Capítulo I: Comienzo

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-Tú me perteneces. - estaba equivocado, yo no le pertenecía a nadie. Pero no se lo hacía saber.

Estaba claro que ser su juguete no es divertido. No. Y es que aunque quisiera, no puedo evitarlo. Frédéric, mi tío, no es más que un jefe de una compañía lo bastante conocida a lo largo del siglo XIX. Por lo tanto, eso me convertía en una chica de la alta sociedad. No obstante, no me gustaba serlo.

Mi tío, siempre estuvo interesado en mí. Nunca supe el por qué de eso. Mi padre murió por una enfermedad, que, según los expertos, no tenía cura. Mi madre, nunca supe nada de ella, según me contaron, ella murió al darme a luz, pero ¿Será eso cierto? Ni siquiera existe un fotografía de ella. ¿Las habrán destruido?

Y es que estaban por entregarme a un orfanato, pero, al enterarse de que quedé huérfana, no tardo en venir en mi ayuda (para mí no era ayuda, sino que significaba desgracia) llevándome consigo, a donde sea que fuera a parar. Y aquí de vuelta al principio. No es que tampoco quiera explicarlo todo, ni mucho menos. Pero cuando se trata de mi vida, es mejor dejar cosas sin decir.

Para mi suerte (y vaya suerte, debería sentirme afortunada) mi tío, me había quitado varios besos (llevándose consigo el primero) que espero algún día, llegar a olvidar. Pero, no es a eso lo que yo llamo suerte. Es que agradezco que nada pasó a mayores. Quiere decir, que aún me conservo virgen. Gracias al cielo.

-Ya me cansé de esto. Yo... renuncio a que me sigas usando como se te plazca.- y renuncié. Escapar de allí era lo que queria desde que me quedé con él. Sabía que no era seguro escapar. Sabía que el anciano del pueblo bajo me lo había advertido "Nunca vallas al bosque, es peligroso", pero no le hice caso. Escapar de allí, quizás no era bueno, pero el bosque era el único lugar donde podía escapar sin que Frédéric me encuentre.

-Oh cállate, tonta. No puedes renunciar, mi ser aún necesita más de ti.- y ya sabía a que se refería, por eso quería huir, porque ya sabía que, tarde o temprano, esto ocurriría pronto.

-Tú no necesitas nada de mí. Siendo un hombre poderosamente rico, con mucho gusto puedes buscarte una esposa. Empezando, sólo tengo quince años.

-¿Qué quieres decir?

-Que te veré, cuando te hayas casado por fin.- de manera completamente rápida y fugaz, corrí a la puerta principal. Para mi desgracia estaba cerrada. Frédéric rió con fuerza. Subí las escaleras que se dirigían a un largo pasillo de varias puertas. Un piso de madera, que sobre este, tenía una larga alfombra roja con detalles en dorado.

Me dirigí a la derecha, al final del pasillo es mi habitación. Escuchaba los pasos pesados y rápidos de mi tío. Quería impedir que me fuera, pero no le iba a dar el gusto de que atrapara.

Abrí la puerta, entré y luego la cerré, colocando un escritorio para evitar que entrase. Pero no duraría mucho. Busqué y rebusqué, en cajones, algo que pudiera llevarme, algo que significara mucho para mí. Y lo vi. Un diario. El diario que me había regalado papá, a mi cumpleaños número diez. Sentía una necesidad de llevármelo, así que lo tome. También me llevé el relicario plateado con forma de corazón. Éste, me lo regalo la señora Lis, la panadera, que visitaba todos los días su tienda. Ya me había tomado cariño, aun recuerdo esa vez.

-Cariño, quiero darte algo.- me dijo mientras se voletaba a buscar algo en unos cajones.

-Señora Lis, no tiene por qué hacerlo.

-Oh niña, ya tienes quince años, ya eres toda una mujer. Por eso, quiero darte esto.- me entregó un relicario plateado, con la hermosa forma de un corazón. -Úsalo cuando encuentres a tu amor. Coloca una fotografía de ti y otra de él, así lo recordarás siempre.

-Oh vaya, muchas gracias señora Lis.- me despedí de ella y me guardé el relicario en el bolsillo de la chaqueta. Si Frédéric lo ve, lo destruirá.

Lo guarde en la chaqueta, la misma que usé esa vez.

Tenía miedo. Saltar de esta altura... El tío entro empujando la puerta y el escritorio, venía armado con una escopeta. Sin pensármelo mucho, salté. El hombre disparó, aun así no me dio, la bala se estampó con una rama de árbol.

La caída no dolió demasiado, ya que, por suerte, caí sobre un montón de paja. Como pude me levanté y corrí hacia el bosque lo más rápido que mis piernas me lo permitían, al igual que el vestido se me hacía difícil correr.

Me adentre al espeso bosque, siendo perseguida por Frédéric, quien disparaba pero fallaba a causa de la cantidad de árboles que hay. En ese momento, una parte del vestido se atoró en una rama baja, haciendo que callera al suelo, el vestido se rompiera en parte y lastimandome el brazo con una planta con espinas. Como pude, me levanté.

Ya no podía más. Iba a caer rendida. Había chocado con un árbol, me caí sobre un charco de lodo, perdí mi sombrero y un guante. Ya no corría, sino que caminaba, hasta que tropecé con un helecho haciéndome caer, y quedarme allí. Esta vez, no me levanté. Sabía que aquí acabaría mi vida, pero al menos intenté salvarme.

-Ya te tengo.- me apunto con la escopeta. Espero que no duela tanto.

¿Ya morí? Si es así, entonces ¿Por qué me siento tan viva?

Levanté mi rostro. Observé a un chico delante de de mí. Este es alto, unos ocho o diez centímetros más alto que yo. Su cabello rubio, atado en una cola. Parte de el caía sobre su frente, tapando un poco uno de sus ojos, que eran de un penetrante color celeste que resaltaban en la oscuridad de la noche. Sus ropas eran de un color blanco y gris, y en su mayoría negro. Sus uñas estaban pintadas del mismísimo negro de la noche.

En una de sus manos sujetaba la bala.

-¿Estás bien?- fue más una afirmación que una pregunta. No le conteste. Era muy fácil perderse en su mirada. Se giró sobre sus talones, mirando fijamente a Frédéric, quien podría asegurar, estaba temblando. -Vaya, un humano usando una escopeta para matar a una bella dama ¿Qué le ocurre?

-Esa no es una bella dama, es una mocosa. Ella merce morir.

-Hoho ¿Está usted seguro? Yo no diría eso si me encontrara en su estado.- Observé a mi tío, y en efecto, el chico le había lanzado la bala de una manera rápida que ni la vi, chocando con su pecho llevándolo directo, a la muerte. -Es un pena.- se giró hacia mí y me observó por largos minutos. -Lo siento, quizás no te di una buena impresión. Soy Len, ¿Tu eres...?

-_____ (tn) - contesté ya, cansada. Me dolía todo y lo único que quería en ese momento era descansar.

-Estás sangrando. Ven conmigo, yo voy a curarte.- y por más que fuera un completo extraño, accedí sin más. Después de todo, era lindo, pero confiar mucho en alguien, podría traerme problemas.

Comenzamos a caminar por el espeso bosque. Como no tenía fuerzas suficientes, Len me cargo hasta que llegaramos a destino. Estaba tan cansada, que me dormí sobre su pecho. En ese lugar me sentía segura.
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Después de pensarlo por muuuuuuucho tiempo, decidí hacer un Fic de Len & tú ouo
La época en que transcurre la historia es en 1883, me pareció que quedaba bien con la trama (además porque amo esa época)
Me disculpo si hay algunos errores, escribir desde el celular es algo incómodo xD
Bueno, espero que les haya gustado ^^

Vampire Life. [Len y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora