capítulo ocho

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⚜️ ALMA ⚜️

"Lucía angelical, pero su alma era como los oscuros pecados de los demonios"

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"Lucía angelical, pero su alma era como los oscuros pecados de los demonios"

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Alicia perdió el miedo a muchas cosas en una edad muy corta donde la inocencia, el alma y la vivacidad del mundo se le fue arrebatado con una dureza que ni el peor ser merecía.

La oscuridad fue su compañera en su corta vida, acompañándola en cada paso, en cada despertar y en cada ensoñación. La soledad su mejor comodidad abrazándola del caos cuando más lo necesitaba.

Pero en ese mismo instante le tenía pánico a la oscuridad y agobio a la soledad donde ella era su único soporte a la tierra, evitando caer en la locura que estaba por dejarse ganar en aquella batalla mental que llevaba en ese instante.

Ella había perdido la noción del tiempo y por primera vez anhelaba salir y sentir los furiosos rayos de sol o los golpes del viento en un día nublado, pero todo aquello era solo un perdido anhelo que fue eclipsado por la maldad de su propia sangre.

Era consciente que la única debilidad de los Mikaelson capaz de acabar con ellos eran los mismos Mikaelson.

Donde la perdición de su respirar sería arrebatado por los crueles pensamientos de su antepasado, del monstruo que no solo la atormentaba a ella en esos momentos sino a su familia. La cabeza del clan Mikaelson, el creador de esa familia, el inicio de su fin.

Aquel que le helaba la sangre en el instante que la puerta fue abierta y el llanto de la misma por la falta de aceite en las bisagras produjo que los vellos se le erizara.

Podría fingir valentía, pero todo rastro se le fue quitado minutos tras minutos durante sus largas horas de tortura, de llantos y gritos robados.

—Creí que te habías desmayado, no escuché tus lloriqueos detrás de la puerta —comenta con la diversión en cada palabra—. Oh, cierto. Por más que quisieras hacerlo, no podrás.

Las manchas de sangre goteando de su cabeza hacia su vista borrosa y tembló de impotencia cuando el hombre se le acerca hasta quedar frente suyo. Podía sentir los alambres de púa en sus muñecas clavarse más en su piel en el momento que quiso alejarse al verlo hacer un movimiento para acercársele más.

—Diría que siento mucho hacerte esto, pero tu voz realmente me es patética. —La daga acaricia su mejilla y cierra los ojos brevemente al sentir el ardor que producía el corte.

𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐀𝐍𝐄 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐑𝐈𝐇𝐘𝐁𝐑𝐈𝐃 | 𝐭𝐞𝐞𝐧 𝐰𝐨𝐥𝐟 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora