La verdad detrás del palenque 💞

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Lucero
Me sentía tan feliz, por fin, podría volver a ver a Manuelito, lo echaba tanto de menos.

Desde que tuve que ir con Michel al torneo de pesca, en Los Cabos, estábamos muy distanciados y casi ni nos habíamos visto.

Se que fue mi culpa, pero no tengo el valor para dejar a Michel, hay algo que, nunca he dicho pero en el fondo, le tengo miedo.

Nadie lo sabe, quizás lo pueden pensar, pero, no se imaginan de lo que es capaz.

Tantas veces he pasado temor a su lado y me moriría como algo malo le pasara a Manuelito o a mis niños.
Esta noche tenemos el show en el palenque de San Luis de Potosí.

Voy en el auto hacia el aeropuerto muy feliz y decido subir una story a insta, para mis fans que tanto amo. Al poco rato, me avisan de que ya llegamos al aeropuerto.

Iríamos en el jet de Manuelito y ya estaba allí esperándonos. Iba con Joss, mi mamá, Toño y mi asistente, Alex. Lucerito no había podido acompañarnos por temas de la escuela.

Cuando llegamos, él ya estaba allí, tan guapo como siempre, con su asistente, Palillo.

Nos saludamos de beso en la mejilla y nos subimos al avión.

La verdad me moría por darle un abrazo, él siempre había sido y siempre sería mi lugar seguro.

Tenía tantas ganas de darle un beso, de besarnos hasta que nos faltase el aliento, y decirle mil veces cuanto lo amo, pero, no, no podía, allí me tenía que comportar, estábamos en público y nadie podía sospechar nada.

Como casi no habíamos hablado del show, ya que no tuvimos tiempo de prepararlo ni ensayar mucho, le dije a Manuelito para hablar.

Al principio fue todo muy bien, hablamos de las canciones que cantaríamos, el orden, nos reímos y ya antes de que me fuese para mi asiento, dado que ya íbamos a aterrizar.

-Espera Lucerito.- Manuel me llamó.

Me giro y quedo de frente a él, clavo mi vista a sus ojos.

-Hay algo que tengo que decirte.- Continua diciendo.

Manuel
Estaba nervioso, no sabía ni por dónde empezar, como iba a decirle al amor de mi vida, que no volveríamos juntos, que me tenía que ir a Houston a hablar con mi novia porque las cosas estaban muy mal entre nosotros y tenía que solucionar los problemas, y que ya nos encontraríamos en Miami para el show del 24.

Lucero
Me preocupo, noto que está nervioso, conozco a este hombre desde la punta de los pelos hasta los dedos de los pies. Le sonrió.

-Dime Manuelito.-Le respondo con la mayor naturalidad del mundo.

-Verás es que no me podré regresar contigo a México- Intento sonar lo más calmado posible.

-Pero porque? Qué paso? Algún problema?-Me angustio aún más.

-Es...que....es....es que tengo que ir a Houston a resolver unos asuntos con Pita- logró decir con gran dificultad y sin poder sostenerle la mirada a Lucero.

Noto como se me aguan los ojos, me contengo para no derramar ni una sola lágrima, no le daría el placer de verme llorar otra vez por él y menos por esa mujer que no vale nada.

En eso, que anuncian que nos pongamos los cinturones y me siento salvada.

Me voy corriendo para mi asiento, me abrocho el cinturón y cierro los ojos.

En la mente, se me vienen mil imágenes, mil recuerdos, mil pensamientos, en serio el hombre que amo más que mi vida y que juro amarme hasta la muerte está poniendo por delante a una cualquiera, que según él solamente va con ella por despecho y para que no nos descubran?

Sabía que yo no podía reclamarle, por qué qué éramos? Amantes? en qué punto de mi vida llegué yo a esto? Tener una pareja que no amo y que no puedo dejar por miedo, miedo a qué?

