Conocía bien lo que era estar enamorado, lo que era el placer tanto físico como el de estar con una pareja, nunca espero que Minos, ese patán de primera mano, a quien claramente no conoció de las mejores formas, estuvo reacción a tratar hasta que logró encontrar un punto de inflección dónde fue capaz de bajar las barreras, congeniando de una mejor manera a lo esperado, sea capaz de provocarlo dentro de él. Apenas lo beso su corazón saltó dentro de su caja torácica, por más descabellado que suene Albafica estaba seguro que lo sintió tocar su pecho de un sólo latido.
Permitiéndose apresurar el paso sin importar quién pudiera estar de frente Albafica deseada cuanto antes entrar a la seguridad de su cabaña pará reposar sus pensamientos. Calmarse del estado errático de su pecho y calmarse antes de la llegada de Minos a él nuevamente como lo había solicitado.
Albafica podía decir en qué momento le ganó paciencia y confianza al Espectro pero no podía responder a en qué momento se enamoró. Y al igual que con Kardia, no fue capaz de tomar responsabilidad de su propio corazón si no por el contrario, tenía que responder cuando ya era tarde y otro se adelantó. Aún le faltaba cierto caminó en relaciones interpersonales por lo visto.
Albafica suspiro. Cuando por fin estuvo en su hogar de infancia, dejó todo en su lugar, llevando ambas manos a su rostro sobre analizando toda la situación. Respirando hondo mientras llevaba sus manos a sus piernas, ya con la respiración calmada.
Estada consternado. Bastante. Nunca pudo negar que saber más de Minos en su momento le llegaba a generar curiosidad, incluso llegó a pensar sobre eso en algún que otro momento. Rememorando varios momentos que convivió con el espectro, la visión que tenía de ellos cambió aunque sea en lo más mínimo, y Albafica tuvo que admitir que, si, se había enamorado. Riendo irónico detalló el lugar, el paso del tiempo le afectó también porque se notaba descuidado. Se notaba que nadie había cuidado de esa vieja cabaña en años, así que, para relajarse en lo que llegaba Minos busco arreglar lo más que podía. Sabiendo que necesitaba tener una larga conversación con el espectro.
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Caminando con un semblante de duda a cada paso. Minos hizo lo pedido, de cierta forma no le sorprendía el lugar donde estaban. Ni lo difícil que era caminar por las rosas y lianas en todo el camino acompañado por un fuerte dulzor, seguramente por la gran cantidad de flores juntas en un solo lugar. Cuando estuvo al frente de la caballa interesante fue su reacción al notarla, había una lápida no a una muy grande distancia y toda la estructura estaba rodeada de flores.
Tocando la puerta Minos espero, siendo recibido por quien esperaba.
— Gracias por venir. Lamento que reaccionara así. — Ofreciéndole un asiento lo guío a la sala, sentándose frente a él. Alzando la mano para callarlo una vez Minos estuvo a punto de hablar. — Quiero irme al grano está vez, porque ya dejaste en claro que te intereso en más de una ocasión.
— Bueno. No sé me conoce por discreción.
— Desgraciadamente. Y bueno, la verdad estoy bastante confundido porque parece que, no sé cómo, pero me lograste enamorar lentamente. — Minos si bien no podía ocultar su gusto de escuchar eso, tampoco podía ocultar su sorpresa.
— Sigue.
— En nuestras conversaciones conocer de ti me ayudó a tratar de entenderte. Supongo que allí fue donde empezó esto. De haberme rodado ese beso antes te hubiera partido la cara, ahora… Bueno. Ya sabes la respuesta.
— Creo que me alegra escuchar eso. — Bando un paso al frente se levantó para tomar asiento junto a Albafica, acariciando su rostro suavemente, a lo que, Albafica torció la mirada pero aceptó el gesto del espectro. — Ya dije lo que siento así que… — Acercando el rostro solicitó otro beso, que lentamente fue respondido por Albafica, levantando el rostro pegando sus labios a los del Albino en un beso lento.
Con el pasar del rato y el beso de hacía más fuerte, Albafica llevaba sus manos al pecho del albino, acariciando lentamente hasta rodear su cuello. Minos termino moviéndose para caer sobre el cuerpo de Albafica apoyándose en el mueble que tenía en su sala. Sus labios eran como los imagino, un deleite dulce y gratificante.
Pero Minos quiso más. Alzando sus brazos para quitarse la camisa y chaleco que tenía encima, detallando la figura del hombre debajo de él.
— Supongo que esto nos hace amantes ahora. Puedo quedarme unos 2 o 3 días los 2 aquí solos, luego de eso ¿Que te gustaría mi exótica rosa? ¿Que deseas que hagamos los 2 junto?
— No lo había pensado. — Extendiendo los brazos, nuevamente acercó su rostro al de Minos más sin llegar a besarlo. — Aún no tengo planes de dejar mi armadura, se que lo haré tarde o temprano pero este no es el momento.
— No quiero una relación a distancia. Eso sí que no. — Puntualizó. Albafica quiso reír. Besando castamente el rostro del espectro. — Uhmm. Quiero hacerte mío. ¿Es molestia?
— Adelante, con mi primer amante tampoco tardamos mucho. Luego podemos pensar en como llevar una relación.
— Amo que me hables de esa forma, exótica rosa. Pero, te advierto que puedo ser celoso y no quiero saber nada de quien tuvo el privilegio de tocarte primero. — Riendo, Albafica lo llevo al cuarto que usarían. Quitándose la ropa sin esperas ni tampoco titudeos.
Al estar desnudos de pie se abrazaron. Bandose el beso más largo que ese día compartirían. Apesar de ser de una constectura delgada, o inclusive androgina una cosa que podía decir que amaba era su cuerpo tan marcado por hermosos músculos.
— Ahh... — Albafica gimió lentamente, Minos había soltado sus labios para besar su cuello sujetando expertamente sus zonas erógenas. Quería más, quería más de sus gemidos. No obstante también quería placer.
— ¿Me la chuparias por favor? — En su oreja pidió. Gimiendo sonoramente cuando lo complajo, Albafica se puso de rodillas enredando ese miembro largo y blanco en su boca, siendo capaz de ingerirlo casi en su totalidad moviéndose para el gusto del espectro. — Por mi señor eres experto. Esa boquita es tan perfecta como su bueño. — Exclamó. Su mano derecha se posó en la nuca de su nuevo amante, embistiendo la boca de Piscis con su miembro gustoso de su trato que no parecía cerca de cansarse.
De ser por Minos le regalaría un buen orgasmo en el rostro, pero Albafica no parecía a gustó con la idea. Él Santo de Piscis se separó de Minos apoyándose en la cama de forma que su cabera estuviera expuesta.
— Me toca a mi pedir, y si no te molesta, me gusta dominar un poco. Se cuidadoso al lubricarme o ya sabrás las consecuencias.
— Estaré gustoso de la idea, mi rosa exótica. — Bien dijo que no quería saber del primero en la vida de Albafica pero tenía que envidiar al desgraciado por sacar todo la experiencia y Libido del cuerpo de Albafica, parecía un completo experto. Cosa que, iba a aprovechar bastante bien.
Tras jugar el tiempo suficiente con su culito, Minos saco sus dedos que estuvieron jugando dentro de su nuevo amante el tiempo suficiente, reemplazandolos con su miembro, entrando de un sólo golpe que empezó un vaivén rápido y obsceno de embestidas. La resistencia de Albafica era buena, Minos sentía que pudiera estar toda una noche con él por horas. Fuerte lo sujetaba de la cabera y la estampada contra si, estaba en un éxtasis que culminó con un orgasmo fuerte de parte de ambos.
— Aprietas rico. Eres hermoso. — Dejándose caer, sin salir de su posición Minos abrazo a Albafica por la espalda. Sintiéndolo acomodarse junto a él. — Y es solo el primer día.
— Lo sé... ¿Sabes? Hazme sentir que valdrá la pena este otro camino. ¿Cómo quieres llevar está relación?
— Opciones existen bastantes. Tu solo dime la más adecuada para ti, porque yo relación a distancia no deseo, así me toque ir otra vez a ese santuario y proclamarte mío frente al borrego. — Y Albafica sabía que lo decía enserio.
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Fin.
No prometo epílogos, pero lo estaré considerando.
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Otro camino.
FanfictionSus acciones no fueron del todo las correctas, se podría decir que dejo llevar por el ego y la ambición que el joven profesada. Minos le dio su lealtad a Alone, y el le perdono la vida envíalo a un pueblo humano al momento de la guerra terminar. El...