Vampire Life. [Len y Tú]

Capítulo III: ¡Que alguien me explique esto!

Aquí está la tercera parte de esta novela. Aquí pasará *beep* y sabrán que *beep* y creo que van a *beep*

>>En multimedia, está... Miku y Gumi... Ya sabrán por qué
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¿Y ahora que? Está bien. Fui salvada por un bello chico, que, ahora me pregunto ¿Qué diablos hacía él en el bosque? Saqué la conclusión más obvia... Curiosidad. Un chico rebelde. Alguien que no sigue órdenes. Es un completo estúpido.

Pero debo admitir -dejando de lado mi orgullo- que es muy sexy.

Me dolía la cabeza. Y como no hacerlo, han ocurrido muchos sucesos que me han tenido pensando una y otra vez. Tampoco era para tanto, pero, si lo repaso:
1.- Escapé de me tío.
2.- Huí al bosque.
3.- Me lastimé y arruiné mi vestido favorito.
4.- Un chico rubio bien extraño, apareció de la nada a salvarme.
5.- Éste, asesinó a Frédéric -aunque no me molestaba que lo hubiera hecho-
6.- El rubio me llevó a... a... ¿Dónde?

"Ya es de mañana". Abrí lentamente mis ojos, encontrándome con un techo de madera. Estaba recostada en una cama con la frazada amarilla que, como dibujos tiene... ¿Naranjas? Esto es extraño. Me senté en la cama, el piso, era también de madera, pero lo cubría una alfombra de naranja. Había un estante de libros. Una mesita de noche con una lámpara y un escritorio. Me falto mencionar los tres almohadones de distintos tamaños con la forma de naranjas. ¿Qué clase de persona está tan obsesionada con naranjas?

Ya cansada de esperar por minutos que parecían horas. Decidí buscar al chico que había salvado mi vida.

Al salir vi un largo pasillo a mi izquiera, y una escalera. Decidí bajar. Llegué a la planta baja, y me encontré, precisamente, a quien estaba buscando. Se encontraba profundamente dormido en el sofá, con su cabello desordenado y suelto. Como pijama traía... ¡¿Un corsé?! ¿Pero que carajos...? Bueno... Quizás deba haber sido un travesti y yo no me di cuenta. Pero aun así, eso... Debe ser imposible... No, quizás sea plana/o no se como debería llamarse.

Observé un reloj de pared. Marca las 10:37 a.m. ¿Tanto duerme? Lo toque suavemente para despertarlo.

-Déjame... Quieri dormir.- no le hice caso alguno y seguí moviendolo para que de una maldita vez despertara por fin. -¡Joder! ¿Qué?- se despertó de golpe, elevando el tono. Yo me quedé quieta, no por miedo, sino porque su voz sonaba más aguda que anoche. Observó la ventana. -¿Estás loca? ¿No ves la hora?

-Son las diez...

-¡De la mañana!

-¿Y? Tampoco como si te hubiera levantado a la seis...

-Yo me estaba acostando a las seis, tonta.- este no puede hablar en serio. Es una persona muy extraña.

-Y-yo... Em... ¿Puedo hacerte una pregunta?- dije no muy convencida. Estaba de mal humor.

-... Buen, pero rápido, que tengo sueño.

-¿Por qué usas corsé?- era una pregunta que me iba a inquietar hasta no saber la respuesta. Me observo de manera extraña, para luego bostezar y decirme de la manera más obvia posible:

-Soy mujer.

Y ahí me quedé. Parada. Con cars de imbécil. Entonces... La persona que me salvó ¿Es una chica? O sea que... Que asco. Y saber que dije me me parecia linda, joder.

Me dirigí a la cocina con la intención de hacerme algo para desayunar. Por desgracia, me encontré con tan solo unas bayas y frambuesas. ¿Que voy a hacer yo con esto? Se me ocurrió la idea de hacer mermelada. Sabía hacerla, ya que mi ya fallecido tío, solía obligarme a hacerla.