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Yoonie y yo teníamos la suerte de tener contactos alrededor de la ciudad, bueno no literalmente. Como ya alcanzábamos la mayoría de edad, no había problema, solamente que esos lugares eran reservados, asi que necesitabamos un contacto para poder entrar. Y ahí fue donde empezamos.
 
Un buen amigo de Yoongi —que resultaba ser el gorila del lugar—, nos dejó pasar sin problema alguno, dándonos entre los tres, sonrisas de complicidad. Yoongi había optado por vestir un short negro ajustado, que no dejaba mucho a la imaginación y una camisa con lentejuelas doradas, mientras que yo—que siempre he sido un poco más razonable—, utilizaba un jeans celeste y una camisa color melocotón, a juego con unos preciosos botines que recién había comprado por la tarde.
 
Y me sentía feliz, por alguna extraña razón. Era como si por primera vez en varios días pudiera ser otra persona, sin problemas y sin límites. No quería pensar coherentemente y me había planteado beber hasta el amanecer, sin pensar en la horrible resaca en la que caería el día siguiente.

El lugar parecía muchísimo más pequeño de lo que se veía por fuera. Las parpadeantes luces de neón iluminaban el lugar conforme la música subía de volumen. Alrededor de la pista de baile—donde había decenas de personas moviéndose al ritmo de las canciones—, las pequeñas mesas, los sillones de cuero y la barra donde se servían las bebidas, estaban completamente a reventar. Al ver que no cabía ningún alma, Yoongi me ofreció subir a la planta superior, donde había menos gente pero el ambiente era exactamente el mismo.
 
Después de haberle sacado la vuelta a las personas, y finalmente haber subido de dos en dos los escalones, tomamos asiento en un mullido sillón de cuero negro, en un rincón no tan apartado de las escaleras. No quería quedarme sentado toda la noche, y como tampoco yo iba tener la iniciativa de buscar a alguien para bailar—alguien que no fuera Yoongi —, preferí bajar por un trago.
 
—¿No se te antoja algo de beber? —Le grité en la oreja a Yoongi, gracias al volumen tan estruendoso de la música, que incluso vibraba en nuestros estómagos—.

—¡No! ¡Gracias, pero no tengo sed! —Me gritó él de regreso. Apenas y podía entenderle, pero gracias a que tengo práctica leyendo labios, pude descifrar qué era lo que decía—.
 
—¡Está bien! ¡Yo iré abajo a tomar algo!
 
—¿Qué? ¡No entendí!
 
—Abajo —Le hice señas con la mano para que pudiera entenderme—. Iré por una bebida.
 
—¡Ah vale! ¡No te tardes!— Asentí con la cabeza y me incorporé, intentando pasar entre toda la gente, en relidad los iba empujando. No es como si alguien me estuviera prestando atención, de todos modos. Volví a bajar las escaleras de dos en dos y atravesé sin prisa alguna la pista de baile, caminando justo por el medio. Me senté sobre el taburete forrado de blanco y me volví hacía el barman, que se encontraba de espaldas hacía mi.
 
—Dame un Daiquiri de durazno, por favor.

—Enseguida —contestó, volviéndose hacia mí y echándome una mirada rápida, mientras yo miraba hacia otro lado. Después él añadió—. ¿No eres muy joven para eso?
 
Entonces me giré para mirarlo, y lo reconocí en seguida.—¿Doyun? ¿Qué haces aquí? —Pregunté en estado de shock. Mi noche loca y salvaje, alejada de problemas y preocupaciones no incluía a Doyun ni a ningún otro conocido, exceptuando, obviamente, a Yoongi —. Él se río un poco. Un risa cálida y relajada que puso a mis rodillas temblar en... ¿Qué rayos?
 
—Linda forma de saludar. También yo te he extrañado.
 
Sacudí levemente la cabeza. No tenía ninguna intención de despeinarme, mucho menos en estos precisos momentos.
 
—No me refería a eso. Quiero decir, ¿tú? ¿trabajando? Por favor, eres rico, no necesitas trabajar.

—Te equivocas —Dijo entregándome la bebida naranja. Espere a que el continuara hablando—. Mis padres son los que tienen dinero, no yo. He trabajado aquí durante cada verano desde que entré a la universidad.
 
—Es una sorpresa encontrarte aquí —Admití, sonriéndole—. Es que, vaya, te ves tan... tan real.
 
—¿Quieres decir que todos estos años he sido para ti como un robot? ¿O mejor un muñeco?
 
Sentí como mi cara comenzó a cambiar de color y sabía que estaba completamente rojo a su vista. Él se rió aún más fuerte.
 
—Quiero decir que pareces más normal —Añadí, intentando arreglar mis declaraciones un poco—.
 
—¿Por qué...?

Doyun fue interrumpido por dos chicas de cabello rojizo que pedían a gritos unas margaritas. Me despedí de él, sacudiendo mi mano en el aire, y aún sentado en el taburete, me giré, dándole un pequeño sorbo a mi bebida. Gruñí—. No le ha puesto ron. ¿Cómo puede ser esto un Daiquiri sin ron? Esto es demasiado...
 
—¿Hoseok? ¿Acaso eres tú?
 
Preguntó alguien por enfrente de mí. "Maravillosa noche salvaje alejada de conocidos. ¿Acaso no había otro club en la ciudad, o qué?", pensé. Levanté mi vista para ver de quien se trataba y casi me da un infarto al corazón al ver que era nada más y nada menos que Jungkook.
 
—¿Jungkook?

—El mismo —Me levanté, dejando mi bebida sobre la barra y dándole un fuerte abrazo. Él usaba un jeans roto ceñido, una camisa y un chaqueta negra, también unos pendientes negros —. ¿Qué pequeña es esta ciudad no? Tengo menos de cinco minutos de haber llegado aquí y ya me he topado con Jimin y Taehyung ... Taehyung. 
 
Taehyung estaba aquí.
 
En el mismo club que yo.
 
Que maravillosa noche la mía.

Corazón ciego [vhope] ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora