Lugar seguro en un lugar peligroso

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CAPÍTULO 34...

~LUCERO~

Cada vez más tenía ganas de desaparecer de la faz de la tierra al estúpido de Alonso. Pero claro tenía que volver Mijares a interponerse en estos asuntos. No se como no lo recordé.

Lo raro aquí, fué cuando Fred llegó. Lo veía raro, como sorprendido pero a la vez con rabia es extraño. Digo. Es casi casi imposible que supiera de que Manuel y su esposita eran muy buenos amigos antes

—Creí que estaba muerto!

—Ah pues no. No lo estoy. Algún problema? —responde Manuel con ese carácter de imbecil que siempre tenía en los negocios—

—Así que este hombre va a ocupar el cargo?

—Si —se me adelanta a hablar— Tienes algún problema con eso

—No —levanta sus manos— Ninguno. Lucero podemos hablar

—No ella no puede —volteo a ver a Manuel con enojo— Estamos en la junta. Lo que tengas que hablar, si se trata de la empresa lo harás delante de todos

—Tu a mi no me dices lo que tengo que hacer o no

—Hey a mi no me grites!!!

—Entonces no te creas el dueño y señor de la empresa que evidentemente no es tuya sino...

—Ya ya ya —interrumpo— Alonso —le acerco el documento de despido— Firma aquí y acaba de largarte de una vez

Alonso mira a Fred y Fred asiente. Manuel y yo no les quitamos el ojo de encima. Aunque no desconfío de Fred, si lo hago de Alonso. Pero éste fue recomendando por Fred así que tengo que estar a las vivas.

—Fue un gustazo, saber que te jodí la existencia —en un segundo Manuel lo agarra de las solapas hasta pegarlo en la pared—

—¡Con mi mujer no te metas!

—Manuel! —voltea a verme— Eso está de más. Déjalo ir —suavemente lo suelta en lo que camino a la puerta abriéndola solo para el que sale molesto— Ahora podemos continuar como personas civilizadas?

—Eso dígaselo a su... que son?

—Bueno ya tu también —ambos hombres asienten, los demás parecían estatuas en esta sala, y agradezco que así sea— Fred porfavor diga lo que tenía que decir.

~~~

Entramos Manuel y yo a la oficina medio que discutiendo. Se comportó como el típico marido tóxico que no quiero tener ni en mis sueños

—Pero es que no tenías que hacerlo —coloco todo en el escritorio— Me pusiste en una situación verdaderamente complicada. Y te hiciste ver como un animal, Mijares.

—Es que me calienta la sangre al ver como te mira y como se dirige a ti sin importarle quien eres y donde está. —habla seriamente enojado— Entonces también el otro estúpido. Se cree que tiene todos los derechos en este lugar y en ti.

—Manuel ya basta

—Lucero actívate. Este tipo no me da buena espina

—Es que a ti ningún hombre te va a dar buena espina. —levanto un poco mi voz— Odio los celos momentáneos que te caen.

—Siento que te va a hacer daño carajo

—Lo conozco carajo! Es un buen tipo

—Y Carlos Mayer! —frunzo el ceño— Decías lo mismo de él.

Aquella Locura?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora