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NARRADOR OMNISCIENTE:

   Ya era el otro día. Entre Mauro y Mía no había llegado a pasar nada, ya que después llamaron los chicos para avisar que al otro día se iban a Pinamar ya que tenían shows; y de paso para tomarse unas vacaciones ya que les tocaba una semana libre.

   Sobre la noticia que les apareció no había pasado nada, la dejaron ahí. Tecnicamente las sospechas salieron por lo cerquita que estuvieron esa noche en la Bresh, cosa que no pasó desapercibido en la mirada de los fans y los focos de las cámaras.

   Una vez que la chica había terminado de guardar todas sus cosas, fueron a la casa de los chicos para que Mauro haga lo mismo: así que ahora estaban los dos en el cuarto de Mauro hablando mientras el ordenaba todo.

—Mau...— Lo llamé mientras el guardaba unas remeras en el bolso.

—¿Qué pasó?— Me preguntó él, levantando su vista hacia mi.

—¿Hace falta ir en avión?— Pregunté susurrando. Algo a lo que le tenía mucho miedo es a los aviones.

Él me miró con una sonrisa de ternura.— Tenemos que llegar a tiempo. No podemos arriesgarnos a que pase algo en el camino.— Me explicó todavía con la sonrisa, a lo que yo frunci las cejas.

—¡¿Pero si podemos arriesgarnos a que se caiga el avión y PUMBA, morir?!— Pregunté yo con tono de indignación, por lo que él rió.

—¡No va a pasar esoo!— Dijo el aguantando la risa.

—¡¿Y vos que sabes?!¡¿Ahora ves el futuro?!

—¡No, Mía!— Soltó una carcajada.— Vas a estar conmigo, tranquila.

—Ay si, porque eso me tranquiliza mucho, Mauro.— Le dije yo viéndolo con una sonrisa falsa, por lo que el volvió a reír.

   Mi miedo a los aviones salió hace unos meses, que mi mamá viajó en uno y tuvieron problemas, por lo que el avión casi hace ¡capum! y mi vieja se moría en él. Pero por suerte no pasó, así que ella está feliz de la vida en México disfrutando sus vacaciones.

   Sinceramente, nunca les tuve confianza a esas mierdas. Y lo que pasó, me confirmó que no tengo que confiar al 100%.

—¡No pasa nada boluda!— Habló de vuelta mientras se acercaba y me daba un abrazo, haciendo que me sienta protegida.—Confía en mi, las posibilidades son mínimas wacha.

—¡Es que...— Hablé, pero como no tenía argumentos, me callé.

—¡Nada, callate! El viaje es cortito y encima es... bastante seguro.— Dijo, por lo que yo lo miré seria.— ¡Mentiraa! Vos confía, yo te voy a protejer, mi reina.— Dijo, ejerciendo más fuerza en el abrazo, logrando que yo me quede más tranquila.

—Te amo, Mau.

—Yo también, Mía.

...

NARRA MAURO:

   Eran las 21 de la noche y ya estábamos por subir al avión que nos iba a llevar.
   Mía estaba a mi lado temblando. Sabia lo mucho que le aterraba la idea de subirse a uno, así que la abracé por los hombros para darle un toque más de seguridad.

—¡Tranquila ey!— Dije al sentir que no se calmaba.

—Necesito ir al baño.— Dijo para después querer caminar, cosa que yo no la dejé.

—¡Ey, ¿Te sentís bien?!— Le pregunté preocupado.

—¡No sé!— Dijo mientras se tapaba la cara frustrada.

—¡Vení, ya está!— Dije atrayendola a mi cuerpo para abrazarla, cosa que ella aceptó sin quejas y me abrazó más fuerte.— Intenta calmarte, por favor.— Le pedí mientras acariciaba su cabeza.— Si vos te tranquilizas, no va a pasar nada.

Ella levantó la vista y me miró con lágrimas en los ojos.—¿Me lo prometes?— Preguntó, por lo que la vi con ternura.

—Te lo prometo.— Le dije con una sonrisa para brindarle confianza. Llega a pasar algo y me voy al infierno.

—Gracias...

—¡Vamos wacho! Ya está todo listo.— Nos avisó Rusher.

   Agarré la mano de Mía y pasé nuestros brazos por su cabeza, para así quedar con mi brazo sobre su hombro y su mano junto a la mía.

   Subimos al avión y nos sentamos; Mía del lado de la ventana y yo a su izquierda. Ella empezó a mover la pierna nerviosa, así que apoyé mi mano en ella y dejé leves caricias para que se calme, cosa que a los segundos funcionó. Agarré su mano, la cual descansaba sobre la mía, y las entrelace.

   Minutos después, casi media hora, avisaron que el avión estaba por despegar, por lo que Mía se puso muy nerviosa. Me miraba como si me quisiera pedir ayuda.

—Ey, acordate de lo que te dije: yo estoy acá, con vos, como siempre.— Dije mientras la miraba fijamente a los ojos. Con la mano que tenía desocupada acaricie su cara para darle más seguridad.

—Como siempre...— Repitió ella en un susurro.

   Tomó aire y lo expulsó lentamente. Llevo nuestras manos a su pecho y pude sentir su corazón acelerado.

—Gracias.— Susurró y dejó un beso sobre mi mano.

—Así como vos me protegiste cuando lo necesité un día, yo voy a estar cuando me necesites en otro.— Le dije con una sonrisa.

   Dejé un beso en su frente y el avión despegó de una vez por todas. En ningún momento del viaje nos soltamos las manos.

   En eso se basa nuestra "amistad"...

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Se que en eso hemos basado la amistad:
Un día te protejo a ti, tú otro a mi...

~♡~

~Tú Me Curas Esta Soledad~ Mauro Monzón♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora