Capítulo 9

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- Luci, por favor no me pases ninguna llamada ahora en la tarde. - Digo por el teléfono fijo con el que nos comunicamos directamente.

- Sí señor.

- Ah, y consígueme el número de Jada Hease por favor.

- Claro señor, cuando lo tenga se lo envío por WhatsApp.

- Gracias Luci.

- No hay de que jefecito.

A penas cuelgo suelto un suspiro. Es impresionante como los chismes vuelan en esta oficina. No habían pasado ni ocho horas y ya media empresa sabía que nos habíamos besado. Son una bola de chismosos. Por lo general no me suele molestar, pero esto es demasiado. ¿Cómo que huir del país? ¿De dónde sacan tantas babosadas?

Tomo mi teléfono e intento prenderlo, pero está completamente descargado. No traje mi cargador portátil, y el que suelo dejar aquí creo que se lo presté a alguien, pero no sé a quién en estos momentos... Iré a preguntarle a Evan o Kristi si tienen alguno que me dejen usar. Salgo de mi oficina, y decido ir donde Evan primero y me devuelve mi cargador, que "misteriosamente " había olvidado devolverme. Granuja. Voy caminando de vuelta con el cargador en mis manos cuando oigo una voz femenina y tímida decir mi nombre a mis espaldas.

- Hum Adriel, ¿Podrías ir a la oficina de Richard? Te intenté contactar por WhatsApp, pero no te llegaban y el directo de tu oficina no contestabas, ni Luci sabía dónde estabas... Por favor ve pronto, sólo faltas tú.

- Vale, voy a poner a cargar mi teléfono y voy, ¿Te parece?

- Ok, le diré a Richard.

Creo que ahora es momento de ponerme nervioso. ¿Sólo falto yo? ¿Eso que carajos significa? ¿Jada también está ahí? Me duele levemente el estómago y nada tiene que ver con la falta de sueño ni el exceso de alcohol. A penas dejo mi teléfono reviviendo, Luci me dice que me llamaban, me encamino donde Richard, y tengo la sensación de que estoy caminando hacia un juicio. Cuando llego toco suavemente la puerta.

- Adelante. - Suena una voz masculina detrás de la puerta.

Acto seguido entro al despacho, y me da una especie de dejavú. Jada está de espaldas a mí, pero también dos figuras, una femenina, la de Cecilia, y el representante, Sebastian que está de pie con los brazos cruzados sobre su pecho.

- Te estábamos esperando Adriel. Por favor cierra bien la puerta detrás de ti, no quiero que nadie nos oiga. - Hago lo que Richard dice, con un nudo en el estómago. Está hablando un poco cortante, algo raro en él.

- Sí, lo siento problemas con la batería del teléfono.

- Bien, seguramente se preguntan por qué están aquí, o al menos lo sospechan. El día de ayer tuvimos la reunión después de trabajo, para fomentar más la unidad de todos y darles la bienvenida a la banda. Según entiendo todo estaba bien, hasta después que me fui por motivos personales. Pero hoy al llegar noto que hay ciertos cuchicheos, mayores a lo normal. Hasta que nuestra responsable de recursos humanos presente me informa que está preocupada por un chisme de corredor que les involucra.

¿Qué? ¿Acaso Cecilia se volvió loca? ¿Desde cuándo le chismea tanto a Richard? No puedo creerlo. ¿Todo porque no obtuvo lo que quería de mi hace un rato? Le miro con mala cara, pero ella ni se inmuta, sólo mira por encima del hombro hacia mí, con cero rasgo de culpabilidad, como si no hubiera hecho absolutamente nada.

- Y por favor, no lo tomen contra Cecilia, que solo cumplió su deber de informarme. Ahora, como todos somos adultos, hablaremos las cosas de frente. Aunque no me incumbe sus vidas privadas, por lo general la empresa no suele tolerar las relaciones entre empleados exactamente para evitar situaciones como esta. Aunque claro siempre hay excepciones...

Como Las Olas Del MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora