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— Saldré el domingo. — Avisa apenas entra, sus padres están en la sala haciendo quien sabe que, Felix y Hyunjin también están ahí mirando en silencio para poder burlarse después.

— ¿Con permiso de quién? — Grisha pregunta, hay una pequeña sonrisa en su rostro pero esa dura voz hace que no parezca broma. — ¿Tengo que recordarte que aún vives en esta casa y necesitas nuestro permiso?

Dae Han suspira con una pequeña sonrisa mientras le da un trago a su café. Si fuera posible ese señor comería granos de café. — ¿A dónde iras?

— Iré con Jisung. Él, me va a presentar a sus padres, somos mejores amigos pero no los conozco. Somos hombres ocupados.

Grisha apunta a Minho. — ¿Es verdad? O quizá vayan a buscar drogas o hacer apuestas ilegales.

— Iré con Jisung, papá.

— Sea lo que sea que vayas a hacer, sí te arrestan no pagaré fianza por tí, los haré que te cobren con servicio comunitario.

Se iba a defender de su papá, antes papi Dede fue el siguiente en hablar y estaría loco si lo interrumpe. — No sabía que eran mejores amigos, no hablas mucho de ese chico con nosotros, bebé. Sí realmente es tu amigo ve con él, pero también tráelo un día a casa.

— El ya ha venido a casa. Ahora me toca a mí.

— Yo no recuerdo eso. Me gusta saber con quién trata mi hijo. Tráelo un día a casa.

Tragó saliva, Lee chiquito olió ese sentimiento en sus padres

Llaman a su puerta, Lee rasca sus ojos abriendo y mirando a su padre con una cara poco feliz

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Llaman a su puerta, Lee rasca sus ojos abriendo y mirando a su padre con una cara poco feliz.
— ¿Ahora que hiciste Minho? No te cansas de defraudar tanto?

Está confundido y descalzo, el frío de sus pies en el suelo le hacen confundirse. — ¿Por qué lo dices papá?

— Dejaste la escuela Minho, tienes veinte años y no has hecho nada, pierdes el tiempo con esos dos chicos, no has conseguido una novia ¿Qué esperas?

La barrera ante el miedo y respeto se hace grande, Lee da un paso hacia atrás, el rostro de su padre está más que enfurecido. No parece ir bien está situación, creyó que su padre estaba orgulloso de él, que le gustaba lo que estaba haciendo.
Desde que recordó que sus padres son grandes licenciados y él dejó la carrera, sentía un poco de inseguridad, ahora que su padre Grisha le dice las cosas en la cara, le hace temblar su labio y sus ojos arder. — ¿Por qué dices eso, papi?

— ¿Por qué sigues jugando, Minho? Por eso, porque no tomas nada en serio, estás tan distraído, no eres nada ni nadie. Todo se te viene regalado, no haces nada por ti. — Grisha niega con la cabeza. — Ya lo estuve pensando... Preparé tu documentación, elige, Canadá o Rusia.

Sus ojos se hacen agua, las lágrimas caen sin control, Lee se siente chiquito, pero sobre todo triste, decepcionado de sí mismo.
— ¿Por qué, papi?

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