Por una noche olvidémonos ❤️‍🔥

702 47 15
                                    

Manuel
Recosté a Lucerito encima de los cojines de la cama y entre besos candentes le quité la camiseta. Mis besos fueron bajando hacía su cuello, dejando chupetones y mordiscos y continuaron hasta el valle de sus senos.

Cuando iba a quitar su sujetador, ella me interrumpió para quitar mi camiseta, a lo que yo accedí encantado, ayudándola.

Acto seguido, quité su sujetador y empecé a acariciar y besar sus senos, sacándole profundos suspiros de placer. Succioné su seno derecho, provocando que arqueara su espalda debajo de mi cuerpo.

-Mmmhh reyyy.... qué rico....-Lucero entrelazaba sus dedos en mi cabello y me atraía más hacía mí, para que continuará dándole placer en sus senos.

Seguí haciendo lo mismo con el otro seno, arrancándole gemidos que, al poco tiempo, inundaron toda la habitación. Nuestras respiraciones agitadas se mezclaban con besos húmedos y necesitados, que demostraban todo el amor que sentíamos por el otro.

Era como si precisáramos tener la certeza de que nos pertenecíamos de alguna manera al otro. Poco a poco, mis besos fueron bajando por el abdomen de Lucerito, me deshice de sus jeans, para dejarla en un hermoso tanga rojo de encaje.

Ella no se tardó en quitar rápidamente mi pantalón y dejarme en bóxer, dónde claramente se notaba mi prominente erección. Estábamos sentados en la cama, de rodillas, nos acercamos más hasta fundirnos en uno solo, en un cálido abrazo y en un profundo beso.

Lucero
Nos separamos por falta de aire y empecé a acariciar, haciendo círculos, el pecho de Manuelito que me volvía loca.

Inevitablemente, los ojos se me fueron al marcado bulto que se marcaba en el bóxer de Manuelito, cosa que todavía me excitó más, haciendo que me relamiera los labios.

Lo empujé delicadamente, haciendo que cayera en la cama y yo quedará sentada a horcajadas encima suyo.

Sin pensarlo mucho, llevé mis manos hasta su bóxer, deslizándolo por sus piernas y dejando a la vista su erecto miembro. Me agaché y me acerqué más a su miembro, empezando a estimularlo con mi mano.

-Mmmhhh... reina... delicioso....sigue...-Los gemidos de Manuelito no se hicieron esperar, así que no dudé en introducírmelo en mi boca, haciéndolo delirar de placer.

Para mí, era sumamente satisfactorio ver cómo lo podía llevar al éxtasis de esta forma. En unos minutos, derramó todo su líquido en mi interior y no dudé en beberlo entero.

Esta noche iba a permitirme olvidarme de todos los problemas y solamente disfrutar de nosotros dos y de nuestro amor.

Manuel
Aún no me había recuperado de tremendo orgasmo que mi reina me había proporcionado, pero necesitaba sentirla.

La cogí de las manos y la atraje hacía mí, para que nuestros labios se encontraran y fundirnos en otro apasionado beso.

En esta posición, el contacto de nuestras intimidades era total y podía notar fácilmente cómo estaba de excitada Lucerito.

Su humedad, a través de la mínima tanga roja que la cubría me invadía, deseaba hacerla mía y darle todo el placer que merecía.

Rápidamente, me deshice de su tanga y le empecé a dar placer a su ya hinchado clítoris con uno de mis dedos.

Sus gemidos no tardaron a aparecer, por mucho que nos siguiéramos besando con frenesí. Era evidente que necesitaba más y no tarde en complacerla como merecía.

-Manuelito, amor... dame maaaasss...-Me pedía entre jadeos.

Le añadí otro dedo y aumenté la velocidad. Cuando ya veía que se iba a venir, cambié mis dedos por mi miembro y la penetré de golpe.

Cuando lo personal afecta lo profesional 🥹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora