Al graduarse de la universidad, Myeongsuk decide invertir sus ahorros en una encantadora y antigua casa situada en las afueras de la ciudad, con la esperanza de comenzar una nueva etapa en su vida. Sin embargo, antes de cerrar el trato, los antiguos...
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— ¡Hey! — grité, cerrando los ojos justo cuando varias uvas cayeron sobre mis piernas. — ¿Así que quieres jugar de esta forma? — lo desafié con la mirada, mientras tomaba un puñado de uvas para lanzárselas.
Había insistido en hacer un picnic en el jardín de la casa, y él había aceptado sin protestar. Pensé que sería lo mejor para ambos, especialmente para Jungkook, quien había pasado quién sabe cuánto tiempo sin la compañía de otra persona.
— No, no, no... — negué repetidamente al ver cómo se acercaba con una sonrisa maliciosa.
— ¡Ven! — exclamó entre risas, persiguiéndome por el lugar.
Corrí lo más rápido que pude, pero terminé tropezando con mis propios pies, cayendo sobre el césped fresco y cálido. Jungkook me atrapó con una sonrisa victoriosa y, sin dudarlo, comenzó a hacerme cosquillas.
— ¡Para! — grité entre risas.
¿Cómo podía tocarme si era un fantasma? Era algo que no podía entender... pero quizás no debía pensar tanto en eso.
...
— ¿Sabes? Me siento muy inútil al no poder recordar nada — comentó, esperando que cayera el atardecer a mi lado.
— No te sientas así, no es tu culpa — respondí, dejando caer mi cabeza sobre su hombro. — Pero sí te culparía si te quedas atrapado en esos recuerdos que ni siquiera puedes recordar... — añadí en un murmullo, cerrando los ojos inconscientemente y quedándome dormida.
...
Abrí los ojos y me di cuenta de que estaba en mi cama. Miré a mi alrededor y no pude encontrarlo.
— ¡Jungkook! — grité preocupada, sintiendo que mi corazón podría salirse en cualquier momento.
Al no obtener respuesta, me levanté de un salto y salí corriendo del cuarto en su búsqueda.
— Jung... — me calmé al verlo mirando el cielo estrellado, tranquilo y pacífico. Su calma era tal que no quería molestarlo, así que me detuve a admirarlo.
— Myeongsuk, si yo fuera un humano... ¿acaso podrías fijarte en mí? — preguntó en un tono neutro, con la vista aún en el cielo.
Sentí mi corazón detenerse por un momento y una oleada de calor invadió mi cuerpo. Sobre todo, podía sentir mi rostro ardiendo. Estaba totalmente sorprendida por su repentina pregunta... aunque sabía perfectamente lo que quería: su compañía.
— Sí — afirmé, segura de mi respuesta.
Impresionado, giró para verme con los ojos bien abiertos, pareciendo un niño pequeño.
— Pero... ¿por qué la pregunta? — intenté actuar desentendida.
— Porque tú me haces sentir muy cómodo, solo por eso... — respondió nervioso, rascándose la cabeza y desviando la mirada.
— Jungkook, eres muy lindo — solté, sonriendo encantada por su tierna actitud.
Para mi deleite, lo vi tragar grueso y un sonrojo se pintó en sus mejillas.
