Dieciséis

871 144 8
                                    

Después de hacer mi compra, estamos a punto de irnos, Eunchae me trae mi abrigo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de hacer mi compra, estamos a punto de irnos, Eunchae me trae mi abrigo. Yoongi lo toma y me ayuda a ponérmelo, sus dedos rozan mi glándula de olor cuando acomoda el cuello de la chaqueta. Sus dedos se deslizan hacia arriba, acariciando mi cabello, y lo miro, incapaz de apartar la mirada de la intensa mirada de él.

—Estaba torcido —murmura, y yo asiento con la cabeza, incapaz de encontrar palabras.

Así que me quedo callado.

Pensativo.

Al darme cuenta de que esto no es una fantasía que evoqué en mi cerebro como lo hice anoche. De hecho, está aquí, parado frente a mí, observándome cuidadosamente.

Tan atentamente como yo lo observo.

¿Puede sentirlo? ¿La atracción entre nosotros? ¿La química? ¿O es todo unilateral?

¿Soy solo un omega tonto enamorado de un alfa que no tiene ningún interés en mí? ¿Él solo me está siguiendo la corriente? ¿Jugando conmigo?

Yoongi vino aquí, a esta exposición, a buscarme. No hay otra razón para su presencia que su deseo de verme.

A mí.

Me escolta fuera de la galería, su mano en la parte baja de mi espalda, guiándome hasta la acera. Mira a ambos lados antes de tomar mi mano y llevarme al otro lado de la calle, dirigiéndome hacia un sedán negro que está estacionado en la acera. Un hombre con un traje negro sale del lado del conductor, con una agradable sonrisa en su rostro.

—Encontró un invitado, joven Min.

—Lo hice. —responde Yoongi. —Jimin, él es Han.

—Encantado de conocerte. —le digo a Han. Es un señor mayor con cabello canoso y cálidos ojos marrones.

—Joven. —Han inclina la cabeza hacia mí antes de alcanzar la manija y abrir la puerta trasera para nosotros. Entro primero, Yoongi me sigue y la puerta se cierra, envolviéndonos en completo silencio. El único sonido que puedo escuchar es el suave ronroneo del motor al ralentí y mi corazón que late rápidamente.

—¿Dónde quieres ir a almorzar? —pregunta Yoongi, su voz tranquila. Haciéndome temblar.

—No sé. —Me encojo de hombros, mi estómago de repente protesta. No puedo recordar la última vez que comí algo.

—¿Tienes hambre?

Es la forma en que mira fijamente mis labios lo que me hace decir:

—Absolutamente muero de hambre.

—Yo también. —Su sonrisa es lenta. Al igual que la mía.

Después de investigar un poco en nuestros teléfonos, nos instalamos en un restaurante no muy lejos de la galería que sirve desayuno y almuerzo.

A Millon Kisses in Your LifetimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora