Estoy esperando a Kristine en la recepción, aunque dijo que solo iría a cambiarse de zapatos, algo debió demorarla de más. Quizá este encargando el almuerzo.
Mi maldita corbata me molesta, a esta hora solo quiero quitármela y dejar libre mi cuello, así que simplemente me la suelto y libero los primeros dos botones de mi camisa blanca.
Inevitablemente suelto un suspiro profundo. No dejo de darle vueltas a esta mañana tan surrealista... Y más con lo que soñé anoche.
- Veo que, a pesar de los años, aún sigues mordiéndote el labio cuando estás pensativo. -Me dice una dulce voz, que, aunque hace años no escuchaba, (si no cuento lo de la mañana), suena casi igual que como recordaba. Ella se para a mi lado, y ambos observamos por la ventana el ajetreo de las personas yendo a almorzar.
- Y veo que tú sigues haciendo tu clásica aparición silenciosa, no sé cómo lo logras si llevas tacones.
- Bueno, es algo así como mi don. -Suelta sonriendo ampliamente. - Wow... ¿Cuántos años han pasado desde que no nos veíamos? Que, unos... ¿10 años?
- Si, más o menos ese tiempo...
- Y... ¿Cómo has estado?
- Vaya. Pues bien. Y tú supongo que bien, después de todo, lograste estudiar algo relacionado con las cámaras. Me alegro mucho por ti.
- No es exactamente fotografía, pero me gusta bastante. Y tú seguiste el camino del arte, asimismo, sinceramente, pensé que te vería en la farándula como un ganador aplastante en los campeonatos de surf como un competidor profesional.
- Si, bueno, aunque fue mi sueño por algún tiempo, aún sigo surfeando en mis tiempos libres. Y a veces participo en alguna que otra competencia a nivel local, incluso salí en una revista deportiva el año pasado, me hicieron fotos y una pequeña entrevista. No te negaré que me veía muy atractivo en las fotos, si las vieras hasta tu hoy en día suspirarías.
- Eso es genial, y veo que lo engreído no se te ha quitado para nada. -Me dice sonriendo genuinamente-. Al menos sigues disfrutando de tu pasión, me alegro mucho por ti Adriel.
- Si... -Suelto pensativo-. ¿Te digo algo? Esto es tan surrealista... Tú y yo, charlando después de tanto tiempo sin siquiera volver a hablarnos por mensaje... Y ahora, tendremos que estar al menos seis meses en la misma empresa. -Alejo mi vista de la ventana y poso mi mirada en el suave perfil de Jada.
- Me leíste la mente. Pero me da gusto reencontrarnos. Aunque lo más surrealista es que estuviéramos trabajando en la misma empresa, aunque en diferentes partes del país, y que de la nada nos juntamos a trabajar en la misma filial... Es... No sé, no encuentro las palabras sinceramente. Pero es lindo. -Dice girando lentamente hacia mí, observándome fijamente, con esos hermosos ojos que tienen ese brillo tan especial que no he visto en ninguna otra mirada. En ese momento siento la necesidad de poner un mechón rebelde detrás de su oreja. Realizo el gesto suavemente sin poder evitarlo, es como si mi cerebro estuviera en trance y mi mano reacciona como un imán hacia Jada.
- ¡Ya estoy lista! Perdón por la demora Adriel. -Salto en mi lugar, dejando caer mi brazo, cual peso muerto. - Ay, ¿Perdón interrumpo?
- No, sólo estaba preguntando a Adriel si conocía un buen lugar para almorzar por aquí cerca. -Dice Jada ganándome la respuesta.
- Oh, claro. Pues a media cuadra en toda la esquina hay un lugar, saliendo a mano izquierda. O si quieres ver hacia la costa, está a tres cuadras todo derecho saliendo a mano derecha, el restorán se llama "Lámpara Llameante".
- Espera. Me suena ese lugar. ¿Es el mismo al que pasábamos a comer en nuestra adolescencia? -Dice mirándome.
- Sí. El mismo. -Esto duele. Mi voz salió un poco más ruda de lo que esperaba. No debería escocer aún, pasó hace tanto tiempo. Pero que aún exista el lugar, y que además me mire con esos mismos ojos duele. Me siento tan patético que me da rabia. Fue el amor de mi adolescencia por Dios, y lo que luego pasó fue hace lo que se siente como una eternidad ya. No soy un maldito niño. La voz de Kristine me saca de mis pensamientos abrumadores.
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Como Las Olas Del Mar
RomanceDicen que el primer amor nunca se olvida. También dicen que es el amor verdadero. Otros dicen que siempre vuelve, así como las olas del mar siempre vuelven a la orilla. Pero, ¿será realmente cierto? Adriel amó con pasión y locura a la que fue su...