A la prensa, a la gente que me rodea, no, definitivamente no, es mucho peor, miedo a Michel, al que supuestamente era mi novio perfecto.

Si, nadie lo sabe pero le tengo temor, me moriría como cumpliera sus amenazas y algo malo les pasará a Manuelito o a mis niños.

Pero no, no puedo permitir que ponga a esa tal Pita antes que a mi, esa vive muy lejos y es una mosca muerta, jamas imaginaría lo que hay entre nosotros, para ella, Manuelito ya no sirve en la cama (eso le ha hecho creer él) y si supiese de todo lo que es capaz...

Algo tengo que hacer para que Manuelito vea que yo soy la prioridad y que no le voy a permitir que me deje para irse con ella.

Iba tan inmersa en mis pensamientos que ni me enteré cuando aterrizamos y nos dijeron que ya podíamos bajar.

Mi mamá me llamó varias veces, mi hijo igual, y ya todos se empiezan a preocupar porque yo no reaccionaba, hasta que al final, escuché su voz y salí de mi trance y casi les grite.

-Qué pasa? Por qué me gritan? Qué tanto me miran? Ni que fuera un fantasma- Dije ya enfadada.

Estaban todos de pie a mi alrededor, armando mucho follón. Entonces hablo mi mamá.

Doña Lucero: - Hija no reaccionabas y nos espantamos mucho- Me dice al borde del llanto.

Joss: - Si mami, si no es por papi que te llamó no nos hacías ni caso- Añadió mi hijo, dejándome totalmente sorprendida con tales declaraciones.

-Perdonen, perdonen -Me apresuré a decir-  Estaba pensando y pues.... me debí de quedar dormida.... Bueno vamos o qué? que se nos va a hacer tarde- Esbocé una media sonrisa para aligerar el ambiente.

Subimos cada uno a nuestro auto y fui todo el camino callada.

Me sorprendió lo que me dijeron, por lo visto mi mamá y mi hijo me habían llamado muchas veces para decirme que habíamos llegado y que nos bajábamos del avión y si no es porque escucho la voz de Manuel ni reacciono, tanto poder tiene este hombre sobre mi?

Confieso que me asusta un poco descubrir eso, aunque la verdad con tantas preocupaciones, una más que aturdiera mi mente, ya no importaba.

En todo el trayecto no dije ni una palabra, esta no soy yo, habitualmente, hablo mil palabras por minuto, pero por suerte nadie me pregunto nada.

En el otro auto, Manuel también iba cabizbajo y pensativo, será que Lucerito estaba así por lo que le dije? Necesito hablar con ella en cuanto lleguemos.

Al fin, llegamos, me baje lo más rápido que pude y me fui directa al camerino. Ya había urdido mi plan y Manuelito vería que a mi no me trata como la segunda.

Por suerte, era precavida y siempre llevaba algo más de ropa y zapatos que los que pensaba utilizar. Decidí ponerme una ropa diferente a la que habíamos pensado para molestarlo.

No dejé que nadie entrara a mi camerino, solo paso un momento mi estilista para arreglarme el pelo y ya. Mi mamá y Toño no entendían nada, y Manuelito trato de mil formas de hablar conmigo pero yo no accedí de ninguna de las maneras.

Me iba ya a vestir, cuando me dijeron que unos amigos me querían saludar y que saliese un momento para la foto.

También, estaba Manuelito y la sorpresa que me llevé al ver que eran amigos de Michel, pero y ellos que harían aquí? Ahora sí que no entendía nada.

Me tomé la foto con la chica y después con su acompañante, ella, Manuelito y yo. Corrí para mi camerino diciendo que iba tarde y que me tenía que vestir ya.

Decidí no ponerme nada de joyería y llevar los zapatos más estridentes que tuviera. Sabía que todo esto lo enojaría ya que él era muy detallista y cuidaba cada detalle.

Cuando lo personal afecta lo profesional 🥹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora