Querido, estoy triste, triste porque te extraño, porque no hallo nada de tu esencia en las pequeñas cosas. Ojalá tenerte cerca, un minuto sería suficiente, una vista de tus ojos es para mí esperanza infinita. Pero demuéstrame que estás aquí, muéstrame que no me abandonaste, que respiras por mí, que tus miedos siguen siendo miedos y que en ellos encuentro los míos. Llega a casa, cualquier día, a cualquier hora. Ven. Anda. Te lo ruego, ven a mí. No me abandones.
