Cuando mamá me dejó en la escuela quise gritarle que se olvidaba de mi beso de despedida pero recordé que días atrás Juan se había burlado de mí y lo pasé por alto. Al terminar el colegio esperé pacientemente que mi madre fuera a buscarme pero nunca llegó. En su lugar fue papá. En el camino a casa le conté todas las cosas que había hecho en la escuela pero él simplemente guardó silencio y al mirarme abría mucho los ojos como si intentara no llorar. Al llegar a casa corrí a buscar a mi mamá pero no logré encontrarla. Papá me tomó de la mano, se sentó a mi lado y entre lágrimas me dijo que ella no volvería, que se fue a un viaje eterno para descansar. En la escuela muchas veces nos hablaban de ese viaje, le llamaban muerte. Tal vez papá no se sabía esa palabra y buscaba sustituirla por otra. Yo me sentí triste... muchísimo. Mamá se había ido a ese viaje sin mi beso de despedida. ¿No sé sentiría muy sola y triste dónde estaba? Mi corazón dolió mucho; como cuando te ponen una inyección para que mejores del catarro. Intenté sentirme mejor pero no lo logré. Parecía ser el día de la tristeza. Cuando volví a la escuela todos me decían 'lo siento mucho' como si una disculpa lo arreglara todo. A la hora del recreo busqué mi merienda y comprendí que papá la había olvidado. Sentí unas inmensas ganas de llorar. Extrañé a mamá, su beso de buenas noches y su alegre sonrisa de buenos días; su delicioso almuerzo y su olor a rosas. Unas lágrimas rodaron por mis ojos sin poderlas contener. Juan se burló de mí 'los niños no deberían llorar', decía. Yo simplemente lo ignoré porque a fin de cuentas, los niños tampoco deberían perder a sus madres.
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Manual para leer en las noches
RandomMisterio, amor y humor en un mismo libro. ¿Qué más se puede pedir? Te invito a que dejes volar tu imaginación con esta recopilación de cuentos.