Qué vergüenza 🙈

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Manuel
Me desperté por los golpes insistentes en la puerta, no sabía qué pasaba, me moví un poco, abrí los ojos y la imagen que vi fue lo más placentero y parecido al paraíso que jamás imaginé.

Encima mío estaba Lucerito, apoyada en mi pecho, tal como nos habíamos quedado dormidos la madrugada anterior, con sus hermosos rizos cayendo hacia un lado de la espalda, dormía plácidamente.

La contemplé y la acaricié delicadamente, era tan bonito que después de todo lo que pasamos, hoy en día la pudiera disfrutar de esta manera, aunque sabía que era algo momentáneo, me encantaba poder sentirla solo mía.

De repente, los golpes me sacaron de mis pensamientos, causando que pegara un mini saltito en la cama que, también, la hizo sobresaltarse a ella. No me había dado cuenta que aún seguía en su interior, después de la arrebatadora noche que tuvimos.

-Rey qué pasho?- Me dijo con una voz de sueño que no se aguantaba y se aferró más a mi cuello y mi torso desnudo. Unas voces al otro lado de la puerta se oyeron.

-Nena, creo que es tarde y ya nos tenemos que levantar, supongo que nos vienen a llamar- Le dije acariciando su espalda desnuda y tratando de despertarla tranquilamente. Sabía que estaba cansada y se me hacía tan tierna.

Más golpes se escucharon en la puerta y las voces no se hicieron esperar, pero, no eran quien esperábamos.

Chavos:- Mama, papá, la abuela y el tío dijeron que habían unos problemas con la producción, que iban a tratar de arreglarlos, que era urgente y que, por favor, se tenían que poner en contacto con ellos que era algo urgente-La voz de nuestro hijo mayor se escuchaba sumamente angustiado.

Me preocupo mucho y Lucerito también, se removió sobre mí, levantó su cabeza y me miró súper afligida.

-Hijo espera un momento, ahora te abro y me explicas bien.

Lucero se cubrió bien con la sabana y yo me levanté rápidamente poniéndome el pantalón y recogiendo, mínimamente, el circo que habíamos dejado anoche para ir a abrir la puerta a nuestro hijo.

Abrí la puerta y estaban nuestros dos hijos, quiénes al entrar en la suite, la inspeccionaron de arriba a abajo y lo mismo hicieron con nosotros, fue muy incómodo, básicamente porque su madre estaba totalmente desnuda excepto por una sábana que la cubría, y yo con un pantalón y en la suite parecía que había pasado un huracán.

-Explíquennos que es eso tan urgente que ha pasado? Ahora que ha hecho esa inepta producción?- Les cuestionó una Lucero ya al borde del desespero. Me acerqué a la cama y me senté a su lado.

-Según nos dijeron, el mariachi no podrá llegar a Atlanta, hay unos problemas y por carro no daría tiempo a que llegará y por avión se excede del presupuesto.

-En USA no hay mariachi o algo así dijeron y este no sé de dónde dijeron que lo habían conseguido- Explicó mi hijo.

-La abuela y el tío los estuvieron llamando mucho rato pero no contestaban los celulares y les vinieron a picar a la puerta también, pero, como tampoco les respondieron y si querían solucionar algo para la noche se tenían que ir ya a hablar con la producción, se fueron casi corriendo y nos dejaron dicho que les aporreásemos la puerta hasta que nos contestaran y eso fue lo que hicimos. Dónde tenían los celulares?-Añadió mi hija.

-Porqué según la abuela daban señal pero nadie los atendía, es decir tenían pila y cobertura pero nadie contestaba, tan dormidos estaban para no oírlos?-Continuo preguntando mi hija.

-Eso es obvio beba, no ves que llevamos-Miro el reloj mi hijo mayor-más de media hora dando golpes en la puerta y hasta ahora nos responden, estaban bien dormidos-Continuó diciendo mi hijo.

Estaba muy nervioso, ya no solo por la situación incómoda en la que nos encontrábamos Lucerito y yo, sino por el problema del show, además de que mi reina estaba roja de la vergüenza.

