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Mirando en dirección contraria a lo que era su destino Albafica considero ciertamente la idea de cambiar de rumba. Conocía perfectamente a dónde iba el camino que estaba por tomar y a quien encontraría.

Él paso del tiempo hizo lo que tenía que hacer. Albafica cumplió su palabra y con la armadura en la espalda, algo de ropa,las indicaciones que le dió Shion y el suficiente dinero partió a su camino. Su misión personal que duraría seguramente bastante tiempo, no tenía una idea fija del tiempo que estaría lejos del santuario, tampoco le molestaba o importaba. Se concentró en lo que sería su nueva responsabilidad.

Él primer joven que tomaría su destino a partir de la nueva estrella sería un muchacho de 11 años, pareciendo huérfano. Albafica con cada uno fue directo, no era una obligación, habría mucho riesgos de muertes, si ellos deseaba ir con Athena debía ser su deseo de voluntad. Cada uno terminaba aceptando.

En ese camino Albafica se mantuvo viajando y regresando al Santuario por casi 2 años. Hubo momentos donde incluso estuvo bastante tiempo lejos de este. Pero en el transcurso conoció de diferentes maneras a varios jóvenes hombres y mujeres que le calentaron el alma. No importa la situación o lo arisco de Albafica pidiendo sana distancia cada uno se llenada de respeto y admiración dirigidas a Albafica, y como no, no faltando algunos de ellos, los más grandes e experimentados que incluso más allá de un respeto dejándose encantar por la belleza del Santo de Piscis.

Fue un viaje que le trajo bastantes sentimientos gratos al Santo de Piscis, desde poder al fin relajarse en presencia de externos hasta salir del templo disfrutando del aire libre. Cada que volvía al Santuario la presencia de una hermosa sonrisa en el rostro de Albafica se hacía notar bastante fácil.

— Te hiciste mucho a querer. — Una vez le llegó a comentar a Hasgard, él junto a Dohko eran quienes se encargaban de los entrenamientos de los nuevos aspirantes. En ese momento eran cerca de unos 20, más Teneo que ya era un Santo de Plata.

En ese momento Albafica caminaba en dirección a la vieja cabaña que le sirvió como hogar junto a su maestro. Shion le había dicho que de momento descansará, ya había hecho bastante. Se mantuvo unos días en su templo y otros días apoyando en los entrenamientos de los jóvenes aspirantes.

Ahora, con la afirmación que volvería a la vieja cabaña por un pequeño período del tiempo la curiosidad consumió a Piscis cuando recordó la dirección en dónde estaba Minos de Griffon. Curioso por el estado actual en el que debería estar el albino tras bastante tiempo sin saber noticias o información de él. A juzgar por eso, pensó que debería haberse portado bien pero no considero que estuviera de más revisar. No ganada nada negando que así no fuera por el más grande genuino afectó por el espectro, tenía interés de verlo nuevamente.

— Un gusto. ¿Minos se encuentra por aquí? Dígale que soy un viejo conocido. — Al entre un pequeño grupo de mujeres le dió la bienvenida, haciéndole un gesto para qué se sintiera cómodo y pasará.

— Nuestro señor si se encuentra. Pero debemos saber qué será lo que espera de él. — Una de las chicas dijo, parecía buscar la presencia de una Caja de Pandora cerca de Albafica hasta que la encontró. Reconociendola fácil, otra chica, que recordaba a Albafica de su primera visita intervino.

— No seas grosera. Recuerda que él es de confianza. — Dicho esto, fue a llamar al albino. Minos apareció sonriendo galante y firme sentándose frente a Albafica.

— Un gusto verte. — Hablo Piscis. — Lamento si te tomé por sorpresa, pero pasaba por aquí y me dió curiosidad ver qué tanto ha cambiado este lugar.

— Al contrario, me es muy agradable que decidieras venir. Tus compañeros han venido cada cierto tiempo a custodiar por lo que, ninguna preocupación deberías tener en ése sentido. Todo está en orden. Aunque, me dijeron que tomaste la decisión de dejar el Santuario un tiempo, eso me sorprendió. — Expreso. Fue rápido al hablar, pero Albafica está vez no se molestó, todo lo contrario, fue sarcástico al responder.

— Que lindo que preguntes por mi. Aunque viniendo de ti no sé si eso es un halago. — El espectro soltó una carcajada. Inclinándose en su asiento mientras pedía un poco de vino para ellos 2.

— Espero no te moleste beber.

— Ya lo he hecho. Y soy resistente, por lo que, yo que tú no entiendo nada raro. — Ampliando su sonrisa el espectro se recostó en su silla. Rememorando porque Albafica desde el primer momento de verse le pareció tan exóticos y bello, porque le provocó tanto deseo. Lamiendo sutilmente sus propios labios.

— Hecho. Y… ¿Tuve que ver algo en esa decisión tuya? Por lo que recuerdo de nuestra última conversación yo diría que sí.

— No te sientas tan importante. — Le bajó los humos rápidamente aunque la realidad no fuera tan alejada de eso. — Pero digamos que, si me tuviste pensando un tiempo. Sólo diré eso de todo el tema.

— Como desees. — Minos no necesitaba confirmación para saber qué fue así. Empezando a servir el vino, a su vez empezando su nueva conversación dejando ese tema a un lado y conversando más los últimos meses. Intercambio de palabras sutiles mientras los diferentes empleados del local se mantenían lo suficientemente alejados. Hasta que la conversación terminó.

— Debo decir que me alegra ver cómo has demostrado que tu palabra era cierta y aprovecharas ésta oportunidad. Pero bueno, debo retirarme.

— Déjame acompañarte. — Rápidamente se paró, siguiendo a Albafica a la puerta. Dejando una pequeña y sutil mirada para indicarle, o más bien, dejarle una advertencia a varios que no se acercarán. — Espero puedas volver a visitarme, Exótica rosa.

— Lo consideraré. — Cuando estaba por despedirse el Albino sujetó su brazo, pasando esa misma mano por su rostro, usando un movimiento rápido para besarle la mejilla.

Un acto que primero dejó a Albafica sin la capacidad de reaccionar. Fue como un shock a sus sentidos, no solo por lo rápido del actuar de Minos, si no por lo poco desagradable que le pareció. Reaccionando cuando Minos lo sujeto detrás de la cabeza y le beso los labios. Dulce, parecía tratarlo como si besara porcelana.

— ¿Qué estás…? — Cuando pudo empujarlo Minos sonreía triunfante, Albafica sin embargo llevó sus manos a su labios sintiendo su corazón latir. Se encontraba confundido porque era un sentimiento que reconocía y solo una persona le provocó. No creía haberse enamorado Inconscientemente de Minos pero ese beso le dejó atormentado.

— ¿Qué pasa? Siempre lo deje en claro, me encantas Albafica de Piscis. Eres un hombre único, me resulta un deleite solo verte. Y me encantaría que fueras mío. — Minos movió su mano para acariciar el cabello de Albafica, bajando a sujetar su mano y moverla de tal modo que pudiese besarla. — Como llevo deseando hacer eso.

— Eres un… — Apartando su mano apretó la contraria. Sujetando su pecho a punto de darse media vuelta para irse. Pero, la razón del porqué su pecho latía tanto con Minos le impidió moverse y ese no era lugar para averiguarlo.  — Te voy a dar una dirección. Estaré en una cabaña por un tiempo, quiero que mañana estés allí conmigo. Necesito sacarme de esto que me estás haciendo sentir de encima. — Muy interesado Minos prometió que no faltaría.

Otro camino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora