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Un desliz de una noche, terminó llevando los sentimientos, que ambos se encargaron de ocultar durante años, a otro nivel. Ella moría por él. Él moría por ella, pero le ganó la cobardía y cuando se dió cuenta que era ella su persona, ella y...
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A M I G O S
CAPÍTULO DIECINUEVE. “ QATAR ”.
Desperté a un lado de Nahuel, lo miré y recordé la hermosa noche que habíamos pasado juntos. Esa noche luego traería muchos buenos recuerdos, de eso estaba segura, por eso mi sonrisa ensanchada. Junté las sábanas para taparme y salir de la cama, dejando en pelotas a mi novio, quien dormía culo para arriba, no pude evitar reír al ver lo plácido que dormía a pesar de casi haberlo lanzado al suelo al quitarle las sábanas. Nahuel no solía tener el sueño tan pesado, tal vez fue la noche la que lo había dejado exhausto.
Caminé hasta mi ropa interior para poder cambiarme y continuar con mi caminata hasta el baño, no sin antes robar la remera y tapar un poco a Nahuel, no vaya a ser que entre alguna de mis amigas a mi habitación y vean a mi novio totalmente desnudo.
—¿A dónde vas, gordi?.— un murmullo salió de sus labios, poco entendible gracias a que se encontraba boca abajo con mitad del rostro aplastado en la almohada.
—A bañarme amor.— contesté, rápidamente Nahuel saltó de mi cama dejándome ver toda su anatomía y cuerpo bien marcado.
Las ganas que tenía en ese momento de brincar encima suyo y comerle la boca estaban apoderándose de mí, hasta que recordé que Giuliana y Morena ya estaban en casa, no como ayer que decidieron salir a festejar su soltería, sin mí. Mordí mi labio apoyándome en el marco de la puerta, aunque se encontraba abierta de par en par, sabía que si alguna de las chicas despertaba no iban a poder ver a Nahuel, no del todo.
—¿Te gusta lo que ves?.— preguntó acercándose peligrosamente. En un movimiento cerré la puerta detrás mío, Nahuel a veces podía ser terrible impulsivo.— Mira tranquila que soy todo tuyo.— susurró en mi oído cuando capturó mi cintura con sus grandes manos.
—Están las chicas.— murmuré antes de dejar que un suspiro se me escapara.
—Están re dormidas gordi, total no hacemos ruido.— solté una carcajada cuando me alzó para que terminara enrollando mis piernas en su cintura.
—En otro momento Nahuel, anoche me reiniciaste el software, ¿Te acordás?.— mi novio sonrió con orgullo.— Además quedamos en ir a comer a lo de Angelito, y ya estamos tarde.— besé sus labios cortamente, no vaya a ser que se aproveche del momento y termine otra vez debajo suyo.
—Entonces me baño con vos.— se encogió de hombros una vez que me bajé de arriba suyo. Negué con mi cabeza rápidamente.
Ante su puchero mordí mis mejillas para no sonreír.— Bueno está bien, pero no vamos a hacer nada raro.— lo señalé mientras agarraba dos toallas.— Vestite.
