"Quiero descansar"

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Mara.

He faltado a clases. No quiero volver a ir.
Al menos no en lo que queda de semana.

He estado dedicando absolutamente todo mi tiempo en el taller.

Esta semana tengo que terminar de armar un motor. Lo desarme, y ahora tengo que volver armarlo.

Esa es mi tarea de esta semana.

Mentiría si dijera que no es cansador, porque si lo es, pero de cierto modo mi mente descansa haciendo esto, y me hace olvidarme del resto del mundo.

Hasta ahora no he tenido noticias de que estoy fuera de la universidad. Lo que significa que mi plan funciono.

Eso es bueno.

En fin, estoy a punto de terminar de armar el motor, así que lo dejo así, mañana es mi último día, y estoy segura de que mañana lo termino.

Quiero descansar.

Casi no duermo intentando de memorizar como desarme el motor, para que ningún detalle se me olvide.

Bueno.

Es hora de irme, por lo que me subo a mi moto con la intención de irme. Antes de echar a andar la moto me llega un mensaje.

Rubí: ¡te perdiste lo mejor, el profesor nos dejó libre! :)

Ni me esfuerzo en contestar el mensaje porque no me importa en lo absoluto lo que dice.

Ahora sí, prendo la moto, y no me pongo casco, porque quiero sentir el viento en mi cara.
.
.
.

Llegando a casa noto que hay un ambiente turbio.
Mis padres están cenando con un hombre que desconozco.

No sé quien es, ni tampoco estaba enterada de esta cena.

—Hola.—saludo a los que están en la mesa.

El hombre y mis padres solo me miran, en la mirada de mi madre noto algo, decepción, desilusión.

—¿Es ella?—pregunta este hombre.

—Sí, es ella, como puedes ver saco la belleza de su madre—contesta mi padre.

—Interesante...—me siento incómoda con la mirada de este hombre.

No me gusta para nada como me mira.

—Entonces, ¿Aceptas?—inquiere mi padre, y noto como mi madre suelta un sollozo en lo bajo.

— ¿hola?—al hablar capto la atención de mis padres que hasta ahora no me han mirado a los ojos—¿De qué me estoy perdiendo?

—Mónica, llévala a Arriba, que prepare sus cosas.—Le indica mi padre a mi madre.

No entiendo nada.

Mi madre se para y asiente.

Cuando llegamos arriba ella ya está llorando a mares.

—¿Madre que pasa?—pregunto.

—Nos enteramos, hablamos con tu profesor Mara—de su bolsillo saca una imagen.—No solo faltas a clases, sino que también trabajas en lo que te prohibimos, ¿no sabes lo humillados que nos sentimos al ver esto?

No.

No.

Esto es imposible...

—Lo hablamos con tu padre, ya estás comprometida Mara, ese hombre de abajo te quiere, y no vamos a interferir en que te tenga—se limpia las lágrimas—te lo dijimos, no hiciste caso, ahora eres de él.

No.

No.

Por esto intenté convencer a ese profesor.
La libertad que tanto anhelaba me la acaban de arrebatar.

Mi querido accidente(NUEVA VERSIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora