Descubriendo la verdad 📲

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Manuel
No daba crédito a lo que estaba viendo, Michel estaba petando el celular de mi reina de whatsapps. Sabía que era pesado pero no a ese extremo. Cuando vi lo que decían, sentí que me faltaba el oxígeno.

La estaba insultando, acusando de que era una cualquiera, de que no tenía palabra, de que se estaba revolcando con su ex, es decir, conmigo, de que por un simple beso en la mejilla se puso celosa y todo lo que él le tenía que aguantar a ella y que ya estaba harto e iba a cumplir su palabra, porque él sí tenía palabra, que ya se podía olvidar de lo que más amaba, que él mismo se lo iba a arrebatar como le había dicho en innumerables ocasiones, porque él jamás le permitirá alejarse de su lado.

No paraban de caerle whatsapps con amenazas parecidas, me estaba entrando un coraje, como podía ser que ese perro del diablo estuviese hablándole de esa forma a la mujer que más amaba.

Ahora todo lo entendía, cuando ella me decía que no podía dejarlo, que no podían vernos juntos, que tenía miedo, sus pesadillas cuando dormíamos juntos, sus llantos inconsolables, y ahora encima yo culpándola más y haciéndola sentir peor.

Me sentía miserable, como si no tuviese poco con el infierno en el que vivía, yo se lo había aumentado, como la iba a mirar a la cara para pedirle perdón?

Me armé de valor y les dije a todos que ya estaba bueno, que iba a hablar con ella porque ya nos teníamos que ir del lugar.

Todos aceptaron sin problema y les dije que se fuesen yendo que ahorita íbamos.

Le toque varias veces a la puerta, nadie contestaba, se hizo un silencio enorme por un momento y, finalmente, me decidí a hablarle.

-Lucerito ábreme ya no queda nadie, todos se fueron, por favor reina.

Lucero
No lo podía creer, se había quedado conmigo y me había dicho reina. Pero no, no se lo iba a poner tan fácil.

-Qué haces aquí? Vete con tu noviecita que te está esperando en Houston- No pude acabar la frase bien, que ya caí en llanto más intenso otra vez.

Manuel
Se me partía el alma de escuchar llorar a la mujer que tanto amo y lo peor saber que yo era el causante de su sufrimiento.

Miraba su celular, los mensajes de ese miserable se acumulaban. Decidí apagarlo, estaba seguro de que en cualquier momento la iba a llamar y no podía permitir que nadie nos interrumpiera.

-Reina por favor, no ves que yo te amo a ti, que solo actúo por celos, yo no podría vivir sin ti, no me voy a ir a ninguna parte y dejarte a ti así, tú y mis hijos están por encima de todo.- Le dije totalmente sincero.

Lucero
Escuchar aquello me reconfortó, me sequé las lágrimas y le fui a abrir.

Manuel
Cuando la vi en aquel estado, no pude evitar abrazarla, tenía los ojos hinchados de tanto llorar, el maquillaje corrido, la ropa llena de lagrimas, no soportaba verla así. La abracé lo más fuerte que pude y ella volvió a estallar en llanto.

Traté de que se calmase, pero, era imposible, no sabía ya qué hacer, así que le levanté el rostro y la besé. Ella se sorprendió, pero, poco a poco, me fue correspondiendo al beso y dejando de llorar.

Nos separamos por falta de aire y entonces ella habló.

-Por qué lo hiciste?- Me preguntó incrédula.

-El que? El beso o quedarme contigo?- Le devolví la pregunta.

-Las dos cosas.-Me respondió todavía reticente.

-Porque te amo y no podría vivir sin ti. Perdóname, fui un idiota, nunca pude imaginar todo lo que tú estabas sufriendo.- Le contesté lamentando y añadí.

-Por favor, reina perdóname, te amo como nunca imaginé, más que cuando nos casamos y lo que menos quiero es hacerte daño.

Lucero
No dije nada, me abalancé sobre él y lo bese. Nos empezamos a besar tierna y lentamente, poco a poco, el beso fue subiendo de intensidad y cuando ya íbamos a algo más, él se separó.

-Reina ahora nos tenemos que ir, nos están esperando, todos están muy preocupados por ti.- Se justificó.

-Eso es excusa, porque no me dices la verdad, tú no me amas, ya no te gusto, no me deseas, solo quieres que deje de llorar para irte con ella.- Le ataqué.

-Como puedes decir eso? Claro que te amo, pero no podemos hacer esto aquí y ahora, venga ven que te ayudo a recoger las cosas y nos vamos al hotel.-Me intentó convencer de nuevo.

Por un momento me quedé paralizada, como si estuviera en shock, estaba diciendo hotel? No creía lo que oía, según había entendido, antes de todo este lío, nos íbamos a regresar a México esta misma noche.

Después me dijo que se iba a Houston y ahora me dice un hotel. Ya no sabía si tanto sufrir me estaba volviendo loca o qué estaba pasando.

-Cómo qué a un hotel?-Le cuestioné.

-Si nena, no querrás que ahora nos metamos en el avión para regresar a casa, y esto que hacemos- Me señaló sus partes y como su amiguito ya se había despertado.

No pude evitar morderme el labio y luego esbozar una media sonrisa.

Le di un rápido beso en los labios y mientras me cambiaba y me arreglaba el desastre que estaba hecha, el me ayudó a recoger las cosas.

-Ya estoy, vamos?- Le dije un poco más animada.

-Si nena, vamos.-Me respondió en el mismo tono.

Manuel
Nos cogimos de la mano y salimos muy agarraditos y juntitos del camerino para ir hasta el estacionamiento.

La ayudé con sus maletas y las cosas que lleva siempre para los shows y, como eran pasadas las dos de la mañana, ya no quedaba gente en el recinto y todo estaba oscuro, aprovechamos el camino, para intercambiar algún beso y caricia sin preocupación.

Menos mal que no había dicho nada del celular, pensaría que lo tenía en el bolso o vete a saber.

Lucero
Cuando llegamos al estacionamiento, efectivamente, como dijo Manuel, nos estaban esperando todos.

Mi mamá y Toño ya estaban por abalanzarse a hacerme preguntas, pero, antes de eso, Manuel se apresuró a hablar.

-Nos vamos a quedar en un hotel y el lunes volaremos a Miami, si se quieren regresar a México, bien y si prefieren quedarse aquí, lo que gusten. Lu, Joss y yo nos quedaremos en el hotel La Quinta.

Manuel llamó a Joss para que se subiera en el auto delante con Palillo, su asistente, subió mis maletas al auto y me abrió la puerta para que me subiera. Todos se quedaron atónitos mirando pero nadie dijo nada.

La verdad yo misma me sorprendí, Manuel no era muy autoritario que dijéramos, supongo que con el paso de los años la gente se ve obligada a cambiar y a hacerse más fuerte y eso fue lo que le paso a él.

Después se subió él y lo único que fui capaz de decirle en un susurro casi inaudible fue "gracias". Le di un rápido beso en los labios, apoye mi cabeza en su pecho y me dormí.

Llegamos al hotel y estaba tan dormida que ni me enteré. Manuel me cogió en brazos y me subió a la suite que, mientras íbamos en el coche, había reservado para nosotros.

Su asistente se encargó de las maletas y Joss se quedó en la habitación de al lado. Manuel me dejó en la cama y fue a buscar las pijamas.

Cuando lo personal afecta lo profesional 🥹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora