Como Las Olas Del Mar

Capítulo 12

- ¿Que se te ocurre Adriel?

- Darle una lección a ese imbécil. Pero antes dime, ¿qué le dijiste cuando te fuiste con el anoche?

- Hmmm, no mucho, que lo nuestro había terminado, que lo que hiciera o dejara de hacer con otras personas no era su problema... En fin, al final se sintió hablar con una pared. ¿Por qué lo preguntas?

- Porque, bueno, aprovechando que me "utilizaste" en la fiesta... Lo que se me ocurre es que pues... Me sigas utilizando.

- Suena feo cuando lo dices de esa forma... Pero creo que aun no entiendo a donde quieres llegar.

- Simple. Jada. -Digo tomándola de las manos, y haciendo que me mire a los ojos-. ¿Quieres ser mi novia? -Digo sonriendo y ella abre los ojos como platos.

- ¿Qué? ¿Te volviste demente? - Responde soltando nuestras manos y negando con la cabeza.

- Vamos, no te espantes así. Lo que te digo es que finjamos ser novios para quitarte ese animal de encima, además para demostrarle que tú eres una persona libre. Le dolerá su ego, además tiene que entender que entre ustedes no hay nada. Y que mejor que estar con otra persona, o sea yo.

- Estas demente, en serio. En eso no has cambiado mucho al parecer... Si yo accediera a ser "tu novia", ¿qué pasaría con Richard? Ya viste el problemón que nos causó hoy.

- Hmmm pues, yo le conozco algunas cositas, así que no debería hacernos mucho problema sinceramente. E intentaríamos ser un poco más discretos en la oficina. Entonces, ¿qué dices?

- Se siente extraño, respondí esa misma pregunta hace muchos años atrás... La sola mención de aquello me trajo una sensación de nostalgia...

- Pues te lo vuelvo a preguntar... Jada Hease, ¿Quieres ser mi novia falsa por un tiempo?

- Si me lo preguntas así, no me puedo resistir. -Responde riendo-. Está bien Adriel, seamos novios falsos.

- Entonces, ¿Trato? -Digo extendiendo la mano hacia ella.

Jada suspira, pero imita mi gesto y me estrecha la mano. Yo no logro reprimir una sonrisa que sabe a una pequeña victoria.

- Trato. Aunque no sé qué ganas con todo eso.

- De eso no te preocupes. Si puedo ayudar a una amiga feliz lo haré y más si eres tú.

- Bueno... Creo que es hora de que me vaya.

- ¿Quieres que te lleve?

- Nop, voy a llamar un Uber, pero te agradecería un vaso más de jugo mientras llega.

- Vuelvo en un momento. -Digo poniéndome de pie en lo que tomo su vaso, y me encamino a la cocina para buscar más jugo y unos hielos.

¿Qué demonios pasó por mi mente para preguntarle eso? Salió de la nada, ni alcancé a procesar lo que estaba diciendo. Pero me sorprende que ella haya aceptado. Cuando vuelvo ella me queda mirando.

- ¿Qué? -Pregunto-. ¿Tengo migas de galletas en alguna parte? -Me limpio las comisuras de la boca inconscientemente en busca de migajas.

- No, pero venias con una cara de maldadoso que no cabías en ti mismo.

- Sólo estaba pensando en que me sorprende que hayas aceptado sin dudarlo mucho. Creo que en eso tampoco has cambiado tanto... Debes estar loca para en primer lugar haber salido conmigo. Pero he de admitir que tienes buen gusto, yo también volvería a salir conmigo, soy muy apuesto, además de simpático.

- Un engreído eso es lo que eres jaja.

- Como digas, pero igual te morías por estos huesitos, y no lo puedes negar... -Digo sonriendo y no puedo evitar bajar la mirada a sus labios... Sus tan hermosos labios... Que se ven más apetitosos al estar humedecidos por el jugo... Deben estar dulces, aún más que de costumbre... Como muero por besarlos...