Ya no tenía nada que ocultar, era momento de dar el siguiente paso con Luna.
Me cambiaría de departamento, buscaría un lugar alejado donde pudiera estar solo con mi Luna, ella tenía un contacto en vienes raíces que me ayudaría.Era momento de cambiar.
—Tienes un bonito departamento, Sebastián —comentó Luna con esa tierna voz, sentándose en mi pulcra sala—. Creo que no lo había visto bien —mencionó casualmente—. Como no me traes mucho por aquí...
Desde un principio no quise que la pureza de mi chica, se viera manchada por algo que pudiese encontrar ahí, por ello solo la llevé un par de veces.
—Lo siento hermosa, pero no soy bueno siendo anfitrión. —Me acerqué para darle una taza de café—. De todas formas, recuerda que me mudaré.
—Cierto, ya hablé con mi amiga, y este fin de semana puede mostrarte algunos departamentos —comentó entusiasmada—. Si quieres, puedo acompañarte...
—Lo siento pequeña, pero tendremos que esperar hasta el lunes, tengo mucho trabajo el fin de semana...
—Pero es Halloween —soltó una risita divertida, dejando la taza en la pequeña mesa frente a nosotros—. ¿Qué no van a salir a pedir dulces? ¿Un descanso tal vez? —interrogó sentándose en mi regazo.
¡Por dios santo! Lo que esa mujer provocaba en mí, era incomparable. Y yo seguía siendo un maldito afortunado.
—No bonita, ya te había comentado que no podría estar contigo —acaricié su hermosa melena castaña, era tan suave como su piel—. Pero el domingo por la noche podremos vernos, para ese entonces ya estaré libre.
—De acuerdo —aceptó inclinándose para besarme.
Me levanté con ella en mis brazos y la llevé a mi habitación; besaba y acariciaba cada centímetro de su hermoso cuerpo, me gustaba tenerla en mis brazos, sentirla mía, porque las cosas habían cambiado y cuando quería estar con ella en la intimidad, me dejaba todo el poder a mi, hacía lo que yo quería y ella aceptaba complaciente.
Pasamos una noche apasionada, me vi tentado a asfixiarla varias veces, pero de último momento me detuve, gracias a que sonó mi celular, Leo siempre llamaba en el mejor momento.
Al despertar no la encontré en mi cama, lo que me resultó extraño, pues habíamos acordado que yo la llevaría a casa, solo encontré una nota en mi buró, donde anunciaba que nos veríamos el domingo a las siete en punto.
Era momento de cerrar con broche de oro mi pasado, dejar atrás lo que un día tanto me llamaba y que ahora solo quería enterrar en lo más profundo de mi mente.
Rápidamente me duché, tomé un desayuno ligero y salí al trabajo, no me podía quejar, tenía un buen sueldo que me permitía pagar toda la ropa de marca que usaba, así como mis pequeños caprichos en la barberia; pues me gustaba manejar una imagen pulcra y limpia, lo que era el mejor gancho para atraer a las chicas.
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Luna
HorrorHistoria corta. Sebastián es un hombre sumamente atractivo, posee una belleza natural que hipnotiza a cualquier mujer que pasa a su lado, al ser consciente de ello hará uso de sus encantos para obtener lo que quiere, satisfaciendo su exquisito secre...