Necesitaba llamar a la producción y saber si aún se podía hacer algo para esta noche, pero no sabía ni dónde estaba el celular, era todo un verdadero desastre. De repente, se escucharon otros golpes.

Doña Lucero: -Hija, Manuel están ahí? Necesitamos hablar con ustedes-Lucerito me miró aterrada, pero que íbamos a hacer? Necesitábamos saber cómo había quedado todo y ya total estaban nuestros hijos en el cuarto también.

-Si, mamá. Ahorita Manuel os abre.- Me levanté a abrirles, mientras mis hijos se sentaban en un mueble que había frente a los pies de la inmensa cama.

Entraron mi cuñado y mi suegra y se me quedaron mirando atónitos, ya que les había ido a abrir en pantalón, sin camisa y todo despeinado. Miraron alrededor de la suite y vieron que estaba todo desorganizado.

Sus caras parecían poemas, no daban crédito a lo que estaban viendo, cuando localizaron a Lucero con su cabello revuelto y solo una sábana que la cubría y luego se dieron cuenta que los chavos también estaban en el cuarto, pensé que nos mataban. Sus miradas eran asesinas.

-Mamá, que paso? Ya pudieron solucionar el problema o qué onda? Ya nos contaron los chicos lo del mariachi?-Sé atrevió a decir Lucerito ante la mirada estupefacta de su mamá.

Doña Lucero parecía no salir de su asombro, si no nos mataba, poco le faltaba, nos miró y respiró profundamente antes de contestar.

-La producción dijo que no había ninguna forma de que el mariachi pudiera llegar. Lo siento mucho hija, hicimos hasta lo imposible, pero me temo que vas a tener que cantar sin el mariachi o quitar esa parte del show.-Mi reina se puso pálida al escuchar esas declaraciones de su madre. Me acerqué a la cama y me senté en los pies, donde estaba antes de que ellos llegaran.

-No, no, no esto no puede estar pasando- Exclamó Lucero nerviosa- No puedo hacer el show sin el mariachi pero menos puedo dejar a mis fans sin esa parte tan importante del espectáculo, algo se tiene qué poder hacer.-Movía sus brazos inquieta, dejando la sábana por debajo de sus hombros.

Veía que sus ojos estaban llenándose de lágrimas, quería acercarme a consolarla y decirle que todo estaría bien, que no se preocupara y que encontraríamos alguna solución, pero veía que no era muy buen plan.

Mi suegra, mi cuñado y mis hijos mirándonos, expectantes a toda la situación, mi reina cubierta solo por una sábana y yo solo con un pantalón y medio desaliñado. Le pedía a Dios que nos ayudara y que todo se solucionará.

-Hermanita sólo hay dos posibles soluciones viables- Todos escuchábamos a Toño con atención-que hagas tu sola el espectáculo del mariachi o que cantes en esa parte baladas románticas a dueto con Manuel como hacían al inicio de la gira-Mi reina y yo nos miramos-piénsenlo rápido porque sea lo que sea deben ensayar-Añadió Toño.

Lucero me llamó con la mirada, yo dudé si acercarme a ella o no, la situación estaba tensa, el problema era grave y nuestras apariencias no eran las más adecuadas. Ella se movió un poco más inquieta, indicándome que me quería a su lado.

Con cuidado y ante la mirada expectante de todos, me levanté y me acerqué hasta la cabecera de la cama, me senté a su lado, pasé mi brazo por sus hombros y la atraje hacía mí. Lucerito recostó su cabecita en mi y me dio la mano.

Notaba como estaba nerviosa, sentía que debía calmarla y para eso estaba así, en esta situcison tan incómoda pero todo fuera por su bienestar.

Al tenerla tan cerca, le susurré al oído, lo que para mi era la mejor opción que, por lo visto, le pareció bien, ya que ella me apretó la mano en señal de afirmación, y yo mismo propuse la solución.

Cuando lo personal afecta lo profesional 🥹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora