa, una amable mujer se acerca a mi con una hoja y una lapicera.

-¿Ya sabes qué ordenar?- Me pregunta con una sonrisa, yo se la intento devolver.

-No disculpe, espero a alguien- le explico, ella asiente y se retira. Escucho la campana de la puerta sonar y como él entra en ella, yo sonrió sin poder evitarlo, cruzo mis piernas e inhalo, cuando me ve me sonríe haciendo un revuelo en mi estomago. Yo se que es un humano y yo un ángel, pero si le conocieran me entenderían, se que lo harían.

Edward es un escritor, escribe novelas de fantasía, sus favoritas son las que incluyen ángeles y demonios, eso fue lo que hizo que me llame la atención la primera vez. Es morocho con ojos cafés claros, es un poco musculoso, lo suficiente para que se pueda notar levemente cuando usa remeras.

-Hola Aziraphale- me dice animado, me estrecha la mano y yo la tomo gustosamente, cuando toco el calor de su mano siento una corriente eléctrica haciéndome estremecer, lo oculto con una risa nerviosa, -en que mundo me deseas meter esta vez- me sonríe.

-Los libros de Terramar, de Ursula Le Guin- lo saco del bolso, y se lo paso, este lo mira con un brillo en los ojos, así como yo igual.

-Eh oído de el, es la de los dragones- Yo ascenti, el sonríe y vuelve a mirar el libro, -que increíble, muchas gracias Aziraphale con esto seguro que me de inspiración para mi novela- guarda el libro en su mochila y se dispone a pararse.

-Espera, no deseas quedarte a merendar, y me cuentas de tu día o así- ay me siento tan torpe, Edward me mira.

-Oh si, desde luego- acomoda su mochila en la silla de un costado, la mesera se acerca y pedimos nuestra ordenes, al retíranos él se apoya el peso de su cabeza en su mano mientras me mira. -Mi día no fue tan interesante, solo me la pase quejándome por no saber cómo proseguir- bufa yo niego y pongo mi mano en la mesa cerca de el.

-Es completamente normal, tu más que nadie sabes que crear las novelas es un proceso que lleva tiempo e inspiración constante, no te atormentes- le digo dulcemente este sonríe.

-Gracias Aziraphale enserio eres muy halagador- me dice, yo le sonrío -tu turno, cuéntame tu día-.
La merienda pasó casual, Edward siempre se muestra muy atento a lo que le cuento o aconsejo, cuando terminamos de comer nos costó decidir cómo pagar ya que el otro quería pagar la comida, pero decidimos pagar la mitad para quedar en paz. Ahora caminamos por el alrededor, fuimos a mi librera al abrirla me doy vuelta y veo que el no ingresa, me mira un rato y luego chasquea con la boca.
-Bueno Aziraphale, nos vemos otra ocasión, cuando tenga una idea o finalice la lectura te aviso ¿dale?-

-Oh, claro por supuesto, muchísima suerte- le digo un poco desanimado, le veo un poco forzar su sonrisa y se da la vuelta. No entiendo que acaba de pasar, entro a mi librería y me muerdo el labio. Aveces comprender a los humanos es tan complicado. Me tocan la puerta, es él, me giro rápido y la abro pero el olor a demonio y el color rojizo me alertó que no es así, en consecuencia bufé.

-Que manera de recibirme- Se burla, -¿esperabas a alguien más ángel?- Dice en burla.

-De echo... No, ósea si pero no- me di la vuelta y Crowley entro sin más, cerrando la puerta.

-¿Pasó algo?- Su tono suena un poco preocupado.

-¿Qué significa cuando un humano se queda parado en la puerta mirándome fijo y cómo no digo nada se pone mal?- le pregunto tocándome las manos nervioso. Veo como aunque tenga los lentes frunce el ceño.

El "experto" de la tentación (+18) "Good Omens"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora