Cuatro

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Park Jimin está petrificado frente a mí

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Park Jimin está petrificado frente a mí.

Supe desde el momento en que salió disparado de su asiento y fue al escritorio de la Sra. Skov que estaba tratando de dejar de trabajar conmigo. Todos los demás en la clase estaban cambiando de asiento, formando parejas con sus compañeros de proyecto, mientras yo me sentaba solo y echaba humo.

Me está haciendo quedar como un maldito tonto, ¿y para qué?

¿Por qué cree que lo voy a tratar como una mierda? ¿No se da cuenta de que solo está empeorando las cosas? Está demasiado envuelto en su propia preocupación para darse cuenta de lo que ha hecho.

Comportamiento típico de él.

Enseguida, nos alejamos del escritorio de Skov y Jimin se dirige al de él, a punto de acomodarse cuando le hablo.

-No quiero sentarme al frente.

Un ceño estropea su bonito rostro. Porque no se puede negar. Park Jimin es hermoso.

-¿Por qué no?

-Prefiero sentarme en la parte de atrás. -Indico con un movimiento de cabeza hacia mi escritorio que está vacío. Gira la cabeza, estudiando los escritorios vacíos que rodean el mío y sus hombros se hunden en señal de derrota.

-De acuerdo.

El triunfo ondea a través de mí mientras lo veo agarrar su cuaderno y su mochila, mi mirada baja a sus piernas. Lleva pantalón normal, que en mi opinión es demasiado holgado, así que no puedo ver mucha piel. Veo sus zapatos pero no son los típicos que suele usar. Son otra marca y estilo, elegante y brillante.

Little Mister Virgin está cambiando.

Agradable.

Lo sigo hasta el fondo de la habitación, fijandome en la línea recta de sus hombros, el cabello rubio brillante y lacio. Me pregunto, una vez más, si alguna vez lo han besado.

Probablemente no. Él es tan dulce e inocente como parece, con un diamante en el dedo, prometiéndole a su padre que se mantendrá puro hasta el matrimonio.

No tengo ni idea de por qué lo encuentro tan malditamente atractivo, pero lo hago. Quiero joderlo. Que lo jodan. Follar con él, follarlo de verdad hasta que sea completamente adicto a mí y se olvide de sus promesas virginales. Destruir a este omega dulce e inocente se siente como un deporte.

Un reto.

Se acomoda con delicadeza en la silla vacía junto a la mía, dejando caer su cuaderno sobre el escritorio con un fuerte golpe. Me siento a su lado y me inclino hacia atrás, extendiendo mis piernas, mi pie rozando el suyo por pura casualidad.

Jimin inmediatamente aparta su pie como si le quemara mi toque.

-¿Vas a sacar un cuaderno? -él pregunta.

A Millon Kisses in Your LifetimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora